Referentes feministas denuncian que la pobreza sigue siendo feminizada e infantilizada. Se basan en las últimas cifras dadas a conocer por el Indec que dicen que una de cada dos personas menores de 14 años son pobres en la Argentina. “Desde siempre el feminismo hizo hincapié en las desigualdades económicas”, dijo a Página|12 Virginia Franganillo, socióloga.
El último paro de mujeres y diversidades en Argentina tuvo como principal propuesta que “el endeudamiento lo paguen los que la fugaron'', pero la agenda también estuvo marcada por la búsqueda de la remuneración a las tareas de cuidado y la igualdad económica. “Esta discusión debe no solo darse dentro del feminismo sino en la sociedad zrgentina toda, incluso dentro del parlamento”, remarca la socióloga.
Virginia Franganillo, María Rosa Martínez, Juliana Marino, Norma Durango, Nelly Minyersky, Marcela Durrieu, María del Carmen Bianchi, Bety Mirkin, María del Carmen Feijoo, Any Cafiero, Zunilda Valenziano, Adriana Rosenzvaig y Susana Sanz se dirigen a la sociedad argentina a través de un manifiesto.
Denuncian la invisibilidad del trabajo femenino en la esfera doméstica, reclaman políticas para conciliar la vida laboral y familiar, exigen democratizar los roles de cuidado entre varones y mujeres dentro del hogar y demandan al Estado y a las empresas la oferta de ámbitos de educación temprana desde los primeros días de vida.
“Estamos muy contentas con el lanzamiento del manifiesto, es una lucha muy larga”, aseguró la socióloga y añadió: “Es una deuda de la democracia. Siempre desde el feminismo asumimos las desigualdades que afectan a mujeres y niños buscando políticas que cambien la realidad”. “Está absolutamente demostrado que el cuidado y la educación temprana rompen el círculo de la pobreza porque igualan, estimulan y protegen”, dijo Franganillo.
En el manifiesto remarcan que en Argentina el 95% de la infancia de 0 a 2 años y el 60% de niñxs de 3 años no asisten a establecimientos educativos y de cuidado cuando estos deben ser “universales”. “Hay experiencia y evidencia científica acerca del valor de los cuidados y la educación temprana para el desarrollo cognitivo y emocional y su impacto diferencial en contextos de pobreza”, reza el manifiesto.
Apuntan a apoyar especialmente la educación temprana, entendida entre los 45 días y los 5 años, que tiene como principales involucrados a las mujeres pobres que quieren ingresar al mercado laboral y por otro a los infantes que ven su cuidado afectado porque no se lleva a cabo por servicios de atención especializada como son los jardines maternales.
“Muchas veces cuando las mujeres tienen que trabajar el cuidado queda designado a otras mujeres que acompañan en la maternidad pero que no tienen las herramientas para que les niñes se desarrollen correctamente, como pueden ser las hermanitas mayores”, explica Franganillo.
Entonces las políticas que reclaman no estarían solo destinadas a las encargadas de maternar sino al derecho del niñe que convive “en condiciones adversas, con escaso acompañamiento”.
La solución aseguran que es a través de inversión presupuestaria, generando una política central de la protección social de la niñez y de la democratización del cuidado, partiendo de la base de que es “una cuestión de justicia social”.
Reconocen que en estos últimos dos años hubo distintas políticas desde el Estado Nacional destinadas al sector, como la sanción de Ley de los 1000 días en 2020, la Reglamentación de la Ley de Contrato de Trabajo en 2022, en lo referido a la obligatoriedad de crear servicios infantiles en las empresas y recientemente la presentación del proyecto de Cuidados en Igualdad, que reconoce y promueve la educación temprana. Pero aseguran que “todos estos esfuerzos no han impedido que el mayor índice de pobreza sea el infantil” lo que lo convierte en una “verdadera catástrofe social” que debe “unir a todes les argentines”.
“La responsabilidad del Estado es decisiva y así lo reconoció el Parlamento argentino”, proclama el manifiesto y luego menciona diferentes leyes que “produjeron un avance conceptual y normativo extraordinario”, pero que “no llegaron a cubrir a las edades más tempranas con relación a la demanda”:
El manifiesto finaliza diciendo: “maternar es una responsabilidad que asumimos en libertad, pero en su más amplio sentido es 'protección' y le atañe a la comunidad en su conjunto y debe ser una virtud social para que ningún niño o niña crezca sin cuidado, respeto y amor”.