Julio César es un proyecto que está en mí desde hace mucho tiempo. Hace aproximadamente doce años que la adapté y hace más o menos ese tiempo que la leímos con Moria y otro elenco en el ciclo Teatrísimo en beneficio para la Casa del Teatro. Desde ese día siempre me persiguió el deseo de concretarla con Moria a la cabeza, porque desde que adapté la obra, Moria era Julio César.
Por primera vez, Moria comparte su estelaridad dentro de lo mediático, lo popular y lo comercial con algo de nicho cultural. Siempre tuve claro que quería que lo único que fuera disruptivo en la construcción del elenco fuera Moria. Las demás tenían que ser artistas legitimadas dentro del establishment cultural: por eso, la elección de Marita Ballesteros, Malena Solda, Payuca, Alejandra Radano, Mario Alarcón. La experiencia es fantástica. Primero, por todo lo que significa Moria que es un personaje absolutamente icónico. Por el otro lado, porque en mi versión al hacer un trastoque de géneros (los personajes masculinos son actuados por mujeres y los femeninos por hombres) se genera una especie de línea de tensión dramática, aunque no se hable de género.
La mayoría de los hombres que están luchando por el poder se besan entre ellos a escondidas de sus mujeres. Es un lujo trabajar con Moria por su profesionalidad, por su nivel de pasión, de pragmatismo. Ella tiene algo super horizontal, a la hora de trabajar y deja todo lo que ella significa en el afuera, en la puerta del ensayo. Cuando entra es una más de ese elenco de diez. No hay fenómeno similar en el San Martín de venta anticipada de entradas de toda una temporada. Fue también inaugurar un teatro, es llamarnos para representar a Argentina en el Teatro de Mérida. Cada fin de semana es una fiesta explosiva en Mataderos.
Informe: Adrián Melo