El caso de Felipe Pettinato puso nuevamente bajo la lupa la Ley de Salud Mental, sus alcances y cumplimiento. La semana pasada, el hijo del conductor de televisión Roberto Pettinato ocupó la primera plana de las noticias cuando su departamento se incendió en circunstancias que todavía se investigan. En el incidente murió su amigo y neurólogo Melchor Rodrigo, mientras que él fue trasladado a una clínica psiquiátrica.
Al referirse al tema, su hermana, la periodista Tamara Pettinato, señaló de manera crítica que “si la ley de Salud Mental fuera de otra manera, se podría haber evitado”.
“No puede ser que haya que esperar algo así y recién ahí te ayuden”, agregó, y lo sostuvo con un pedido puntual: que los “familiares de los enfermos psiquiátricos puedan intervenir antes".
¿Qué dice la Ley de Salud Mental sobre las internaciones?
Consultado por AM750, el actual Director Nacional de Protección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad de la Secretaría de Derechos Humanos y autor de la Ley de Salud Mental, Leonardo Gorbacz, explicó que en la normativa se prevén dos tipos de internaciones, las voluntarias y las involuntarias.
La voluntaria tiene la misma lógica que se da en las instalaciones por cualquier otro problema de salud. “El principio es que la persona está de acuerdo con esa indicación y la cumple”, apuntó el especialista.
Y explicó que, en ese caso, los requisitos tienen que ver fundamentalmente con la "indicación terapéutica”. Es decir, que sea la medida más adecuada para ese momento que está atravesando la persona.
La internación involuntaria
Sin embargo, la internación voluntaria no es la única alternativa que se desprende de la normativa. De esta forma, si el paciente se niega a la internación, pero un equipo interdisciplinario de médicos considera que es necesario, se puede proceder de igual modo en esta dirección.
“La internación involuntaria no requiere el consentimiento de la persona, pero sí requiere la prescripción de un equipo interdisciplinario. Tiene que haber un equipo que evalúa la persona y que entienda que no existe en esa situación otra alternativa más adecuada”, explicó Gorbacz.
Para ello, los médicos deben constatar que existe un riesgo, cierto e inminente, de que esa persona "pueda cometer algún hecho de daño a sí misma o hacia terceros”.
“Entonces, en ese caso, procede directamente la internación. No se requiere una orden judicial previa. El equipo de salud está autorizado a disponer directamente esa internación y avisar de manera inmediata al Poder Judicial para que lleve adelante un mecanismo de control”, explicó.
Este tipo de internaciones no es tan atípica como se cree. Gorbacz lo pone en números. Aproximadamente un 80 por ciento de las instalaciones en las instituciones de salud mental monovalentes son involuntarias, asegura.
“Nosotros, en la Secretaría de Derechos Humanos, tenemos un equipo que todos los días va a visitar instituciones públicas y privadas y se entrevista con personas que están internadas en contra de su voluntad. Es para evaluar si esa internación es adecuada, si se está produciendo algún tipo de abuso, si no hay restricciones más allá de lo necesario, de los derechos de las personas”, comentó.
Los dichos de Tamara Petinatto y el rol de las familias
Sin embargo, en sintonía con lo que planteó Tamara Petinatto, Gorbacz destacó que la familia tiene un rol fundamental en estas decisiones. Pero hizo una advertencia: “No podemos reemplazar a los profesionales de la salud por los familiares en cuanto a la decisión”.
“Las familias tienen derecho y por supuesto, también, la obligación de recurrir a las instituciones de salud. Deben ser escuchadas. Su opinión debe ser tenida en cuenta porque son las personas que conviven con las personas que tienen padecimientos mentales”, comentó el especialista.
Y agregó: “El sistema de salud está obligado, frente a la demanda de un familiar, a escuchar y entrevistar a la persona para ver cuál es la situación y ofrecerle una alternativa de tratamiento”.
Sin embargo, la indicación de tratamiento, como la indicación de cualquier medida terapéutica, es una responsabilidad exclusiva de los profesionales de la salud.
“Pero sin lugar a dudas, las familias son muy importantes para advertir de la situación en la que está su familiar, para demandar al sistema de salud la atención. Y después, por supuesto, para acompañar el proceso de tratamiento y de rehabilitación de la persona”, concluyó.