El lunes 20 de julio de 2020 fue una fecha importante para la senadora colombiana Sandra Ramírez. Ese día fue elegida segunda vicepresidenta del Senado y se convirtió en la primera exintegrante de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en llegar al cargo.
Un año después hay otro episodio importante en su vida. Sandra Ramírez, que en realidad nació hace 58 años en la región de Santander como Griselda Lobo, acudió al registro de su país y cambió ese nombre por el que lleva actualmente.
“Decidí cambiarlo porque por Griselda Lobo nadie me conocía, por eso me dejé el que uso desde cuando ingresé a las FARC. Ahora, legalmente, me llamo Sandra Ramírez Lobo”, explicó en aquel momento la senadora, que además fue compañera sentimental de Manuel Marulanda 'Tirofijo' (1930-2008) por más de dos décadas.
Ramírez ingresó al grupo guerrillero en 1981 como enfermera y adoptó el nombre Sandra. En 1983 ingresó al secretariado del Estado Mayor Central de las FARC y allí conoció a Marulanda, figura clave para comprender la historia de la guerrilla en Colombia.
La actual senadora por Comunes participó como negociadora en los diálogos con el Estado colombiano de La Habana, que llevaron a la firma del Acuerdo de Paz de 2016. Este entendemiento habilitó la participación de los ex integrantes de las FARC en la actividad política (en el marco de este acuerdo, a Comunes le otorgaron cinco bancas en cada una de las cámaras).
Ramírez tiene una visión crítica del papel que jugó el gobierno de Iván Duque (2018-2022) en la implementación de ese acuerdo firmado en 2016. “El acuerdo de Paz ha sufrido un atraso enorme durante el gobierno de Duque. Puso muchos palos en la rueda y no dejó avanzar. Paralizó el programa de sustitución de cultivos ilícitos y perjudicó el funcionamiento de las instancias de acuerdo. Tampoco hemos tenido un solo avance en la reforma rural integral y Duque se negó a los diálogos con el ELN (Ejército de Liberación Nacional). No hemos logrado avanzar en la paz completa y lamentablemente el país sigue siendo una mancha de sangre”, declaró Ramírez, entrevistada por la Agencia Regional de Noticias.
La violencia en la región de Catacumbo, en la frontera con Venezuela, o la reciente masacre en Putumayo, en un operativo militar que dejó el saldo de al menos 11 personas muertas, son algunos de los ejemplos que puso la senadora para hablar de la violencia gubernamental.
“Seguimos hablando del Ejército y su responsabilidad con falsos positivos. El gobierno de Duque siguió matando civiles desarmados y luego intentó manipular a la opinión pública hablando sobre supuestos combates. Con Duque en el gobierno la violencia se exacerbó en Colombia”, señaló.
Ramírez siguió con su razonamiento: “Duque dejará un país en total abandono. Un país sumido en un grado de violencia impresionante, con reactivación de los grupos paramilitares o paraestatales. Catorce grupos han resurgido en este período de Duque. El país queda sumergido en una grave crisis socioeconómica, ambiental y humanitaria. Duque prometió hacer trizas el acuerdo de Paz y lo logró, ese es el legado que va dejarle a la nación”.
El paro nacional de 2021 y la candidatura de Petro
Más allá de las críticas a la actual administración, la senadora de Comunes reconoce que el acuerdo de La Habana “abrió la puerta” para un cambio de signo político, en referencia a un posible triunfo del izquierdista Gustavo Petro en las elecciones presidenciales del domingo 29 de mayo.
“Silenciar los fusiles significó que la gente empezara a escuchar el estruendoso ruido de la corrupción y de la crisis económica. A la guerrilla se le echaba la culpa de todo. Si había crisis económica era culpa de la guerrilla de las FARC, si había violaciones a los derechos era culpa de la guerrilla fariana. Todo lo malo que pasaba en el país era por culpa de la guerrilla. Pero resulta que la guerrilla fariana silenció los fusiles y la situación está incluso peor que antes”, reflexionó.
Los acuerdos de Paz, según Ramírez, sirvieron para generar “conciencia de cambio” y habilitaron “gigantescas movilizaciones” como las del 28 de abril de 2021, en el marco del Paro Nacional contra el gobierno de Duque.
“Por un cúmulo de disconformidades, la juventud no resistió más y salió a la calle en un reclamo permanente por sus derechos. Hoy estamos más cerca del cambio, es altamente posible que llegue al gobierno un presidente que necesitamos para que haga un tránsito de la guerra a la paz. Tenemos la oportunidad muy cerca y los sectores populares ven en la fórmula Petro-Francia Márquez una gran esperanza de cambio, en que sí podemos mejorar. Este estado de crisis y violencia que tenemos ya no se puede aguantar”, agregó.
La relación de Petro con el empresariado
“Un empleado que vote por Petro no cabe en mi esquema empresarial y simplemente se tiene que ir”, escribió hace algunas semanas en sus redes sociales el empresario Sergio Araújo Castro, uno de los fundadores del partido derechista Centro Democrático. La polémica sobre la relación de Petro con los empresarios quedó instalada, al punto que una Misión de Observación Electoral calificó el comportamiento como “delictivo”.
La senadora Ramírez considera que Petro ha sido cuidadoso con este tema. “Es cierto que una parte del empresariado le teme al cambio, pero hace poco Petro hizo una reunión con cámaras empresariales y hablaron sobre cómo tener una buena relación. Hay un sector del empresariado que se está acercando a Petro y es algo importante, porque el distanciamiento tampoco es bueno”, opinó.
Ramírez confía en que Petro logrará “generar confianza” con los inversores, ya que un futuro gobierno necesitará “mucha gente dispuesta a colaborar con el crecimiento de la economía”.
Lejos de estos acercamientos, según dijo, reacciones como las del empresario Araújo Castro responden a lineamientos partidarios de un sector de la derecha que no acepta “los tiempos de cambios”. “En esa lista están el Centro Democrático y sus partidos religiosos aliados, el Partido Conservador, algunos congresistas de Partido Cambio Radical y del Partido de la U. De parte de ellos hemos tenido una campaña sucia, de permanente estigmatización contra Petro. La derecha se siente arrinconada y sabe que puede perder el poder, entonces está utilizando todo lo que tenga a su alcance para evitar el triunfo de Petro”, comentó.
Comunes y la campaña de Petro
Ramírez no tiene dudas: para Comunes este momento histórico requiere un apoyo “incondicional” a la fórmula Petro-Francia Márquez. Sin embargo, los exintegrantes de las FARC tampoco están para “acercarse a la foto”.
“Nosotros indudablemente tenemos una carga negativa que todavía no logramos sacarnos y eso genera resistencia, incluso dentro de las fuerzas alternativas con quienes nos identificamos en muchos puntos del programa. Será una cuestión de tiempo, tenemos todavía un camino para recorrer y hay que hacer mucha pedagogía. Necesitamos que la gente nos identifique con lo que somos hoy y no con la guerra, que es generalmente con los que nos identifican a quienes estamos en Comunes. Es un proceso que lógicamente va a demorar un tiempo”, explicó.
La decisión de bajar el nivel exposición se tomó junto a otros referentes del Pacto Histórico. “Ha sido una decisión mutua, analizamos que era mejor estar de esta manera. Aunque es evidente que seguimos trabajando en el territorio, hablamos con la gente, tratamos de motivar sobre la importancia y la necesidad de cambio, que hoy tiene el nombre y apellido de Gustavo Petro”, concluyó.
Si llega a la presidencia, el líder del Pacto Histórico también tendrá tareas pendientes para alcanzar la “paz completa”, según la senadora. Entre ellas, Ramírez destacó la necesidad de retomar el diálogo con el ELN y todas aquellas organizaciones "que tengan una plataforma política”, el sometimiento a la justicia de los grupos paraestatales y en particular dos puntos de los acuerdos de paz que no han logrado avances (el 4 y 5): solucionar el “gravísimo problema” de los cultivos de drogas ilícitas y establecer una política de verdad, justicia, reparación y no repetición. “Son casi 10 millones de colombianos víctimas de la guerra y del conflicto que nos azotó por más de 60 años. Necesitamos una política para salir adelante como una sociedad perdonada y reconciliada”, propuso.
Los aprendizajes de la izquierda colombiana
A diferencia de lo que sucedió en anteriores elecciones, Ramírez considera que esta vez las “fuerzas alternativas” de Colombia están trabajando en una plataforma común como el Pacto Histórico, donde confluyen diversas fuerzas políticas y partidos minoritarios.
“Eso significa que hemos avanzado, porque las fuerzas democráticas y de izquierda empezaron a madurar y a caminar desde un objetivo común, que es lograr un cambio que mejore las condiciones de vida”, opinó.
Según dijo, un eventual gobierno de Petro contará con el respaldo de al menos 90 congresistas afines, a los que podrían sumarse apoyos parlamentarios puntuales para algunas iniciativas del Ejecutivo. “La base que tenemos es una fuerza importante para darle viabilidad a las iniciativas”, señaló.
Reformar el sistema de salud, lograr un sistema educativo público y gratuito de calidad, políticas de empleo, una reforma agraria integral, leyes de promoción de la soberanía alimentaria, y una mayor conectividad y servicios para los sectores rurales son algunos de los ejes de trabajo que Ramírez visualiza que debería priorizar un gobierno de izquierda.
“Tengo mucha esperanza en un triunfo de Petro. Lograr que las fuerzas alternativas asuman una posición de liderazgo es urgente. Colombia lleva más de 200 años en manos de una clase política que ha gobernado a través de la violencia, la mafia y la corrupción. A través del clientelismo y la politiquería. El Estado ha sido su forma de vivir bien, con poder, maltratando y asesinando a la oposición política. Creo firmemente que esta es una oportunidad histórica de cambiar eso. La oportunidad no es dentro de uno, dos o tres años, la oportunidad es ahora mismo”, concluyó.
* De la Agencia Regional de Noticias (ARN), especial para Página/12.