“Cambiemos explota o implosiona. En cualquier caso, el resultado es el mismo”. La frase que dispara el operador de uno de los caciques radicales más importantes del país tiene un blanco directo: Ernesto Sanz, padre de la alianza con Mauricio Macri y Elisa Carrió. Distintos líderes radicales le recriminan a Sanz haber colocado en la presidencia de la UCR a José Corral y luego desentenderse de la situación del partido. Sin peso propio, el intendente de Santa Fe no puede contener las quejas de los dirigentes disconformes con el armado de las listas para las legislativas de octubre. Capital Federal, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, los cuatro distritos más grandes del país, que suman alrededor del 70 por ciento del padrón, están en crisis por el “dedazo” macrista, que dejó al borde de una sublevación a los correligionarios más enfurecidos. Hoy al mediodía habrá una cumbre en un hotel porteño en el que le reclamarán a Corral y al presidente de la Convención Nacional, Jorge Sappia, que se modifique el esquema de negociación de las candidaturas para evitar el veto de la Casa Rosada.
El conflicto se mantenía oculto hasta que salió a la luz esta semana a partir del caso santafesino. El diputado y ex presidente del Comité Nacional, Mario Barletta, fue vetado por el PRO, pese a que contaba con una buena imagen en su provincia y se había alineado en los últimos dos años dentro del ala más macrista de la UCR. Si bien Corral llegó a la Casa Rosada con la propuesta de que Barletta encabezara la lista, se fue con la boleta encabezada por Albor Cantard, el actual secretario de Políticas Universitarias, también radical pero de perfil bajo y sin volumen propio en el partido. Cantard estará acompañado por Luciano Laspina, el macrista que preside la comisión de Presupuesto y Hacienda en Diputados y que se encamina a pelear por la gobernación en 2019. En esa pelea también está anotado Corral, que se excusó ante Macri de poner en este turno su nombre al tope de la boleta provincial por su cargo al frente del municipio. Más allá de los nombres, Santa Fe no es un distrito cualquiera. Allí gobiernan el socialismo y la UCR en una sociedad que lleva más de 10 años. El PRO junto al sector del radicalismo que conduce Corral apunta a romper ese frente que permitió derrotar al PJ en 2007 para formar Cambiemos y desplazar al PS de la gobernación. Los socialistas son una piedra en el zapato para el macrismo.
A la delicada situación en el litoral se suma un conflicto aún mayor en un distrito clave para Macri. Se trata de Córdoba, donde en 2015 el Presidente obtuvo el mayor porcentaje de votos de todo el país (incluso mayor que en Capital Federal). El PRO quiere imponer a Héctor “la coneja” Baldassi como cabeza de lista y desplazar al radical Diego Mestre, hermano del intendente de la capital Ramón Mestre, hoy el hombre más poderoso del radicalismo provincial y también aspirante a la gobernación en 2019. Tras conocerse la movida del PRO, Mestre convocó a los órganos partidarios (que maneja por amplia mayoría) y aprobó una declaración en la que ratificó la pertenencia a Cambiemos pero reclamó para la UCR tres lugares: uno para su hermano Diego (actual diputado y presidente de la comisión de Justicia) y los otros dos para Soledad Carrizo y Brenda Austin, dos diputadas radicales que integran su espacio. Tanto Carrizo como Austin podrían ir en segundo y cuarto lugar, para cumplir la ley de cupo, ya que el PRO no tiene mujeres que se destaquen en ese distrito. Sin embargo, la disputa central es por el primer lugar de la nómina. La sorpresiva decisión de José Manuel De la Sota de bajarse de la candidatura del PJ mejoró el escenario para Cambiemos pero otros factores también se combinan en el ajedrez cordobés. Hay dos radicales tallan a nivel nacional: Mario Negri, que preside el interbloque en la Cámara de Diputados y Oscar Aguad, ministro de Comunicaciones. Ambos están enfrentados hace décadas pero ahora los une la competencia con Mestre por el control de la UCR provincial. Tanto Negri como Aguad son potenciales compañeros de fórmula de Macri en una hipotética búsqueda de un segundo mandato presidencial. En Córdoba también hace ruido la buena relación entre Macri y el gobernador del PJ, Juan Schiaretti. En el ala peronista del PRO también hay quien se entusiasma con una fórmula Macri-Schiaretti en 2019, lo que pone los pelos de punta a los correligionarios cordobeses.
A la par de esos distritos grandes se encuentra el conflicto en Capital Federal. Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió se encargaron de borrar de un plumazo a Martín Lousteau, cerrándole la puerta de Cambiemos en la cara. Detrás de Lousteau venía la UCR, que ahora quedó al borde de una fractura: dos dirigentes históricos como Facundo Suárez Lastra y Jesús Rodríguez suenan para integrar la lista de diputados nacionales que encabezará Carrió, mientras que la institucionalidad de la UCR apoyará al ex embajador en Estados Unidos.
En Provincia de Buenos Aires el diputado Ricardo Alfonsín reclamó que se habiliten las primarias abiertas simultáneas y obligatorias pero ante la negativa de María Eugenia Vidal se autoexcluyó de las listas. Alfonsín viene hace meses integrando una corriente crítica al PRO y de cómo el radicalismo se está manejando dentro de la coalición. Si bien la lista todavía no está definida, el PRO quiere que el primer candidato a diputado que ponga la UCR sea Facundo Manes pero el neurocientífico no es un dirigente del partido y ningún sector está dispuesto a “pagarlo”. En la rosca partidaria “pagar” significa darle el lugar en la lista que le corresponde a determinado partido o sector.
Estos conflictos, a los que se suman otras provincias más pequeñas como Entre Ríos o Misiones, serán abordados en la cumbre del martes con Corral, en la que estarán invitados diputados y senadores. La lectura compartida es que negociando provincia por provincia, el macrismo no sólo digita qué candidatos quiere en las listas sino que, además, le va “comiendo” lugares. La preocupación principal es que la brecha entre el PRO y la UCR, que hoy es de un puñado de Diputados, se expanda a más de una docena a partir de octubre. “Si ahora que estamos parejos no nos consultan nada para tomar decisiones cuando el PRO tenga la mayoría parlamentaria en Cambiemos nos van a ignorar por completo”, advertía un boina blanca con los zapatos gastados de caminar por los pasillos del Congreso.