Phil Jackson no sólo es uno de los mejores entrenadores que dio el básquetbol en su historia, sino que también es una suerte de Confucio para este deporte. Una de sus máximas más célebres asegura que “la victoria es dulce, pero no hace que la vida vaya a ser más fácil la próxima temporada o incluso al día siguiente”. Si se piensa la carrera de Los Pericos como si fuera un partido de la Liga Nacional o de la NBA, desde el viernes pasado parecieran estar dispuntando el Tercer Tiempo. Y con ventaja a favor, nuevamente. Cada vez que la adversidad está por ganarles, una de las bandas pilares del reggae argentino suele sorprender o desconcertar con uno de esos discos que terminan por establacer un punto de inflexión en su obra. Sucedió en 1992, tras sacar Big Yuyo, trabajo que los consagró en todo el continente. Volvió a pasar en 2005, en uno de sus mayores momentos de crisis, luego de que Bahiano se fuera del grupo, al lanzar 7.

Y una vez más lo volvieron hacer con ¡Viva Pericos!, su primera producción de estudio en seis años. Acá, la fórmula del álbum de versiones al que apelan los artistas (para cumplir con el contrato de su discográfica o por falta de ideas), la convirtieron en una situación experimental para el reencuentro. Especialmente con su identidad sonora, así como con una banda de sonido consciente e inconsciente. “Revisitamos un repertorio ultra clásico”, afirma Juanchi Baleirón, frontman del grupo, en el barrio de Núñez, a unas pocas cuadras de su estudio. “Lo que pudo haber sido una idea de la compañía, se transformó en un desafío artístico. No sólo hacerlo por hacerlo, para que haya un disco de Pericos, sino que nos metimos a coquetear con lo popular. Pero también con cosas lindas que no necesariamente son éxitos, como fueron los casos de Jorge Drexler y Robi Draco Rosa. Quedaron esas 11 canciones para un material de este estilo. Un día sos joven y otro día hacés un disco de covers”.

Además del uruguayo, del que recrearon “La edad del cielo”, y del boricua, de quien tomaron “Penélope”, el álbum de estudio número 13 de Los Pericos incluye una versión de “La distancia”, clásico de Roberto Carlos que se tornó en el primer adelanto del repertorio. Sin embargo, a diferencia de otros trabajos de covers, en este caso la banda se debatió entre temas tradicionales del cancionero popular latinoamericano y algunas canciones más contemporáneas de la cultura pop hispanoparlante. Siempre en clave de reggae, uno bien con sabor a Los Pericos. Aunque también hubo temas remojados en rock steady (algo así como el bolero de los jamaiquinos). Posiblemente la cuota experimental, a razón del imaginario sonoro del sexteto, radique en “Lágrimas negras”, bolero clásico del cubano Miguel Matamoros que el grupo revistió con una cadencia próxima a la del tropipop colombiano. Sin embargo, Juanchi define a esta versión como “más simple y al palo”.

-“Lágrimas negras” fue reversionada por muchos artistas. ¿Cuál de esos covers sirvió de guía?

-Escuchamos varios, y algunos eran más sentidos que otros. Ese tema, y “Trátame suavemente”, eran los que estaban un poco al costado. A mí me asustaba cuando me comparaba todo el tiempo con aquellos cubanos cantándola. Con ese sentimiento, esa cadencia, esa mugre de ron y tabaco. En contraste con mi prolihidad. La dejamos ahí, y cuando la escuchamos no sólo nosotros, sino gente ajena, opinamos que estaba buena. Yo me puse coqueto, y al final aceptamos que era nuestra versión. No quería compararme con Compay Segundo ni con otras versiones.

-Probaron que podían ser clásicos y contemporáneos a la vez.

-Es una de las canciones más antiguas que hicimos.

-A propósito del Caribe y del dembow, ¿no estuvo entre las opciones hacer un cover de un reggaetón o un trap, o incluso invitar a cantar a unas de las figuras del género urbano?

-Nos daba un poquito de cosa porque a veces vemos que ese tipo de decisiones son demasiado forzadas. Sentimos que por ahí era como de viejazo, una foto con el trapero de momento para complacer a mi hijo. Preferimos que suceda de forma natural. Quizá lo dejemos para el volumen dos.

-Entonces sí lo pensaron…

-Sí, pero nos pareció oportunista. No descarto que el día de mañana pueda surgir algo interesante. A mí me gusta Dillom, por ejemplo. Me parece que es el que marca la diferencia en esa escena, el que se corre a un costado. Escuchás los beats, y pensás: “Este pibe está loco”. Es un divino. A muchos nos gusta lo que hace. Si bien me encanta el rockerismo de Wos, y lo que hacen Duki, Khea y Lit Killah, el que me llama la atención y me dan ganas de escuchar un disco entero es Dillom. Ese pibe tiene mucho futuro. Con esto digo que quizá en el día de mañana pueda surgir algo más extremo o más raro. Ahora fue un primer intento de disco de covers de canciones ultra clásicas. Y no es poco meterse ahí.

-Siempre hay un momento en la carrera de un artista, especialmente en el caso del reggae, en el que no queda otra opción que mantenerse en el estándar. Lo que te convierte en un clásco. ¿Le tuvieron miedo a eso al momento de afrontar este disco?

-No le tuvimos miedo. Dijimos: “Vamos a por todo”. Fuimos contra nuestros prejucios. Versionamos a Damas Gratis, Shakira y Jarabe de Palo. Lo grabamos, y se fue decantando. No fue un disco tan estratégico como parece. Fue buscar, buscar, y buscar. La compañía, en especial Afo Verde (productor del disco), nos dejó hacerlo y confió. Aparte, él es amigo, alguien al que conocemos desde hace mucho teimpo. No sólo es el capo del sello.

-Fue también parte de ese movimiento pionero del reggae argentino.

-Estuvo en La Zimbabwe. Tenemos muchas cosas en común. Y saca chapa del tipo que la ve. Vio que esto lo podíamos hacer, sin vueltas.

-Anteriormente, hacer un disco de catálogo, como el grandes éxitos o el de versiones, era un trámite que te imponía la industria musical. Pero hoy hay muchas maneras de encontrarle la vuelta eso. Una buena muestra fue lo que hizo Emmanuel Horvilleur con Pitada, en el que revistió sus canciones de tal manera que logró renovarlas.

-Antes de hacer nuestro último disco de temas propios, Soundamérica (2016), veníamos de lanzar Pericos & Friends (2010), en el que reversionamos nuestros propios temas. Y luego hicimos 3000 vivos (2017), donde mostramos cómo sonamos hoy. Si necesitás renovar tu canción por un tema humano, subjetivo o artístico, está bueno hacerlo. Me parece algo natural. Además, hoy está abierto todo. No hay tanto preconcepto acerca de la forma en que deben ser las cosas, al igual que la carrera de un artista. Ya sea nuevo o viejo, trapero, rockero o de reggae.

-Justo que mencionaste el reggae, este disco aparece en una época en la que mucha gente se pregunta qué sucedió con el género. Mientras otros decretaron la extramaunción de la escena local. Esta propuesta podría ayudar a reposicionarla.

-Parte del concepto de este disco era volver al reggae de Pericos, al estilo Pericos. El género tuvo sus momentos. Se puso de “moda”, y explotó. Había bares de reggae por todos lados, había fechas de reggae, había festivales. Es como todo. Decanta, y son los artistas lo que desean seguir estando y manteniendo su personalidad. Y renovarla. Eso es lo que han venido haciendo Dread Mar I, Los Cafres y Nonpalidece. Nosotros siempre nos mantuvimos en el reggae fusión, nunca fuimos puristas. Nos gusta eso. En el segundo disco hacíamos cosas diferentes, no nos interesa quedarnos en el género puro. El reggae demostró que puede experimentar con otros estilos porque siempre queda bien. Todavía hay que ver si se puede adaptar canciones de heavy metal. Pero si se logró hacer con The Dark Side of the Moon (se refiere al disco Dub Side of the Moon, de 2003 y en el que el proyecto Easy Star All-Stars transforma en reggae el disco de Pink Floyd), se puede hacer cualquier cosa.

-Si J Balvin puede grabar “Wherever I May Roam”, de Metallica, en trap, todo es posible…

-Así como el rock, el reggae, a su manera, se reinventa cada tanto. Son grandes géneros. Cada vez hay menos prejuicios, lo que abre las posibilidades de que haya todas las colaboraciones y mezclas que existen. Así se puede deconstruir todo para que aparezcan cosas nuevas.

(Imagen: Nora Lezano)

-Dijiste que Los Pericos es un artista del reggae fusión. Pero en la versión de “Trátame suamente” apuntan hacia el reggae love y el dub, lo que los acerca al purismo del género.

-Cuando empezamos a hacer “Trátame suavemente” (la canción es original de Los Encargados, grupo liderado por Daniel Melero, pero la versión de Soda Stereo la mundializó), nos contactamos con el manager de Carlos Vives, Walter Kohn, que es amigo nuestro. A Carlos le alegró la idea no sólo porque era una oportunidad para colaborar con Pericos, sino también porque se trataba de un disco de rock argentino.

-Esta versión demuestra asimismo lo cerca que están el reggae y la música colombiana.

-La condición que puso era poder meter mano. Le metió gaita, acordeón y cosas representativas colombianas, sin que eso pareciera extraño. Quedó muy lindo y sensible.

-¿Jorge Drexler les hizo alguna devolución de su versión? Le dieron una vuelta impensada.

-Estaba contento. Creo que le va encantar esta versión climática de su canción. Hicimos un arreglo con guitarra slide tipo George Harrison. Le pusimos una atmósfera especial, más allá de lo propiamente reggae. Tuvo muchos arreglos.

-Hablando de slide, en “La carrertera” supieron darle un sonido rutero. Aunque con una impronta oscura, muy al estilo de Ry Cooder.

-Y largo. No tiene pausa. Es uno de los temas que más me gustó como quedó. De “La carretera” (fue coescrita por el argentino Roberto Livi, y no tiene relación con el tema homónimo del bachatero Prince Royce), nos quedamos con la versión de Julio Iglesias. De ahí tomamos lo hipnótico, el viaje. Hicimos un cruce entre Julio y un poco de The Police, por la batería.

-Al menos a nivel de sonido, esta versión tiene mucho que ver con lo que intentó hacer Afo Verde cuando produjo el disco Los rayos, de Vicentico: homogeneizar una estética latinoamericana.

-Ambas historias pueden entrar a la misma carpeta, porque intentamos hacer cosas de otros (en Los rayos, Vicentico incluyó covers de "Los caminos de la vida”, de Omar Geles, y “Tiburón”, de Rubén Blades).

Durante el año y medio de preparación del nuevo disco de Los Pericos, quienes se presentarán en el Complejo C Art Media el jueves 1 de junio a las 19.30 (en el marco de la fiesta Game Over), quedaron en el portafolio covers de Charly García, Virus y Caetano Veloso, entre muchas de las 50 canciones que fueron maqueteadas. Pero de los temas que terminaron siendo parte de ¡Viva Pericos!, cuatro son de artistas y compositores mexicanos. Algunos de ellos sugeridos por la cantautora tecatense Carla Morrison, a partir de una lista con seis propuestas de música norteña que les envió. “Vete ya”, del desaparecido Martín Elizalde es la que más destaca, junto con “El próximo viernes”, de la autoría de Isidro Chávez Espinoza y conocida en estos lares por la interpretación que se mandó Thalía. Lo mismo sucedió con “Tu cárcel”, firmado por Marco Antonio Solís. Aunque Los Enanitos Verdes hicieron una versión que está a la altura de la original.

-“Vete ya” no sólo funciona como tributo a Martín Elizalde, sino también a ustedes mismos, lo que denotan esos caños que aluden a “Párate y mira”. ¿De quién fue la idea?

-Fue una idea de La Delio Valdez. La intención es que no sólo cantaran Ivonne y Pedrito. Los chicos también participan en percusión y metales. Cuando nos mostraron lo que hicieron, nos avisaron que se tomaron una licencia. Y nos pareció muy bueno el guiño, así que lo dejamos. Es el tema que más tiene que ver con ellos. La colaboración quedó muy buena.

-Aparte de Carlos Vives y La Delio Valdez, en el disco participan como invitados Emiliano Brancciari (No Te Va Gustar) y Rubén Albarrán (Café Tacvba). ¿Por qué los eligieron a ellos?

-Fue pintando. Salió de una charla o de una coincidencia. Con Rubén nos habíamos cruzado un par de veces, y siempre nos tiramos la onda para hacer algo. Pero finalmente surgió. Llegamos a él porque es muy especial, así que lo hicimos a través de su manager. No tiene redes sociales ni WhatsApp. Y cuando vino para participar en el tributo a Soda Stereo, aprovechamos para grabar el video (del single “Me estás atrapando otra vez”, original de Los Rodríguez).

-A propósito de Rubén Albarrán, ¿puede ser que éste sea el Avalancha de éxitos de Los Pericos?

-No lo sé. Puede ser. Pero tuvimos como referencia aquel disco de UB40, Labour of Love II (1989), en el que tomaron canciones anglosajonas, las versionaron en reggae, y la rompieron. Hicieron covers de Al Green, de lo que quisieron. Charlando con Afo, le pareció interesante que Pericos, con su impronta, hiciera algo similar. Aunque con repertorio hispanoparlante. También recordamos esa versión de Leo Dan que grabó Café Tacvba, que hicieron propia. De pedo, un argentino grande sabe de quién es el tema. Pero para la mayoría de la gente, esa canción es de Café Tacvba.

-Eso también le pasó a ustedes con las reversiones que lograron de Nando Boom o Toots and the Mytals.

-Hay muchos que piensan que hay canciones que son nuestras, porque las hicimos con nuestra impronta. “Hacé lo que quieras”, es de Toots. Al igual que “Complicado y aturdido” (Os Raimundos) o “Mucha experiencia” (Nando Boom). Y eso también lo tomamos para este disco.

-Posiblemente, el cover más respuestuoso fue el de “La distancia”.

-Me genera respeto. Es un tema que escuchaba mi madre, y es uno con los que Roberto Carlos sacudió a la cultura pop.

-A “Penélope”, de Draco Rosa, la levantaron del letargo.

-Es un tema oscurísimo, de un disco igualmente oscuro. Reucerdo que Vagabundo (1996) me quemó la cabeza. A Robi lo vimos en una edición del Vive Latino (México), y estuvimos charlando con él. Luego se enfermó, se retiró un poco, y volvimos a escuchar el tema. Lo agarramos, y lo hicimos más luminoso. siento que tanto su tema como nuestra versión tienen su peso. Las dos conviven.

-Pasó mucho tiempo desde que salió su último disco de estudio, por lo que se nota que tenían muchas ganas de grabar. Al menos en el acabdo final.

-Sacamos 3000 vivos y luego llegó la pandemia. Tenemos uno de temas propios avanzado. Pero quedará para cuando este haya cumplido su etapa.

-Pero puede que les suceda lo mismo que a Luis Miguel con Romance, y les vaya tan bien que salga al toque una segunda parte. Pese a que hacen reggae, no deja de ser un disco de música popular.

-Es probable. Si las cosas van bien, puede que se estire con una segunda parte.

-El título parece un manifiesto de la banda. ¿Por qué lo llamaron así?

-Gastón (Moreira, bajista) había visto una pared pintada con algo similar. Y ese “viva” nos pareció universal y lindo. Y también coherente. Más por el momento que por el repertorio.

-Es fuerte, pero éste es un disco inesperado. Tuvieron que hacer esto para reencontrarse con su esencia.

 

-Creo que sí. Es una consecuencia que por ahí no estaba buscada. Y en el proceso nos encontramos con esa renovación, con la frescura y con ser lo que somos en 2022. Gracias a Dios, logramos transmitir todo eso.