La música es un arte que conjuga melodías y palabras, sentidos y trayectorias, obras e itinerarios que conmueven y acompañan. Todo eso y más sucede con creces en el recientemente editado “Falú”, un disco donde la salteña Nadia Szachniuk y el tucumano Juan Falú trazan un mapa sonoro necesario y exquisito, con 16 postas que se abren alternadamente entre las composiciones de Eduardo Falú y las de Juan Falú: Vidala del que no está, Resolana, Gato panza arriba, La nostalgiosa y otras postales que combinan la sutileza con la hondura.
En ese devenir de canciones, el guitarrista y la cantora representan a la vez dos provincianías que se abrazan y aportan una nueva lectura de estas piezas fundamentales, bajo la firma de un apellido que ha marcado huella, que ha signado caminos en la historia de nuestra cultura.
Sin embargo, las seis cuerdas de Juan y la tesitura de Nadia no resuenan solas, una legión de poetas inmensos van con ellos: Jaime Dávalos, Pepe Núñez, Jorge Marziali, Teresa Parodi, Hugo Roberto Ovalle y Néstor Soria prestan sus textos para sellar una celebración de identidad, de geografías y matices.
Y justamente, la dupla andará diversas geografías con el disco bajo el brazo porque “Falú” se presentará en Salta este viernes 27 de mayo, a las 21.30 en la Usina Cultural, ubicada en España y Juramento, con entradas a la venta por la boletería del lugar y en salta ticket. También el sábado 28 en el Centro Cultural Virla de Tucumán , a las 22; y el 8 de junio en el CCK, de la CABA.
Antes del reencuentro con el público, los artistas dialogaron con Salta 12 en una conversación donde bridaron detalles del proyecto que los aúna y reflexionaron acerca de lo trascendente del arte.
¿Cómo nace el proyecto “Falú” y qué implicancias tuvo su grabación en pandemia?
Nadia: Yo siento que en el apellido Falú se nos transmite un legado cultural de enorme magnitud, que sigue muy vivo. Este disco nace con la intención de celebrar la reunión de sus dos principales "embajadores", Eduardo y Juan, dos artistas que admiro desde chica y que acompañan mi vida musical hasta el día de hoy. Reunimos la obra compositiva de ambos en un mismo disco, cual escenario que nos tiene a Juan y a mí como intérpretes.
En ese juego de generaciones y provincianías fuimos entrelazando las canciones de uno y otro.
Juan: nace por una idea de Nadia. Acerco mis obras con respeto y la consciencia absoluta de saber que van al encuentro de las maravillosas creaciones de Eduardo, que es un verdadero pilar de la música nacional y la guitarra universal.
Ese cruce de una obra de Juan con otra de Eduardo ¿es de algún modo un homenaje, un “reencuentro” del tío y el sobrino entre canciones?
Nadia: Es un reencuentro que tal vez no pudo darse en los escenarios reales, pero que recreamos con la emoción más genuina.
Yo lo siento como una forma merecida de encontrar dos obras fundamentales de nuestra historia musical, que bebiendo del mismo manantial, y respetando profundamente las raíces, supieron renovar y decir con palabras contemporáneas a sus tiempos, lo que ha sido dicho de tantas formas por el ser humano. Por eso es una obra repleta de clásicos que no nos cansaremos nunca de escuchar y cantar.
Juan: Es un encuentro, que tal vez represente una trasmisión generacional inevitable. Las canciones de Eduardo están en mi cuna musical y en mi universo musical cotidiano, y mi memoria se ocupa de beber de las fuentes para encontrar el propio camino.
Ambos tienen una obra extensa y destacada ¿de qué modo se seleccionó el repertorio, que pasa por cuyo, el litoral y el NOA?
Nadia: Decidimos abordar muchas de las canciones más conocidas y versionadas de ambos, venciendo el temor de no hacer honor a las muchas versiones hermosas que ya existen (incluso las de los propios autores). En ese desafío, yo personalmente me encontré con las canciones y sus poetas, de un modo muy íntimo, y estoy contenta con el resultado, porque no sé si es novedoso, pero sí, muy sentido.
También nos gustó incluir canciones de distintos paisajes, y trazar el mapa enorme de expresiones argentinas. Ambos, Juan y Eduardo, han repasado casi todas las especies musicales de nuestra geografía así que había tela para cortar en este sentido también.
Juan. No fue la intención abarcar un mapa musical, pero en definitiva eso es casi inevitable por el carácter de las obras y sus identidades regionales o provincianas. Creo que prevaleció algo subjetivo en la selección, y fue confiar en las sensaciones vividas al interpretarlas. También quisimos prestar atención a obras menos visitadas del propio Eduardo, y que son verdaderas joyas, como El rienda suelta, Oro verde o Canción del Paraná.
¿De qué manera se pensó el ensamble de voz y guitarra, cuánta planificación y cuánta improvisación hubo en las tomas finales del disco?
Nadia: Diría que nuestra manera de encontrarnos siempre es hija de la espontaneidad. Es un diálogo constante lleno de valles y quebradas en los que la música reposa o se agita con sorpresa. Ambos nos sentimos muy cómodos en esa incertidumbre que se basa en un conocimiento profundo de la música y las formas, por supuesto. Así que casi todas las tomas en el disco son prácticamente la toma completa, con muy poca edición.
Juan: es un diálogo espontáneo, no basado en arreglos, sino en unas convenciones generales sobre el carácter de cada obra.
Hay una particular recreación del clásico Las Golondrinas, con más aire, con otro tempo que se detiene con una profundidad diferente en la poética de Dávalos ¿qué pueden comentar de ese registro?
Nadia: En ese aire que bien escuchás, está tal vez nuestra firma. Nuestra mirada actual, un poco más despojada del lirismo más antiguo de las primeras épocas de nuestro folklore y tango... Pero esto no es algo que nos hayamos propuesto previamente. Las versiones son fieles a lo que sentimos en el momento. Esta poesía de Dávalos es tan inspiradora que puede decirse de mil formas.
Juan: nos une una sensación de mansedumbre que necesariamente se expresa en tiempos más lentos, llenos de aire y sin ansiedades ni apuros. Es un modo de sentir y también un modo de resistir los modos vertiginosos que imponen el mercado y algunos sistemas mediáticos en el arte y en la vida cotidiana.
Entre los 16 tracks, en Cantorcita se escucha “El canto es nuestro modo de vencer”, en Río de los Tigres se habla de “Fecundar la muerte” con una canción ¿Hay una intención de trampear a la finitud, esa esperanza de vencer, de perdurar está implícita en el arte o es una casualidad poética?
Nadia: El arte siempre trampea la muerte buscando trascender en el tiempo. Las obras que lo logran, son éstas que nos acompañan de generación en generación, llenando de sentido esa necesidad de pasar la antorcha, de mantener el fuego vivo. Y vivo significa recreándose, no "venerando la ceniza" (como dice una frase atribuida a Mahler).
En la frase "fecundar la muerte con nuestra canción", que aquí cantamos a dos voces, encuentro una síntesis hermosa de lo que al menos yo, siento que una canción puede lograr: comunión, pertenencia, identidad. Sentido a la vida de un individuo en una cultura.
Juan: el arte trasciende la finitud y por eso es milagroso.
Además del cruce entre Juan y Eduardo, aquí se plasma el encuentro entre Juan y Nadia ¿cómo transitaron la experiencia de compartir ese itinerario de versos y melodías, qué destacan de su colega?
Nadia: Yo disfruto muchísimo el modo de encontrarnos con Juan en la sorpresa de la interpretación y nos une un gran amor por nuestra cultura, por la comida, el humor, las expresiones más puras de nuestro NOA, y de la argentina entera.
Juan: Nadia es una tremenda cantora, sensible, conocedora y amante de nuestra tierra y nuestras culturas. Es sencillo dialogar sobre esa base que nos identifica.
¿Cuáles son las expectativas de los conciertos en el NOA y en el CCK? ¿Seguirán de gira con esta propuesta?
Nadia: Esperamos poder encontrarnos con el público que conoce y ama estas canciones, como nosotros.
Ojalá podamos llevarlas por más escenarios.
Juan: tenemos la esperanza de compartir gozosamente con el público y entre nosotros. Y de sentir que celebramos a un grande. A Eduardo Falú y los poetas que transitan por las obras seleccionadas.
¿Cuál creen que es el mayor aporte de este disco, con este repertorio, con emblemas de la música y a la poesía nacional, al paisaje folklórico de hoy?
Nadia: siento que es un disco con valor patrimonial, por poner en relevancia nuevamente dos obras fundamentales de nuestro folklore, y tal vez, ojalá, hacer el puente a las generaciones venideras.
Una versión de una canción, es una nueva oportunidad de encuentro, de renovar las emociones con nuevos públicos. Ojalá aportemos en ese sentido.
Juan: esperemos la palabra del tiempo y las devoluciones del público. Le tengo fe al trabajo realizado.