El juez federal Daniel Rafecas le pidió a Interpol que renueve las capturas internacionales con alertas rojas contra cinco iraníes sospechados de participar del atentado contra la AMIA. Esas capturas vencían el 7 de noviembre próximo, y siempre Irán dio una fuerte batalla para impedir la renovación ya que, de acuerdo a las normas de la central mundial de policías, requieren nuevos fallos judiciales e incluso la aprobación en un congreso de Interpol. Irán le encargó el tema a un estudio de abogados de Londres, pero está claro que se impuso la opinión de la Justicia argentina porque Interpol le envió una notificación a Rafecas informando que las capturas con alertas rojas pasan a regir hasta el 7 de noviembre de 2027. Las vueltas de la vida le dieron el protagonismo a Rafecas, el mismo juez que, con un fallo fundado y detallado, consideró que no había delito alguno en la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán. Por aquella resolución, la DAIA y legisladores de la oposición sacaron una solicitada contra Rafecas y se impulsó --sin éxito-- su destitución en el Consejo de la Magistratura.
Las órdenes de captura, votadas por el congreso de Interpol en 2007, abarcan ahora a cinco iraníes.
* Mohsen Rabbani, exagregado cultural de Irán en Argentina. Es contra el que más pruebas hay --pese a la pobreza de las evidencias--, porque estaba en Argentina en el momento del atentado y tenía vínculo con el apuntado como organizador del ataque, un libanés llamado Salman El Reda, pareja de una secretaria de Rabbani. El Reda estaría hoy en El Líbano.
* Ahmad Reza Asghari, tercer secretario de la embajada de Irán en Argentina. Las pruebas contra él son más que endebles. No se le formula ninguna acusación en particular, pero se sugiere que era un agente de los guardias de la revolución islámica.
* Alí Fallahijan, exministro de Inteligencia y Seguridad de Irán en tiempos del atentado. En la imputación original se señaló que hubo una reunión de las máximas autoridades iraníes en Mahshad, en 1993, y allí se decidió el ataque a la AMIA. En aquella cumbre estuvo Fallahijan. La información sobre Mahshad y el atentado se originó en arrepentidos iraníes, opositores al régimen de los ayatolas y no hay nada que verifique la versión.
* Ahmad Vahidi, excomandante de los Guardias de la Revolución. Se le adjudica haber estado en la reunión de Mahshad. Hoy es ministro del Interior de Irán.
* Mohsen Rezai, excomandante de los guardias revolucionarios. Hoy es vicepresidente de Irán.
No están en la lista tres de quienes la integraban originalmente. El expresidente de Irán Alí Akbar Rajsanjani, que falleció pero ya había sido excluido porque no rigen las capturas contra presidentes. El exembajador de Irán en la Argentina Hadi Soleimanpour también fue excluido porque un juez británico dijo que no había pruebas suficientes contra él y, por lo tanto, Interpol lo consideró cosa juzgada. Y el jefe militar de la organización libanesa pro-iraní Hezbollah, Imad Mugnyieh, supuestamente fue asesinado por Israel en un atentado en Beirut: le pusieron un explosivo en el auto.
Como se sabe, Irán niega rotundamente los cargos y afirma que no tuvo nada que ver con el atentado. Es más, Teherán sostiene que toda la causa es un armado de la CIA y el Mossad para inculpar a Irán, en el marco de una política de Estados Unidos e Israel para intentar justificar un ataque militar. Con esa óptica, Irán se niega a colaborar con la Justicia, además de que la ley iraní prohíbe extraditar a sus ciudadanos. Esa fue la razón por la que se firmó el Memorándum: el texto habilitaba a los sospechosos a declarar ante un juez argentino en Teherán. Sin embargo, la Justicia declaró inconstitucional el Memorándum porque incluía una Comisión de la Verdad, integrada por juristas de distintos países que ejercerían una especie de supervisión, aunque sus dictámenes no serían vinculantes. Interpol fue uno de los auspiciantes de aquel acuerdo para buscarle una salida al expediente.
Desde el punto de vista de las hipótesis del atentado nunca se pudo avanzar demasiado porque la investigación fue un fracaso desde el principio: no se sabe de dónde salieron los explosivos, quién condujo la camioneta hasta la mutual judía, dónde se armó el vehículo-bomba. Y como no hay rastros de la conexión local, el armado internacional es más bien una especulación. Siempre se habló de la pista Siria y de la pista iraní, porque a ambos regímenes se le habrían prometido, durante la campaña electoral de Carlos Menem, asistencia en materia de tecnología atómica o misilística.
Lo concreto es que cerca de cumplirse 28 años del atentado, Irán no extradita a ninguno de los sospechosos y Argentina no logra ninguna captura. El expediente está trabado y parece no tener solución. Rezai y Vahidi fueron como invitados oficiales a otros países --Bolivia, Nicaragua, Singapur y otras naciones asiáticas--, pero obviamente esos países no detuvieron a quienes ellos mismos habían invitado.
Las capturas están pedidas por la Fiscalía-AMIA, que conduce Sebastián Basso, que a su vez le viene formulando la requisitoria a todos los magistrados que sucesivamente van ocupando el Juzgado Federal número 6, que estaba a cargo de Rodolfo Canicoba Corral. Como el juez se jubiló, hay turnos de subrogancia y el titular actual es Rafecas. Pese a la oposición de Irán, que insiste en que no se pueden renovar eternamente las capturas, Interpol le contestó a Rafecas que las alertas rojas seguirán vigentes hasta 2027.