Gustavo Petro es la figura más importante de la izquierda colombiana. Con 62 años, este político y economista había ganado la elección interna del Pacto Histórico el 13 de marzo con el 80 por ciento de los votos y fue el candidato más votado en primera vuelta. Las encuestas lo mostraban como el que tiene más posibilidades de ganar la Presidencia y este domingo no fallaron: el líder del Pacto Histórico obtuvo más del 51 por ciento de los votos en la segunda vuelta frente a Rodolfo Hernández.
No era su primera candidatura a la Presidencia de Colombia. Compitió por el Polo Democrático Alternativa en las elecciones de 2010, cuando tras vencer en la interna a Carlos Gaviria se presentó en fórmula con Clara López. En las elecciones en las que Juan Manuel Santos accedió a la Presidencia, quedó en cuarto lugar, con 9,1% de los votos (más de 1.300.000 adhesiones).
En las elecciones de 2018, tras su experiencia como alcalde de Bogotá (2012-2015), volvió a competir por la Presidencia y mejoró su desempeño, aunque no logró el triunfo. En primera vuelta obtuvo 25% de los votos (unos 4,8 millones) y en la segunda fue derrotado por el actual presidente, el derechista Iván Duque, a pesar de que logró trepar al 41,77% del padrón.
En esa campaña electoral recibió duros ataques de la derecha por supuestos vínculos con el chavismo y organizaciones guerrilleras, una campaña de desprestigio que terminó afectando sus posibilidades. Cuatro años después, sin embargo, las críticas parecen no afectarlo tanto como en el pasado.
Petro se hizo militante de la guerrilla urbana Movimiento 19 de abril (M-19) en 1977 y llegó a utilizar el seudónimo “Comandante Aureliano”, por el coronel Aureliano Buendía, personaje de la novela “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez. En 1985 fue capturado y condenado por porte ilegal de armas y conspiración. Estuvo detenido hasta 1987 y tras su liberación participó en negociaciones por salidas pacíficas, aunque nunca tuvo un papel de liderazgo dentro de la estructura del M-19.
A la salida de la cárcel, completó sus estudios en Economía en universidades del extranjero. Fue alcalde de Bogotá entre 2014 y 2015, estuvo en la Cámara de Representantes (1998-2006) y fue senador de la República en dos oportunidades (2006-2010 y desde 2018 hasta la actualidad).
Bastiones electorales
Los bastiones electorales de Petro están en Bogotá y en la costa del Mar de Caribe, de donde es oriundo (nació en el municipio Ciénaga de Oro, ubicado a pocos kilómetros de Montería, la capital de Córdoba).
Petro se define como socialdemócrata o de izquierda moderada, pero sus adversarios políticos más furiosos —el núcleo duro del “uribismo”— no le creen. Desde que su nombre se ha convertido en una opción real de alternancia, la derecha colombiana lo acusa por supuestos vínculos con el “castrochavismo” y con el gobierno de Nicolás Maduro.
En esta campaña buscó acercar su prédica a los sectores juveniles -que han jugado un papel clave en las protestas contra el presidente Iván Duque- y a temáticas más vinculadas a una centroizquierda moderna, como energías limpias, la protección ambiental, la igualdad de derechos y hasta la defensa de los animales.
También ha puesto foco en la capacidad de gestión, aunque su administración al frente de la Alcaldía de Bogotá fue bastante criticada y tuvo momentos de alta controversia en temas como movilidad, seguridad ciudadana y una polémica implementación del sistema de recolección de basuras. Petro llegó a ser destituido de la alcaldía por el procurador, Alejandro Ordóñez, en marzo de 2014, aunque logró regresar un mes después por fallos en su favor de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y del Consejo de Estado.
Las relaciones con Estados Unidos y Venezuela
Uno de los temas que preocupa en Colombia es el narcotráfico. Petro ha dicho que este tema debe estar dentro de las conversaciones con Estados Unidos. En los “últimos 40 años el narcotráfico se ha fortalecido. Tiene más poder que antes, más capacidad que antes”, dijo el candidato en una entrevista al diario colombiano El Tiempo.
Afirmó que las políticas han fracasado en ambos países. Sostuvo que si solo se utilizan “fusiles, fumigación o extradición” lo que se logra es que aumente el crimen y el delito. “Para ser eficaz en la lucha contra el narcotráfico, Colombia debería industrializarse y empoderar su agricultura, ya que ambos conceptos están ligados”, explicó.
Opinó que el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos fue un instrumento para “empoderar el narcotráfico” en el país. “Hay que hablar con Estados Unidos sobre el TLC”, sostuvo.
Petro está a favor de utilizar el cannabis para el uso industrial, recreativo y medicinal, pero rechaza cualquier tipo de legalización cuando se habla de cocaína.
El candidato aseguró que restablecerá las relaciones bilaterales con Venezuela respetando la “autodeterminación de cada pueblo”. “Es urgente recuperar la seguridad en la frontera”, dijo. Ambos países han roto más de una vez las relaciones en lo que va del siglo, la última es de 2019 y fue anunciada por el presidente venezolano Nicolás Maduro.
Francia Márquez, la vicepresidenta
Un párrafo aparte es para la compañera de fórmula de Petro, Francia Márquez. Si bien ella no era su primera opción, Petro y el comando de campaña no tuvieron otra opción que incluir como candidata a vicepresidenta a Márquez, una figura ascendente en la política colombiana. Con 40 años, nacida en Cauca, esta mujer negra, madre de dos hijos que crió de manera solitaria, feminista, defensora de los derechos humanos y ambientalista (recibió un premio por ello), es la representación de las bases sociales que le dio el apoyo final a Petro para que gane la elección.
En las internas del Pacto Histórico, en marzo de este año, obtuvo casi 800 mil votos, ubicándose detrás de Petro. Márquez no renuncia a que algún día volverá a pelear por gobernar el país: “Presidenta también, pero primero vicepresidenta”, dice entre risas.
De la Agencia Regional de Noticias.