"Que veinte años no es nada”, dice un tango muy conocido. En el caso de la cantante y productora mendocina Sandra Rehder, ése es el tiempo que lleva radicada en Barcelona, una ciudad que le dio cobijo y contención artística. Llegó a España en 2001 con su compañero de entonces y su hijo de 8 meses, unos días antes del corralito. “Cuando descubrí que cantar tango le daba otra dimensión a mi vida me dediqué por entero a ello. Pero la situación en Argentina no era nada propicia y entonces como buena nieta de inmigrantes, busqué nuevos horizontes”, cuenta Rehder, del otro lado del Atlántico. “La elección fue motivada porque era la tierra de Serrat, de Gaudí, estaba el Mediterráneo, y como ciudad cosmopolita podría ser buen sitio para hacer música”, recuerda. “No es que sea fácil, pero mi tango siempre anida en la posibilidad. Soy muy obstinada con lo que amo”.
La artista está a punto de publicar su noveno disco, Gran reserva, que está financiando a través de una campaña de micromecenazgo en la plataforma Verkami. “Es la única posibilidad para editar y recuperar la inversión. Además, crea comunidad, es una buena forma de vincularme con mis seguidores”, cuenta. Con los años fue construyendo un público también en otros países de Europa, como Suiza e Italia. “El arte genera un vínculo muy bello entre las personas. El tango es disfrutado en todo el mundo, rompe las barreras del idioma, es un lenguaje poderoso”, sostiene. En el nuevo trabajo, que saldrá en breve, está acompañada por el guitarrista César Angeleri, quien también se ocupó de los arreglos, la producción y la dirección musical.
En el 2010 grabó con Pablo Mainetti y César Angeleri el disco Tercera Patria (Acqua Records) y desde entonces, dice, se quedó “con ganas de hacer un disco con César”, centrado en el sonido de la guitarra. “Me parece un músico exquisito, como arreglador e intérprete. Cantar con él me produce un goce estético de intensa felicidad. Solo sé que las experiencias de vida, la forma de respirar en este mundo, se reflejan en la voz y en el hacer artístico”, entiende la cantante. “Y también quería tener en algunos temas la sonoridad de un bandoneón y Nicolás Enrich no pudo ser mejor elección”, suma. “En mi voz persiste la esperanza de hacer lo que se ama, porque creo que ayuda a conocerse y comprender un poco la experiencia humana. Y a valorarla”.
El disco recorre un repertorio con predominio de tangos clásicos. Rehder lleva su terreno piezas como “Recuerdo malevo” (Carlos Gardel-Alfredo LePera), “Rubí” (Juan Carlos Cobián-Enrique Cadícamo), “Fogón de huella” (Arturo Gallucci-Yaraví) o “Una canción” (Cátulo Castillo-Aníbal Troilo). “La selección del repertorio la realizamos con César, valorando la letra y la composición musical. Hay algunos temas del repertorio de Nelly Omar, Edmundo Rivero o el Polaco Goyeneche, muy admirados por mí, que quería hacer”, cuenta.
“Pero sí, siempre elijo obras que me resuenan, donde yo encuentro algo que decir. Si no me emociono al cantarlas, por muy buenas que sean, las descarto, porque tal vez no es mi momento o no tengo nada que aportar. No me interesan las modas, ni ningún otro tipo de imposición. Una canción es un refugio y a la vez una mano tendida, es importante ser sincero con uno a la hora de cantar”. La perlita del disco, en tanto, es una sentida versión de la milonga "Guitarra dímelo tú", de Atahualpa Yupanqui, “He vivido algunas noches largas en mi vida, creo que puedo cantarla. La elegí por su belleza y sabiduría. Espero honrar a la memoria del maestro”, dice Rehder.
-Tu modo de abordar el tango continúa con una tradición musical y eso se refleja en clásicos como "El choclo", ¿Desde qué lugar creés que podés actualizarlo o traerlo al presente?
-El tango es eterno, se está pariendo a sí mismo todo el tiempo. Me gusta desde que era niña. Hacer “El choclo” era un desafío para mí, también un gusto y César hizo un arreglo bien personal. Canto siempre con todo lo que soy, en el tiempo que me toca vivir. Puede que algunos tangos reflejen una época pasada, pero en realidad siempre se canta para propiciar un encuentro con el otro. De eso se trata. También escribo mis propias letras, algunas han sido musicalizadas por Rubén Martínez, Silvio Zalambani, Pablo Fraguela, Elbi Olalla, Pablo Mainetti, Mario Maeso, Mary Freiburghaus, Cecilia Zabala, Izabela Barbu, entre otros. Estar en modo creativo es muy placentero.