Hay fechas que son insoslayables porque marcan huellas en la historia social.

En efecto, hace 60 años fue ejecutado Adolf Eichman, uno de los perpetradores del Holocausto.

Este sujeto que vivió en la Argentina más de una década gracias que era portador de un pasaporte falso provisto por la Cruz Roja con aval del Vaticano y operaba como funcionario de la empresa automotriz Mercedes Benz jamás asumió sus crímenes.

En efecto, Eichman, que fue parte del aparato destructor de vidas del nazismo alemán era miembro activo de la Gestapo (SS) y envío a los campos de exterminio de Auschwitz, Treblinka y otros a miles de hombres y mujeres de origen judío. Previo a ello, hizo su meteórica carrera desde 1932 llegando a ser teniente coronel y a la par saqueador de los bienes de las víctimas de los de concentración.

El 11 de mayo de 1960 fue interceptado en González Catán, cuando volvía de Mercedes Benz y se terminaron los días de impunidad genocida de Ricardo Klement, tal era su nombre falso.

Eichman fue enviado a Israel donde fue juzgado y condenado por crímenes de lesa humanidad. Se comprobó con documentos y testimonios que fue una pieza clave de llamada "solución final".

La filósofa Hannah Arendt cubrió el juicio a Adolf Eichman para la revista NewYorker, afirma que durante todo el proceso el genocida dijo haber cumplido órdenes y culpó a Estado alemán por haber abusado de su obediencia.

Este argumento, ha sido expuesto con frecuencia por los esbirros artillados en Latinoamérica, los exterminadores del pueblo vietnamita, guatemalteco, chileno, colombiano.

Los verdugos de luchadoras y luchadores del pueblo jamás sienten culpa son engranajes ejecutores de la barbarie capitalista, su maquinaria y dispositivos. Ayer y hoy.

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos así pasen mil años.

Carlos A. Solero