Dado que en siete años y medio no se pudo encontrar ninguna prueba de que a Alberto Nisman lo hayan asesinado --está claro por las pericias que fue un suicidio--, la fiscalía a cargo de Eduardo Taiano encaró para la colectora y un destino muy menor: junta elementos sobre un supuesto espionaje a la fiscal Viviana Fein que investigaba el caso de la muerte de Nisman. En realidad, esto último --que surgió de un exagente de inteligencia que trabajó con Patricia Bullrich-- ya está en otra causa y, por lo que declararon tres espías hasta el momento, no le hacían un seguimiento a Fein sino que esperaban encontrar a Antonio Jaime Stiuso, ex jefe de operaciones de la SIDE al que le abrieron un sumario por varias irregularidades, pero no lo podían notificar porque Stiuso dio en la Agencia Federal de Inteligencia domicilios en los que no estaba. En aquellos días, "El Enano", como le decían a Stiuso, estaba escondido y debía declarar en lo de Fein. En todo caso, llama la atención que de investigar un mega-complot para matar a Nisman, con la participación de un super-comando del que no hay rastro, pasaran a dedicarle máxima atención a una guardia de la AFI en la esquina del edificio del Ministerio Público.
Llamadas
Una cuestión sorprendente es que la fiscalía de Taiano tiene una hipótesis que indica que en el supuesto asesinato de Nisman participaron agentes de inteligencia o que algunos agentes tuvieron conocimiento. Por eso, citó casi cien exespías. La base de las preguntas que les hicieron y aún hacen a los agentes es por qué hablaron tanto por el sistema Nextel que tenían en ese entonces. La mayoría contesta que no se acuerdan o que, como siempre, hablaban con otros agentes de los que eran amigos, en especial los fines de semana cuando no estaban en las oficinas. Además, según dijeron, los jefes y todos los agentes debían estar en una especie de guardia pasiva sábados y domingos porque los jefes llamaban y pedían informes o trabajos.
Una vez realizadas esas preguntas que apuntarían a la muerte de Nisman, de inmediato viene la cuestión de si hicieron o no una guardia en la esquina de la fiscalía de Fein. Los tres agentes que dijeron que sí, señalaron que se buscaba a Stiuso. Incluso parece que hubo alguno en el sepelio del fiscal, pensando que el exjefe de Operaciones podría concurrir: Nisman-Stiuso fueron siempre más que cercanos.
Pero tal vez lo más significativo es que Taiano llamó a declarar a uno de los más importantes exjefes de la AFI, Fernando Pocino. Lo convocó para junio y declarará como testigo. Eso llama la atención porque siempre argumentaron que Pocino podría ser una pieza clave en todo lo que ocurrió aquel fin de semana de enero de 2015. Su llamado como testigo hace suponer que tampoco rige demasiado la hipótesis de que a Nisman lo mataron en el marco de un complot o guerra de servicios de inteligencia.
Esquina
El exmilitar vinculado a Bullrich que declaró haber pasado una noche en la esquina de la fiscalía de Fein abrió el camino para una nueva causa sobre espionaje ilegal. Ese expediente está a cargo del juez Sebastián Casanello, quien delegó la investigación en la fiscal Alejandra Mangano. El primer paso de la fiscal fue pedirle a Taiano las declaraciones de los espías, pero Taiano argumentó que regía el secreto por ser exagentes de Inteligencia. Por lo tanto, no se pueden extraer copias, aunque sí se puede leer el testimonio. Mangano quedó en visitar la fiscalía de Taiano, verificar si hay material de interés en esas declaraciones y, en ese caso, pedirá el levantamiento del secreto también para este expediente.
Habrá que ver después si es sólida la versión que indica que buscaban a Stiuso, si eso era legal o ilegal o incluso si era obligación de la AFI en función de lo que se llama Contrainteligencia. En ese marco, existe lo que se llama técnicamente “control de lealtad”, o sea una función de Asuntos Internos de la AFI de vigilancia de sus propios agentes.
Sin salida
La gestión de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad y las jugadas del contubernio político-judicial-mediático alineado con Juntos por el Cambio dejaron el caso de la muerte de Nisman en un callejón sin salida. En siete años no encontraron ni un sospechoso de haber entrado al edificio, a un departamento que estaba cerrado por dentro y menos todavía al baño de Nisman, en el que no se encontró ni una pisada ni una huella que acredite que alguien entró y salió sin que hubiera pelea alguna ni el menor desorden.
De hecho, en el tiempo transcurrido no pudieron acusar a nadie con algún fundamento. La jugada entonces pasó a este “premio consuelo” del supuesto espionaje ilegal a Fein o Stiuso. Es un chiquitaje que tiene varios objetivos:
*En primer lugar, tapar que no tienen nada sobre la muerte de Nisman.
*En segundo lugar, esconder que Bullrich le mandó a hacer a la Gendarmería un peritaje trucho que contradijo los estudios anteriores que indicaron “no había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo” (pericia criminalística encabezada por la Policía Federal) o que “no hay evidencia científica de accionar homicida” (Cuerpo Médico Forense).
*En tercer lugar, se busca contrarrestar, aunque sea un poco, todas las acusaciones por espionaje ilegal contra el gobierno de Mauricio Macri, eso incluye el trabajo de la Comisión Bicameral que preside Leopoldo Moreau y las causas como la Gestapro o la que involucra al falso abogado Marcelo D’Alessio.
Eso sí, el macrismo saca a pasear la cuestión Nisman cada vez que puede, usándolo como un instrumento político-mediático contra el peronismo y en especial contra Cristina Kirchner.