Conurbano, peronismo, identidad, conflicto, ídolos populares, fascinación, hegemonía cultural. Estos fueron algunos de los temas que Pedro Saborido abordó durante la charla del martes en el Caras y Caretas de San Telmo. El encuentro contó con la participación del artista Miguel Rep, responsable de las ilustraciones de la noche, e incluyó una breve ceremonia a cargo de Matías Barroetaveña, legislador porteño por el Frente de Todos e impulsor del proyecto aprobado por unanimidad en la Legislatura de CABA que declara al escritor, productor y humorista Personalidad Destacada de la Cultura.
“¿Hay alguien del conurbano acá?”, preguntó Saborido a la audiencia, y explicó que tanto los cordobeses como los porteños son los que más cultivan e intensifican la declamación de su identidad. “¿Cómo se puede neutralizar el odio entre un hincha de Talleres y otro de Belgrano?”, volvió a preguntar para romper el hielo, y esta vez la respuesta llegó desde la platea: “Con un porteño”. “Claro, un buen enemigo siempre une”, apuntó el humorista.
El encuentro estuvo organizado por los libros Una historia del conurbano, Una historia del peronismo (escritos por el homenajeado) y Diego, nacido para molestar (Rep). La noción de identidad siempre trae conflictos y esa fue una de las primeras ideas que planteó Saborido. El peronismo sería abordado en la segunda parte, pero apareció La Matanza como tema y esbozó varias descripciones sobre el territorio peronista por antonomasia: “Yo una vez fui a Virrey del Pino, al fondo. El territorio es tan grande que parece que tiene salida al Pacífico. Si ustedes ven el conurbano en Google Maps, consiste en algo gris que se vuelve verde”. También se refirió a la Sociedad Rural del partido e ironizó: “En La Matanza son tan peronistas que tienen su propia oligarquía”.
El conurbano aloja innumerables contradicciones y el humorista no omitió esa complejidad. Habló del “limbo identitario” que define al territorio, la ausencia de acentos, la sensación de infinitud y esa zona liminal entre civilización y barbarie: “Cuando hay algo lindo en el conurbano se dice que parece la Capital, mientras que lo feo de CABA es asociado al conurbano”, señaló. Y entre los símbolos populares más significativos identificó dos que –paradójicamente– tienen su origen en Córdoba: el choripán (“un embutido de origen español hecho para la supervivencia, carne organizada para vencer al tiempo”) y el Fernet con Coca (“dos multinacionales que se juntaron en esa provincia para crear algo propio”).
“Cuando no tenemos una identidad muy fuerte, nos dejamos fascinar por otras”, sentenció el escritor, y comenzó a desarrollar uno de los tópicos más interesantes: la fascinación, esa capacidad de suspender la vida e ingresar en el terreno simbólico a través del arte o los juegos. También aludió a la suspensión de la incredulidad como aquella capacidad humana extraordinaria para “abstraerse de la realidad y poder creer que Robert Downey Jr. vuela”. Según Saborido, fuimos criados en la fascinación y por eso necesitamos fugarnos de las obligaciones, volver a ese mundo que vivimos antes de los 5 años. “Jugamos a aquello que no somos: Grobocopatel no juega al Estanciero, Magneto no juega al Monopoly, a lo sumo pueden jugar a tener una ferretería en Lanús. Pero se puede jugar siendo jubilado o un nene”, reflexionó.
¿Por qué hay sucursales de Starbucks en Lanús pero no hay locales de Ugi’s en New York? ¿Por qué nos emocionamos cuando se menciona a la Argentina en una peli de Hollywood? ¿Por qué todos los habitantes del conurbano saben quién es Bruce Willis pero el actor jamás podría ubicar a Quilmes en un mapa? “Producir cultura es producir existencia para no estar bailando la música de otros todo el tiempo”, explicó Saborido, y cerró la primera parte de su intervención con una mención a Maradona y ciertos paralelismos biográficos entre el ídolo y Rep: comparten edad, fueron bautizados por el mismo cura, sus madres eran devotas de la misma virgen, tienen orígenes correntinos y mantuvieron las actividades de su infancia en la adultez. “Maradona fue el tipo del conurbano que molestó, hasta hoy hay disputas por su identidad. Lo amamos o lo odiamos, pero él puso a la Argentina en el mapa”, dijo Saborido.
Luego de un intervalo, Barroetaveña subió al escenario para entregar el reconocimiento y expresó: “En la Legislatura atajamos penales todo el tiempo, nos meten muchos goles, es horrible la comunicación, pero tenemos la satisfacción de proponer a personalidades destacadas de nuestra cultura. Cuando sugerimos a Pedro, pasó rápidamente por la Comisión de Cultura y se votó por unanimidad. Creemos que hay porteños que valen la pena y es bueno que una casa política reconozca a quienes expresan los valores del compañero”. Saborido agradeció el gesto y confesó algunas fobias que tienden a alejarlo de los eventos sociales y que a la edad de 7 años lo llevaron a pedirle a su madre que no festejara más sus cumpleaños.
La segunda parte del encuentro estuvo dedicada al peronismo, algunos relatos autobiográficos y varios nombres propios. El guionista de Peter Capusotto y sus videos describió la situación actual del movimiento sin perder la gracia: “La unidad es como proponerle a alguien ir a convivir. No es algo sólido o blindado; es un equilibrio de fuerzas en tensión. El peronismo es un espacio que alberga a Hugo Moyano y a Ofelia Fernández”. De sus reflexiones quedaron varias imágenes hilarantes: Alberto Fernández como el DJ que debe hacer bailar a cada facción, el FdT como una pirámide de acróbatas chinos, el peronismo como una religión con su misa, sus cánticos y sus imágenes o el militante que, al igual que un roquero con la remera de su banda favorita, goza de su identidad con el pecho erguido.
“El FdT atraviesa hoy una crisis identitaria. Nos atrapa el conflicto pero hay momentos de paz, como esta reunión. A veces parece que lo mejor ya pasó, después de estos doce años con Néstor y Cristina. Entonces habrá que construir el próximo orgasmo peronista, con mucho juego previo, mucho mimo y mucha paciencia para volver a festejar”, concluyó Saborido.