El artista argentino Alejandro Marmo fue recibido en el Vaticano por el papa Francisco. Le presentó una pieza de San Martín, su próxima obra que forma parte de la serie “Historia de la Argentina” y que está destinada a ser emplazada en breve en un espacio público de América Latina. El encuentro se produjo en la casa de Santa Marta, la residencia privada del Papa.
Marmo y Bergoglio se conocieron cuando el actual Papa ejercía las funciones de arzobispo de Buenos Aires y ambos compartieron trabajos vinculados con la integración y el arte. Una vez en Roma Francisco recibió a Marmo en varias oportunidades, bendijo obras del artista y algunas de la piezas se muestran hoy en los jardines del Vaticano.
“Fue un encuentro después de dos años. Vine con mi familia para saludarlo” dijo el artista en diálogo con PáginaI12. “Lo vi fantástico”, agregó. “Está muy informado y preocupado por la realidad social de nuestro país. Siento que hay Francisco activo y para rato”, afirmó Marmo.
“San Martín cruzó los Andes y la Patria tuvo un padre. Es tanto el reconocimiento a eso que justamente en Roma, más precisamente frente a plaza Minerva, hay una placa en honor a su efímero paso por la ciudad eterna, en una breve parada que lo dirigía a su destino final en Boulogne Sur Mer”, dijo Marmo intentando una analogía entre el prócer y el Papa. “Francisco cruzó el Atlántico. Falta el tiempo que determina todo y será el padre de la cultura del encuentro”. Y agregó que “a Bergoglio lo vienen matando y siempre aparece resucitado” porque “hay hechos que obviamente no se pueden dar en la ansiedad de un análisis del presente porque la contemplación contemporánea agita emociones sin ningún relieve en el abordaje de lo transcendente en el tiempo”.
El artista argentino recordó que “desde que comenzó mi diálogo profundo con el entonces cardenal, en la época del diseño y lucha para que el proyecto de los murales de Evita en la 9 de Julio sea realidad, los especuladores me decían “no te pegues a ese que ya está en retirada y se te va a caer el proyecto”. Sobre su relación personal con el Papa dijo “nunca me vinculé con el Santo Padre para tener una amistad frívola y fotográfica sino para construir un proyecto de trabajo en la fe popular”.
“Todo está a la vista en la calle, en los barrios y en los Jardines Vaticanos”, señaló, aludiendo entre otras cosas a una escultura de la Virgen de Luján y otra de la serie “Cristo Obrero”, incorporadas al patrimonio de los Museos Vaticanos e instaladas de los jardines pontificios.