Cada 30 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Esclerosis Múltiple (EM), una enfermedad neurológica crónica que afecta al sistema nervioso central. Según la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple, hay más de 2.8 millones de personas diagnosticadas en el mundo. En diálogo con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, la directora ejecutiva de Esclerosis Múltiple Argentina, Johana Bauer, cuenta que en Argentina hay alrededor de 17 mil personas diagnosticadas. “Al compartir algunos síntomas con otras enfermedades, a veces se reconoce un poco tarde la esclerosis. Además, su origen es desconocido, lo que dificulta el acceso a una cura”, subraya.
Por su parte, Verónica Tkachut, neuróloga del Hospital de Clínicas, cuenta que el acceso al diagnóstico no es el mismo en todos lados y con la pandemia empeoró. “En las grandes ciudades –como Buenos Aires, Rosario, Córdoba Capital– hay acceso a médicos especialistas en esclerosis múltiple pero en otras partes del interior no. La pandemia afectó y agravó mucho más esto: por un lado, los hospitales y los médicos estaban abocados a combatir la covid, y por el otro, había pacientes que vieron interrumpidos sus tratamientos o, incluso, algunos que presentaron síntomas por primera vez y no tenían a quién recurrir”, relata Tkachut.
Además, agrega que los médicos se confinaron en sus casas porque eran mayores y consistían el factor de riesgo principal ante el nuevo virus. Frente a esta situación, los especialistas atendieron las consultas vía telemedicina. En la actualidad, los tratamientos siguen de esta manera o presencial según pueda y quiera el paciente.
Origen desconocido
La esclerosis múltiple es considerada una enfermedad autoinmune, es decir, el sistema inmunológico deja de reconocer la mielina –material graso que cubre las células nerviosas– y la lesiona. En consecuencia, se ve afectada la forma en que los nervios conducen los impulsos eléctricos hacia y desde el cerebro y aparecen distintos síntomas, como fatiga, disminución de la vista, debilidad muscular, vértigo, hormigueo, problemas de memoria, alteraciones en el lenguaje e inestabilidad al caminar.
Si bien el origen de la enfermedad es desconocido, existe una predisposición genética, a la que se le suma factores ambientales que contribuyen a su aparición, como el tabaquismo, la obesidad o déficit de la vitamina D. Además, Tkachuk aclara que no es una enfermedad hereditaria: “Si se tiene un padre afectado, el riesgo es del 2 al 5 por ciento, mientras que si los dos padres están afectados el riesgo asciende al 20 por ciento. Para que la esclerosis múltiple se desarrolle, se necesita además de la predisposición genética, que haya factores de riesgo ambientales”.
Esta enfermedad se manifiesta principalmente entre los mayores de 18 y 35 años, con una prevalencia de 3 a 1 en mujeres. “Se trata de la primera causa de discapacidad no traumática más común en ese rango de edad”, explica la psicóloga Bauer.
Diferentes tipos de esclerosis múltiple
Existen cuatro tipos distintos de esclerosis múltiple: la remitente-recurrente, que es la más frecuente al sufrirla el 85 por ciento de las personas diagnosticadas; la progresiva primaria que la sufren cerca del 10 por ciento de las personas diagnosticadas.; la progresiva secundaria, que es cuando el grado de discapacidad persiste y/o empeora entre brotes; y el síndrome desmielinizante aislado, que se trata del primer episodio neurológico que dura por lo menos 24 horas.
Visibilizar para diagnosticar
El primer tratamiento para la esclerosis múltiple fue aprobado en 1993. “Antes de ello, no se hablaba de la enfermedad. El mismo sistema de salud hacía a un lado a las personas diagnosticadas porque consideraban que no había más nada por hacer”, comenta Tkachuk. En la actualidad, existen más de diez tratamientos que pueden ser inyectables, orales o endovenosos que permiten controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El proceso para diagnosticar esta enfermedad consta de una resonancia magnética, el análisis del líquido cefalorraquídeo, la historia clínica y la indagación neurológica. Saberlo también es empoderarse: “Difundir información y visibilizar la esclerosis múltiple va a permitir que más personas y profesionales estén alertas ante la aparición de un síntoma y se indague al respecto. Cuánto más temprano se acceda al diagnóstico, más rápido se llegará a un tratamiento”, plantea Bauer.