Desde el Senado de la Nación, la legisladora salteña Nora Giménez (Unidad Ciudadana) presentó un proyecto de ley que busca promover y garantizar la equidad de género en los precios de los bienes de consumo. Bajo la consigna #NoAlImpuestoRosa, se pretende visibilizar que en la actualidad existen productos de idéntica calidad y características, que son comercializados de acuerdo a los géneros, y que como tales, muestran precios diferenciados. 

En ese sentido, esa diferenciación tiene un sobreprecio que termina siendo perjudicial para las mujeres, que precisamente son la población mayoritaria en el país. En los resultados preliminares del Censo 2022, se destacó que Argentina cuenta con un 52,83%, de mujeres; un 47,05%, de varones, y 0,12%, de personas no binarias. 

Por tal razón, el proyecto de Giménez pide que se modifique el artículo 8° bis de la Ley N° 24.240, de Defensa del Consumidor. En la modificatoria se establece que debe existir un trato digno sin prácticas abusivas y que "los proveedores deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y usuarios". Además de señalar que se prohíbe "la aplicación de precios discriminatorios de bienes y servicios sustentados en motivos de género". 

Varias las iniciativas intentaron legislar en el tema, pero no prosperaron, por lo que Giménez consideró que se intenta sumar "un grano de arena a toda esta lucha por la equidad de género". Afirmó que el proyecto es sencillo y justo, y que busca resaltar la existencia de sobreprecios en productos que son consumidos por las mujeres. 

Aseguró que "el mercado juega con sus propias reglas y todo lo que pueda aprovechar, lo aprovecha a su favor". En este caso, sostuvo que (el mercado) no ve equidad ni igualdad en la venta de ciertos productos sino que "sólo ve en función de sus intereses". 

En los fundamentos del proyecto se indica que este sobreprecio es un fenómeno común en distintos países, más conocido como Pink Tax (Impuesto Rosa), y como consecuencia de la estrecha vinculación entre la mujer y el hogar, entre la mujer y lo doméstico, lo que explicaría su mayor peso en las decisiones de consumo. Por lo tanto, "el ser más activas las mujeres en el mercado las convierte en un target perfecto para dedicar el marketing y las estrategias de consumo", sin tener en cuenta la situación laboral. 

En el informe "Impuesto Rosa Argentina", que dio a conocer la consultora Focus Market en marzo de este año, se reveló que en el país la diferencia que pagan las mujeres respecto de los hombres por el mismo producto es del 12%, un punto porcentual más que lo que se pagaba en 2021. Esa diferencia está en al menos 14 productos, situación que se repite en los últimos 5 años. 

Informe

“En los últimos años las diferencias de precios que pagan hombres y mujeres por las mismas categorías y tipología de productos se mantuvieron estables”, explicó Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market. No obstante, también advirtió que las opciones para las mujeres se ampliaron en la oferta en el mercado “disminuyendo el impacto de sesgo diferencial del color rosa en la decisión de compra en la demanda femenina”.

Este análisis puede ser claramente comprobado en los distintos países. Incluso en los productos que hoy están presentes en el Hot Sale, evidenciando que la mayor diferenciación se da en los productos de higiene personal.

Producto presente en la web de Farmacity y que difunde el Hot Sale.

Si bien el proyecto de ley debe obtener primero su aprobación en el Senado, y luego remitirse a Diputados, durante la presentación estuvo la presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados, Mónica Macha (FdT), quien en diálogo con Salta/12 dijo que "desde niñas, las mujeres pagamos más (social y materialmente para) hacernos un lugar en esta sociedad".

"No solo nos dicen con qué tenemos que jugar sino que además mercantilizan ese deseo culturalmente creado para extraer mayor ganancia y generar mayor desigualdad en las trayectorias sociales", expresó. Macha dijo que el Impuesto Rosa es un problema que afianza estereotipos y roles socialmente asignados en una sociedad aún regida por valores del patriarcado y el machismo.

Destacó que en este contexto, los perjuicios económicos que sufren las mujeres por esta discriminación puntual, aumentan aún más la desigualdad de géneros. "Por eso, hemos presentado un proyecto de ley para que se establezca un principio de igualdad de género en los precios de los bienes de consumo masivo", afirmó. 

La propuesta legislativa fue acompañada por la presidenta de la Banca de la Mujer, la senadora por San Luis Eugenia Catalfamo (Unidad Ciudadana); la doctora en Economía, Mercedes D'Alessandro; la secretaria de Mujeres Género y Diversidades de Salta, Itatí Carrique, y la representante de la Asociación Civil Ecofeminita, Candelaria Botto.

Al mercado no le interesan los ingresos de las mujeres

La senadora salteña Nora Giménez puso énfasis precisamente en la realidad económica del país, que coloca a la mayoría de las mujeres en una situación de vulnerabilidad económica en la que se las obliga a acceder a productos de primera necesidad con un precio diferenciado. 

De acuerdo a un informe de Ecofeminita, en el tercer trimestre de 2021 las mujeres percibieron ingresos que, en promedio, son un 28,4% menores que los de los varones. En el escrito, se contemplan todos los ingresos que se perciben, sean de origen laboral o no laboral (como jubilaciones y pensiones, cuotas alimentarias, subsidios).

El sueldo promedio de una mujer fue de $43.200, mientras que el varón fue de $60.300. Sin embargo, la diferencia sube a 30,8% cuando trabajan en ocupaciones profesionales: el ingreso medio de $115.600 es para los hombres y para las mujeres es de $79.900.

Por su parte, la secretaria de Mujeres, Género y Diversidad de la provincia, Itati Carrique, analizó durante la presentación, la situación de Salta y recordó que, según un estudio del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde) de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), en el grupo de las jefas de hogar salteñas la pobreza llega al 55,3%. "Son mujeres que ni siquiera pueden satisfacer las necesidades básicas que tenemos", precisó. 

Carrique sostuvo que la situación se convierte más dramática cuando se compara con otras jurisdicciones. "En relación con el promedio de pobreza de las jefas de hogar del NOA, que es del 43,4%, hay casi 12 puntos porcentuales de diferencia por encima de las de Salta", especificó en una nota del diario local El Tribuno. Pero la brecha se agranda si se confronta con la media nacional, que es del 38,5%. "No solo es la provincia con mayores índices de pobreza del país, sino también donde hay más mujeres en condiciones de precariedad económica", dice el informe de Ielde.

También la encuesta del Uso del Tiempo que presentó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) a fines de abril de este año y que actualiza la información que de 2013, reveló que en el Noroeste la brecha de género en cuanto a tareas del hogar y de cuidado supera el 20% y es la más alta del país.

Los datos se obtuvieron entre octubre y diciembre de 2021 e incluyen los grandes aglomerados de la Encuesta Permanente de Hogares, es decir, las 24 jurisdicciones más pobladas de cada provincia y sus alrededores, y seis localidades con 100.000 o más habitantes según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2010, que representa 28.520 hogares, de los cuales, 4.150 son del NOA.

La estadística nacional indica que la actividad de las mujeres alcanza el 90% en el trabajo doméstico (a las que se suman las laborales remuneradas), mientras que para los varones es de un 68,3%. Y en las tareas de cuidado del hogar (de niñes o adultes de la familia), la participación de las mujeres supera el 30%, en tanto que los varones no llegan al 19%. A pesar de que se acortó algo la brecha, continúa siendo mayor la proporción de mujeres que realiza trabajos no remunerados, lo que hace que la tasa de participación en el trabajo total sea mayor a la de los varones (94,6% del tiempo a 90,2%). 

Pero en cuanto al trabajo en la ocupación y producción de bienes para el autoconsumo la ecuación se revierte en el total país, ya que el 55,5% la realizan los varones, y un 36,9%, las mujeres, de un total del 92,4% de la población económicamente activa que tiene algún tipo de trabajo remunerado. Repitiendo nuevamente los mandatos patriarcales para los que en las familias la mujer ocupa el lugar de “ama de casa” y el varón sale a realizar las tareas fuera del hogar.

Ahora, cuando la encuesta comienza a detallar por regiones, la del NOA, sigue siendo la más desigual entre géneros. En las 6 provincias que componen esa zona del país, se percibe la menor tasa de participación en actividades productivas (remuneradas y no remuneradas), el 88,9%; mientras que en las demás regiones siempre supera el 90% (91,5% la Pampeana; 92,4% Cuyo; 92,5% Noreste; 92,8% Patagonia, y 93,6% Gran Buenos Aires).

Pero de ese total de personas que realizan actividades de trabajo pagas o no, el Noroeste es el que muestra más diferencia entre varones y mujeres, con valores que alcanzan 84,9% y 92,4%, respectivamente. Esto se explica nuevamente por la cantidad de mujeres que realizan actividades no remuneradas en comparación con los varones, allí la brecha se hace aún más palpable.

Si bien las mujeres en el Noroeste muestran la menor tasa de realización de esas tareas en la comparación con las demás regiones (89,0%), se registra una diferencia de 23,7 puntos porcentuales respecto a los varones, que las hacen en apenas un 65,3%.