Mejor solo que mal acompañado es el título de una recordada película con Steve Martin y John Candy; de todos modos, era en la compañía cómo los protagonistas se descubrían a sí mismos y de manera magistral, porque es una gran comedia. Precisamente, Solo es también el título, coincidente en su ironía, del espectáculo de stand up que Fernando Sanjiao ofrecerá esta noche, a las 21 en Sala Lavardén (Sarmiento y Mendoza).
Referente del stand up, presente en las grillas de Neflix y Comedy Central, hoy docente de nombres de peso como Soy Rada, Luciano Mellera, Fernanda Metilli y Fede Cyrulnik; Sanjiao cubre una trayectoria en la que destaca. “La verdad que es extraño y es lindo, obviamente, porque hay un camino recorrido y te das cuenta, cada tanto, por el respeto de los colegas, por lo que se va generando o por la relación con el público. El público, justamente, creció con vos en muchos aspectos, ya son casi 20 años, y muchos recuerdan viejos monólogos y los relacionan con los de ahora. Es fantástico ese acompañamiento”, explica el comediante a Rosario/12.
“Arranqué todo esto como un hobby, se fue dando y ahora es mi trabajo. Estoy muy contento y agradecido, pero también sin creérmela mucho. A veces uno trata de despegárselo para que no entre en juego con el ego. Se trata del trabajo de uno y es eso de lo que se enamora la gente, del trabajo, que es donde hay que poner la cabeza, y que se concreta a partir de qué es lo nuevo que tengo para contar y de qué manera. Poder dedicarse a lo que se quiere y disfrutarlo es fantástico, ¡con toda la culpa que traigo de clase media! (risas) De eso mismo hablo en el show”, continúa.
-Fuiste de los primeros que modeló el stand up en Argentina, ahí hubo toda una construcción.
-Hubo que ir trabajándolo. Mi primer show se llamaba Monólogos Stand up, bien básico. Los comediantes teníamos esta costumbre, quizás equivocada, que era la de explicar cómo era el género. Así comenzaban los shows: “esto se trata de que yo hago una observación y el público se ríe”. Muchas de esas explicaciones estaban en los presentadores, pero nos dimos cuenta de que todo eso era simplemente una charla, que uno llevaba adelante, y que tenía muchos puntos de conexión con algo que ya estaba establecido en Argentina, que era el café concert. Los comediantes y sus monólogos ya estaban con Gasalla, Perciavalle, Pinti. Teníamos una cultura de comedia, de varieté, siempre fuimos muy teatreros; y finalmente dejamos de explicar a la gente y la gente entró en sintonía muy rápido. Hubo mucho prejuicio al comienzo, pero al ver en vivo a un buen comediante te das cuenta en qué consiste esa interacción.
-Vos señalaste al humor como una forma tuya de superar el bullying que sufriste de pibe, ¿el arte nos salva?
-Creo que lo que se genera con lo artístico siempre está muy bueno. Siempre te dicen que esto es como hacer terapia y que te ayuda todavía más. Ahora bien, está bueno reírse de los padecimientos que tenemos y además darte cuenta que muchos los tienen. Hay algo de encontrarse en el padecimiento y reírse que es lindo, pero de ahí a que lo soluciones, es otra cosa. Hasta que no lo trabajes, al problema lo podés seguir teniendo. Algo muy lindo que sucede en los shows, donde genero un espacio privado para hablar con sentimientos de frustración grandes pero en lugares tan chiquitos, como mi cocina, cuando tengo que lavar los platos y me pongo mal. La gente se ríe un montón porque se encuentra en esos espacios ridículos también. Hay una cuestión de liberación con la comedia. La comedia nos permite liberarnos de todas esas cosas que tenemos que cumplir, oprimidos por una sociedad que te obliga a caer bien a los demás, entre otras cuestiones.
-Justamente, el título del espectáculo es Solo, lo venís presentando desde hace un tiempo, y está fuertemente atravesado por la pandemia, ¿no?
-Sí, pero de todos modos, siempre me paro desde un contexto actual, para preguntarme qué nos pasó. ¿Estamos tan contentos como creíamos que íbamos a estar cuando la pandemia terminara y volviéramos a abrazarnos? No. No nos estamos abrazando tan efusivamente. Parto de lo actual y repaso un poco las cosas más ridículas que hemos visto y presenciado en pandemia: nuestros comportamientos, miedos, inseguridades. Lo que más nos costó no fue estar con nuestras familias, sino tanto tiempo con uno mismo. Ahí hablo de por qué me siento tan frustrado, qué nos pasa en la clase media, y hablo un poco de cómo me crié. Es un mundo privado pero que se conecta con el mundo de todos.