La herencia recibida, los logros y lo que se debe ver. Una especie de hoja de ruta sobre lo que cada funcionario debe explicar o decir cuando deba hablar de la marcha de la economía, resumida en “ocho puntos clave”. Ese es el contenido del breve informe que circula en diferentes áreas de gobierno, con la firma de la Jefatura de Gabinete, para su aprendizaje y uso de los funcionarios que deban argumentar ante ciudadanos o políticos que los enfrenten con la realidad.
“En diciembre de 2015, el Gobierno recibió una economía distorsionada, estancada, con problemas estructurales de hacía décadas y que llevaba varios años sin generar empleos”, deberá recitar el funcionario sin acceder a repreguntas o pretensiones de que explique algún aspecto de lo indicado. ¿Cómo explicar, por ejemplo, los “problemas estructurales de hacía décadas” sin meterse en temas incómodos, como la concentración en manos de grandes empresas, o las privatizaciones? Por no hablar del sobreendeudamiento del menemismo, Dela Rúa-Cavallo y lo que sobrevino.
¿Cómo enfrentar probables críticas a la devaluación, la inflación, los despidos y cierres de empresas? “Una primera etapa necesaria pero difícil, en la que continuó la recesión y muchos argentinos perdieron sus empleos”, dirá el funcionario casi compungido, “pero ahora podemos ver que aquellos esfuerzos y estas nuevas bases están dando resultados”, agregará ya con una sonrisa. Como una muestra de compromiso, el funcionario deberá afirmar sin dudar ni pensarlo: “Terminó la recesión y ya están creciendo casi todos los sectores de la economía, los empleos perdidos ya fueron recuperados y se siguen creando nuevos, las obras empezadas del plan de infraestructura están empezando a terminarse”.
La muletilla para refrendar todo lo dicho es repetir “ahora estamos viendo que...”. Y todo lo que algún malintencionado pueda presentar como un brutal ajuste sobre los salarios, políticas que favorecieron a los ricos o destrucción del mercado interno a dos puntas (producción y consumo), deberá ser refutado con el imbatible “vinimos a poner orden a la economía y evitamos una crisis mayúscula”.
Si alguien le toca el timbre o aparece en televisión con argumentos demasiado iguales a los aquí señalados, no lo dude: Marcos Peña lo hizo.