La deuda global sigue aumentando a paso acelerado y amplifica las amenazas para las economías desarrolladas y emergentes. El último relevamiento del Instituto Internacional de Finanzas registró que los pasivos subieron más de 3 billones de dólares en el primer trimestre de 2022 y se ubicaron en un nuevo récord cercano a los 305 billones de dólares.

El documento de este centro de estudio –financiado por los principales bancos y fondos de inversión de occidente- suma nuevas alarmas para Wall Street. El planteo es que la situación puede derivar en una crisis financiera de grandes proporciones en la medida que las economías entran en recesión y la suba de las tasas de interés eleva el costo de refinanciamiento.

Estados Unidos fue uno de los países que explicó gran parte del incremento de los pasivos globales el último trimestre. Sumó 1,8 billones de dólares a un stock de deuda que cuenta tanto los préstamos del Gobierno como de las corporaciones y de las familias. En total representa más del 100 por ciento de su PIB.

Para evaluar la dinámica de la deuda una de las cuentas que suele hacerse es dividir el stock del pasivo sobre el Producto de la economía. Desde esa perspectiva el endeudamiento del sector público de Estados Unidos registró una baja cercana a los 6 puntos, al pasar del 130 al 124 por ciento del PIB el último año.

Pero el Instituto Internacional de Finanzas advierte que esta interpretación es parcial y no debe ser considerada como un sinónimo de mejora. El argumento es que la aceleración de la inflación en los últimos trimestres llevó a que el crecimiento nominal del Producto mejore las cifras de este índice (ratio de deuda). Es decir no fue por un crecimiento económico sólido.

En este último punto se encuentra uno de los principales riesgos para los próximos meses. El informe asegura que en la medida que los efectos tipo dominó de la guerra entre Rusia y Ucrania continúan perturbando la actividad de la economía global y se espera que muchos países entren en recesión y haya implicancias adversas para la dinámica de la deuda.

Algunos bancos internacionales hacen escenarios en los que el mercado interno estadounidense entrará en recesión a finales de este año e incluyen subas pronunciadas de las tasas de interés para frenar el alza de los precios. Se simulan casos en que el costo del dinero aumenta por encima del 5 por ciento.

La Reserva Federal alimenta esta posibilidad con sus declaraciones. Durante la semana pasada dejó claro que en las próximas reuniones buscará subir las tasas a ritmos de medio punto como lo hizo a inicios de este mes. Jerome Powell mencionó que su prioridad es bajar la inflación del 8 al 2 por ciento.

Esta situación en la que se crece menos al mismo tiempo que refinanciar los pasivos sale más caro genera un círculo vicioso para el endeudamiento. Con estos argumentos el Instituto Internacional de Finanzas considera que existe un aumento en el riesgo de una crisis financiera. Se trata de una amenaza que no es sólo para los soberanos sino también para las corporaciones.

Las multinacionales aumentaron fuertemente sus niveles de deuda desde el estallido de la pandemia. Lo hicieron en más de 14 billones de dólares a nivel global y esto provoca que sus balances se encuentren muy expuestos a un aumento en las tasas de interés para obtener nuevos créditos. En Wall Street no obstante no necesitan tantas advertencias: las acciones de las bolsas mundiales perdieron 16 billones de dólares de capitalización en lo que va del año.