"El enemigo nuestro no está en el Frente de Todos, sino en esa maldita derecha que una vez más quiere volver a someter al pueblo argentino", afirmó el presidente Alberto Fernández en un tono casi de campaña. Lo dijo en la ciudad de Resistencia, Chaco, una provincia kirchnerista --gobernada por Jorge Capitanich-- y que se convirtió en el primer distrito en institucionalizar el Frente de Todos. En rigor, una idea que supo alentar el propio mandatario pero que ahora le rehuye. "No dejen que nos dividan. El día que nos dividimos, Macri fue presidente", repitió Fernández que insiste, con razón, en la necesidad de cuidar la unidad aunque lleve casi tres meses sin reunirse ni hablar con la principal accionista del FdT, Cristina Fernández de Kirchner.
El Centro de Convenciones de la capital chaqueña estaba colmado desde temprano en la mañana. Más de 3.000 personas se amontonaron en el auditorio donde a pesar del fresco para Chaco, ya se veían rostros sudorosos fruto de la alta humedad que presagiaba lluvias hacia la noche. Hasta allí habían llegado los representantes del partido Justicialista, organizaciones sociales como el Movimiento Evita, leales a Fernández, diferentes sindicatos y los 31 partidos que conforman el FdT chaqueño. El trabajo en comisiones se convirtió luego en un documento conjunto que se lo entregaron al Presidente.
"Buscamos garantizar la unidad en la diversidad", dijo Capitanich que movilizó para demostrar la fortaleza del FdT local pero también para el Presidente vea y sienta la conveniencia de contar con una institucionalización de la coalición gobernantes como una forma de resolver las tensiones internas. Capitanich, en ese sentido, afirmó que para el Chaco es la única forma de garantizar "la unidad en la diversidad, por lo que estamos integrados por 144 congresales, 36 miembros del consejo provincial, 31 miembros del comité ejecutivo". Ahora espera que se replique en el resto de las provincias y, sobre todo, a nivel nacional.
"Las diferencias no nos tienen que dividir, sino enseñar a construir un camino que nos permita resolver los problemas de los argentinos", reclamó el gobernador sin nombrar a Cristina y tampoco al Presidente que esperaba su turno para hablar. Insistió en la conveniencia de darle un sesgo institucional al FdT y para eso "hay que hacer una convocatoria amplia, plural y democrática".
El acto fue una fiesta. Los cánticos por momentos hacían imposible escuchar al que estaba al lado. Capitanich gritó: "No todos pensamos lo mismo, pero en el Frente de Todos estamos unidos por un proyecto democrático, nacional y popular que garantice la soberanía y la dignidad para el pueblo argentino", dijo y lo aplaudieron a rabiar.
"Juntos, unidos, vamos a ser capaces de combatir la inflación, cuidar el salario y el trabajo de los argentinos y salir todos juntos a destacar todo lo que se ha hecho" y "para participar abiertamente para que el próximo año siga gobernando la República el Frente de todos, y seguir construyendo la Argentina que nos merecemos", dijo Capitanich y le dio paso al Presidente.
Fernández y la unidad
Para Alberto Fernández quedó el cierre del acto. Habló del crecimiento de la producción y presagió que al país le esperan "décadas de crecimiento, producción y de desarrollo". Es por eso que reconoció que "lo último que quisiera yo, es que cuando ese desarrollo llegue, cuando lleguen los dólares, gobiernen los que se apropian de la riqueza y se olvidan del pueblo". Les pidió a todos "ponerle toda la fuerza que necesita el Frente de Todos, para transitar juntos lo que queda de gobierno para que en el 2023 volvamos a darle a los argentinos la alegría de tener un gobierno que se ocupa de ellos".
El Presidente no habló de quién sería el o la candidata el próximo año. Tampoco dijo que la institucionalización chaqueña la va a replicar a nivel nacional. Para Fernández, al menos en su discurso, lo que importaba era dejar bien en claro que es imprescindible la unidad: "Nosotros tenemos que construir la mayor unidad posible, porque esto que digo yo no es distinto a lo que piensa cualquier dirigente del Frente de todos", indicó.
"Compañeros, en el Frente de Todos no hay enemigos, hay diferencias. Pero hemos aprendido a respetarnos con esas diferencias", insistió Fernández en lo que pareció un mensaje cuyo destinatario, o el principal de los posibles aludidos, se encuentra por estas horas en Santa Cruz. Allí está la vicepresidenta que no participó de este Congreso del FdT del Chaco.
El discurso de Fernández remarcó que "un compañero que sale y critica, el tiempo dirá si tiene razón o no, pero es un compañero. No dejen que nos dividan". La frase sonó a respuesta a las críticas que suelen desplegarse desde las filas del kirchnerismo.
Cerca del Presidente, la comitiva que lo había acompañado aplaudía. Allí estaban el secretario general de Presidencia, Julio Vitobello, la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, el secretario de Relaciones Parlamentarias Fernando "Chino" Navarro, entre otros. Todos acordaban con las frases presidenciales que llamaban a la unidad. El tema es que todavía está ausente el gesto real y concreto que corporice esa declamada unidad.
Bien podría decirse que a las palabras presidenciales le faltó un anuncio, una prueba de cómo se resolverá de manera concreta y no solo declamativa, las diferencias que existen en el Frente de Todos. Fernández no lo dijo, ni siquiera hizo una referencia a la posibilidad de que se inicie el proceso de institucionalización a nivel nacional. Solo afirmó que "tenemos que construir una patria que nos una y dejar de lado las diferencias que podamos tener y darnos cuenta que nos unen varios denominadores comunes y nos diferencia por qué camino llegar".
En otro tramo de su exposición, Fernández habló de la necesidad recordar los resultados la gestión de Mauricio Macri, puesto que se heredaron "consecuencias dañinas en 2019" donde "se ocuparon de que el salario real cayera realmente", al tiempo que remarcó que "el mundo que nos toca vivir es complejo". Es por eso que afirmó que los dirigentes de la oposición "van por sus derechos".
"Nosotros tenemos un denominador común que nos obliga a producir más, a generar más trabajo formal y a distribuir más correctamente la riqueza. Esos son nuestros tres pilares de fondo", agregó Fernández para luego sostener que "somos hijos de Perón y Evita" y afirmó que "estamos acá para seguir luchando por una patria libre, justa y soberana porque tenemos una responsabilidad y es que la riqueza, la ganancia de la Argentina no se quede en los bolsillos de unos pocos".
"La política tiene una ética, es la ética de la responsabilidad y nos obliga a sacar del fondo a los que están más postergados en nuestras sociedades. Para eso hacemos política, no para otra cosa", concluyó.