“En una noche de vibrantes latidos, nos encontraremos abriendo oídos al canto, a los sonidos de la tierra”, reza el lema bajo el cual exponentes de las músicas telúricas de cuatro regiones del país se reunirán este sábado 4 de junio bajo un mismo techo --el del Teatro Gran Rivadavia-- con un doble fin: bailar, sin omitir el poder la palabra. “Vamos a escuchar un abanico musical de cosas tan profundas, tan ricas que tiene el folklore argentino”, anticipa Martín Abalos, hijo de Alfredo y guitarrista-cantor de La Pesada Santiagueña, acerca de un todo estético que también incluirá a Horacio Banegas; al cantautor nacido en Río Turbio Eduardo Guajardo; a la cantora bonaerense Lola Barrios Expósito; y al cantor, guitarrero y bombisto del noroeste Adrián Cañavera.
La cita en el templo de Rivadavia al 8600 es a las 20.30 horas, y tiene como ancla temporal –además-- festejar los 25 años que lleva existiendo La Pesada Santiagueña, nombre sugerido por Alfredo Abalos, dado el perfil entre tradicional y moderno que caracteriza a la agrupación. “Cada uno va a mostrar lo que hace, porque cada cual lo hace muy bien, desde su lugar. Se trata de artistas renombrados a quienes admiramos, así que será una noche increíble”, asegura el músico. Cañavera, otro de los implicados en el festejo, promete ser vehículo de lo que Hamlet Lima Quintana, Armando Tejada Gómez y Zitto Segovia, entre otros, han aportado musical y poéticamente a la cultura nacional y popular. Guajardo –otro— se centra en cambio en el péndulo ética-estética constitutivo de la juntada. “Más allá de las particularidades regionales y urbanas que reflejan nuestros repertorios, hay un modo franco y sin especulaciones que hacen de este encuentro un momento refrescante para los degustadores de la música nativa”, sostiene el trovador patagónico, sobre un motivo que amerita otra reflexión por parte de Abalos. “Yo creo que a todos nos une el canto con fundamento, más allá de sonidos o estilos personales”, enfatiza.
En el caso de la banda cumpleañera, sonido y estilo estarán dados por el grueso de los temas que pueblan el flamante cuarto disco llamado Donde la vida me lleva, además de reversiones a sonido actual del primer disco –Chacarera del nuevo siglo-- como “Chacarera del tren mixto” y “Chacarera del monte”. “Particularmente, creo que La Pesada está atravesando un momento justo, porque tenemos claro lo que queremos. Y lo principal, en este sentido, es que no nos interesa el camino comercial. Creo que para un folklore vacío de contenido hay muchas propuestas pasatistas, de folklore romántico y superficial. Nosotros tratamos de marcar otros conceptos, otras realidades y nos comprometemos con el entorno… señalamos problemas que nos atañen a todos. Nuestra idea es seguir con el fundamento coplero como decían los maestros Raúl Mercado y “Cacho” Ritro, y el canto con fundamento como decía mi viejo”.
“Sí, es bueno tener en cuenta esto, porque este es un momento difícil--vuelve Cañavera--. Cada vez cuesta más quedarse en la identidad de los ritmos de nuestra tierra y en sus poetas, porque en el pueblo está la raíz, y lo que debemos hacer es cultivarla”. Guajardo, en tanto, intenta explicar el fenómeno de manera –tal vez-- menos apasionada: “El problema está en que hay un vacío en la transmisión de elementos de identidad cultural compartidos, y esto termina ocupando las nuevas tecnologías, la mayor de las veces alienantes de la identidad de las regiones. Curiosamente, en el momento más álgido de la globalización de las economías mundiales se torna urgente y absolutamente necesario rescatar, conocer, revalorizar y afirmar las identidades regionales”.