Desde Río de Janeiro
Cualquiera que pasee por la explanada de los ministerios, en Washington, de repente se encuentra con un edificio de la OEA, como si fuera un ministerio más del gobierno de Estados Unidos. Fidel ya había llamado a la OEA Ministerio de Colonias.
Después de tanto daño a nuestro continente, el último fue la participación de la OEA en el golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales. Fue la gota que colmó el vaso para desatar definitivamente un movimiento para crear otra organización que reemplazara a la OEA.
La participación de Estados Unidos y Canadá siempre distorsionó el carácter de la organización, que no representaba al continente, pero tenía hegemonía norteamericana. Fue ella quien descaracterizó por completo a la OEA, llegando a representar las políticas estadounidenses en el continente.
El presidente de México, Andrés Manuel Lopes Obrador, lanzó el llamado a la construcción de este organismo, que reemplazará y superará a la OEA. La referencia es a la Unión Europea. Pero podemos encontrar nuestro propio camino.
La UE ha creado su propia moneda. La propuesta de Lula para la creación del SUR, la moneda propia de nuestro continente, es un paso concreto en esa dirección. Pero la UE, aunque no incluye a los Estados Unidos, nunca ha logrado afirmarse como una fuerza política propia. La presencia de la OTAN representa esta subordinación a los Estados Unidos, de la que la guerra de Ucrania es una confirmación. En lugar de negociar la paz, la UE se subordinó a los Estados Unidos a través de la OTAN, emergiendo como el mayor perdedor de la guerra.
Una nueva organización
En América Latina y el Caribe necesitamos una nueva organización que, como la CELAC, no incluya a Estados Unidos y Canadá, sino sólo a los países de América Latina y el Caribe. La presencia de Estados Unidos deforma cualquier tipo de relación de integración democrática en todo el continente. Una vez constituida esta nueva organización, el continente podrá establecer sus relaciones con Estados Unidos y Canadá, sobre la base de la unidad, sin ningún tipo de exclusión, de todos los países de América Latina y el Caribe.
La convocatoria de la Cumbre de las Américas por parte de Estados Unidos, excluyendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua, revela el tipo de idea de asociación que tiene este país de su relación con el continente. La nueva organización no debe excluir a ningún país, para lo cual es necesario que sea una organización nuestra, latinoamericana y caribeña.
Además, esta nueva organización tiene que definir una estrategia económica para superar las políticas neoliberales, que definen los intereses de nuestros países, contrariamente a las posiciones estadounidenses. También tenemos que buscar otras instancias de integración -política, social, cultural, mediática y otras-
Una organización que integre a todos los países del continente es un objetivo urgente. Que, a diferencia de la OEA, tiene que tener una sede en algún país latinoamericano, un mandato y una rotación del país que la dirige, una estructura que permita un trabajo consistente de organización de comités por temas. En definitiva, una organización que integre efectivamente a toda América Latina y el Caribe y represente a toda la región en el mundo.