En un rapto de lo que él mismo llamó “sincericidio”, el ex presidente Mauricio Macri hizo explícita su voluntad de volver a la receta del menemismo: las privatizaciones. Empezará, según dijo, por Aerolíneas Argentinas. “No imagino un dólar más destinado a una compañía aérea estatal”, definió.
La confesión de parte del líder de Juntos por el Cambio ratifica la impronta que imagina para su eventual gobierno en caso de presentarse y ganar en las generales de 2023: “Ir más rápido” en el ajuste que durante su administración no pudo hacer por el perfil “gradualista” de su equipo económico.
Esta vez será distinto, dijo y se expresó “muy decidido” a terminar con “el cuentito del ‘Estado presente’” y avanzar a puro neoliberalismo. “No gastar más de lo que ingresa” y “recibir toda la inversión que el país pueda recibir”.
O sea, abrir la economía de par en par porque, en su interpretación de la demanda social, “la Argentina que viene reclama un cambio profundo” y para ello es necesario hacer “lo que sea”, puntualizó.
Las razones para privatizar Aerolíneas
La privatización de Aerolínea Argentinas sería uno de los primeros pasos. “Toda la Argentina subsidia algo que no es necesario”, dijo Macri sobre la empresa de bandera y lo explicó con un giro argumental que ruborizaría a Aristóteles: “¿Qué es un avión? Es como un colectivo con alas. Los colectivos no son del Estado, ¿verdad?”, por lo tanto, “¿Por qué los aviones tienen que ser del Estado?”, lanzó durante una entrevista con La Nación.
Luego salió en defensa de las low cost que durante su gobierno fueron beneficiadas tanto con rutas aéreas que estaban en manos del Estado como con parte de la infraestructura operativa del aeropuerto militar de Morón y la vista gorda de los organismos de control y seguridad aérea.
“Si hay un destino que no es comercial, ¿Qué hace un gobierno inteligente? Llama a licitación”, insistió y sostuvo que para que esto vuelva está dispuesto a hacer “lo que se". "Yo no imagino un dólar más destinado a una compañía aérea estatal” porque, además, tener una aerolínea de bandera “no es necesario”.
“El 90 por ciento de la gente no vuela en avión. No solo toda la Argentina subsidia algo que no es necesario, sino que nunca estuvo tan conectada la Argentina como durante nuestro gobierno”, lanzó.
Otros “sincericidios” de Mauricio Macri
Durante la charla con el matutino porteño, Mauricio Macri reconoció su tendencia a decir lo que piensa en materia económica sin filtros. “Sincericidio”, lo llamó. “Eso lo aprendí en mi escuela de Boca” Junior, cuando durante su gestión como presidente de una comisión directiva lo convenció de que podía hacer con un país lo que hizo con un club.
En este sentido, reiteró la promesa que incumplió durante su gobierno: no subir las retenciones al agro. “No, ¿qué va a haber que subir? Basta de retenciones. Eso es un desastre por el gasto público ridículo que tenemos”, afirmó.
Lo que en su presunta experiencia y sabiduría de gestión hay que hacer, dijo, es “afinar el lápiz y buscar cambios en lo económico”. En este punto se animó a dar consejos sobre cómo controlar el proceso inflacionario que él disparó cuando fue presidente a pesar de que había prometido que podría controlarla porque era “lo más fácil” que había en el mundo.
Ahora que la suba de precios recorre la gestión del Frente de Todos, Macri dice que “no se puede vivir más con esta inflación” y que “en la Argentina ya estamos viajando al 100 por ciento anual”.
La receta del ex presidente es “ir por lo básico: “No gastar más de lo que ingresa” y salir del “cuentito del ‘Estado presente’”.
La interna de Juntos por el Cambio
Macri no le esquivó a la interna de Juntos por el Cambio. A pesar de que los propios lo sitúan en el blanco de las críticas, él ratificó sus aspiraciones presidenciales. Todo se dirimirá en unas PASO, indicó. “Allí la gente podrá elegir entre los radicales, la Coalición (Cívica), el Peronismo Republicano y el PRO, y uno conducirá, y los demás serán parte de un equipo”, desafió.
Finalmente, para exonerarse de las responsabilidades que tuvo por no haber sido reelecto en 2019, sugirió que la culpa de su derrota se debió a una supuesta incapacidad interpretativa de la sociedad. “¿Cómo no haber encontrado las palabras para que todos entendiésemos? Más allá de los pozos que nos comimos, faltaron palabras para explicar que el camino que llevábamos era el correcto. Ahora hay que retomarlo”, concluyó.