El combo perfecto

En apenas un año de vida Cochinchina ocupa ya un lugar de privilegio en la noche porteña, con un combo imbatible: por un lado, una de las mejores barras de la ciudad a cargo de Inés de los Santos; por el otro una deliciosa gastronomía donde predominan sabores del sudeste asiático antiguamente colonizado por los franceses; y todo esto en uno de los lugares más instagrameables de la ciudad. Y como si esto no fuera suficiente, en estos días andas con novedades, inaugurando su primer piso con propuesta propia y diferenciada.

La idea, explican, es bajar un cambio. Mientras que el piso de abajo tiene aires más festivos, arriba es posible sentarse y disfrutar de un menú por pasos creado por el chef Juan Carlino, con un opcional maridaje de cócteles y vinos (con todo incluido sale $8500 por persona). Además de una terraza con mesas y cocina a la vista, el lugar cuenta con una gran barra y un salón de luces tenues, donde un DJ se encarga de musicalizar la noche. La carta incluye cinco pasos que arrancan con unas gírgolas a la huancaína con queso y almendras tostadas acompañado de un Quirquiña Williams (Tanqueray, shrub de peras, quirquiña y Chandon Extra Brut). Sigue un tataki de bife de chorizo con puré de berenjenas asadas y sésamo, ponzu, pepino y nabo con un Un Dong (calvados, Christalino, Sidra Pulku, Grand Marnier, limón, bitter y cacao). El tercer plato es un pulpo acompañado por el trago que lleva el nombre de la casa y que tiene Corralejo Mezcal, chicha morada, sal de cacao, chiles y algarroba. La pesca del día sale con una copa del semillón de Polígonos. Y de postre, un bizcocho tipo volcán de chocolate con un cóctel que viene infusionado con Cherry-lyptus.

Para seguir, siempre es posible pasar a la planta baja donde el sonido sube el volumen y la noche termina tarde. Cochinchina es de esos lugares para volver una y otra vez, sea temprano para un aperitivo, para cenar en cena romántica o para terminar con un buen cóctel antes de ir a casa.

Cochinchina queda en Armenia 1540. WhatsApp: 11-2247-6452. Horario de atención: martes a domingos de 19 a 3. Instagram: @Cochinchina.bar.

Noches vintage

Para seguir la noche, tomar un trago e incluso bailar un par de temas, La UAT es el lugar perfecto. Escondido detrás de Cacho Rotisería, este boliche de espíritu ochentoso estira la jornada con mucha onda: la carta de tragos tiene la sabiduría de los creadores del reconocido bar Tres Monos, quienes acá reversionaron cócteles vintage con los mejores productos para darles una nueva dimensión. Quienes tengan algo más de 35 reconocerán los nombres fácilmente; y aquellos que aún no llegaron a los 30 podrán espiar un poco del pasado bolichero de los porteños. Para beber hay por ejemplo Esperma de algún Pitufo (con gin Apóstoles, ananá clarificado, sidra Pulku de pera, ron Bacardi); el Sexo en Playa Grande que preparan con vodka Pan, yogurt, durazno, maracuyá, amaretto y top de fernet Brancamenta; o el inefable Cosmopolitan que elaboran con vodka Pravda, naranja, jugo de arándanos Britvic, higos y eneldo ($750).

Si la idea es empezar temprano o se quiere hacer la experiencia completa, es posible arrancar la noche adelante, en las mesas de la terraza armada sobre la vereda de Cacho Rotisería, con algún vermut ($450) y algo rico para comer; y recién ahí entrar a La UAT, ya con panza llena y ganas de divertirse. En el lugar no se cobra entrada, si bien de jueves a sábados hay que abonar dos consumiciones de antemano.

Todos los tragos se pueden acompañar por algunos de los platos de la rotisería, que van desde una tortilla bien babé hasta una suprema de pollo con tomate confitado albahaca, mozzarella y ajo frito con fideos. Además de la carta de cócteles nostálgicos y el menú con reminiscencias de bodegón (en la carta también hay una inmejorable chocotorta), sifón para el vermut y cerveza para los que no innovan, la música de La UAT es cosa seria. Con una clientela ecléctica que va desde muy jóvenes a largos treintañeros, los DJs logran armar un mix que satisface a todos.

Buena música en un gran lugar amigable, con cero pretensión de lujo o exclusividad, donde nadie mira cómo cada uno se viste y todos son bienvenidos. Eso es La UAT: ¿qué más se puede pedir?

La UAT queda en Thames 1627. Horario de atención: martes y miércoles de 22 a 3; jueves y sábados hasta las 4. Instagram: @lauatbar.

La fiesta inolvidable 

Creado por dos franceses que amaban la noche, Bagatelle nació en Nueva York y de allí se extendió a ciudades como San Pablo, Londres, Dubai, Saint Tropez y Río de Janeiro. En ese selecto grupo no podía faltar Buenos Aires, con una vida nocturna que en nada envidia a otras grandes capitales. Un restaurante que mientras avanzan las horas cambia de espíritu y se convierte en una fiesta repleta de brillos.

Bagatelle se esconde en uno de los edificios del Hipódromo, donde muestra una selección de arte pop realizada por Alfredo Segatori. Al entrar, lo primero que se ve es la gran barra a cargo del bartender Roy Pimentel, que sirve cócteles clásicos y de autor en una bella cristalería. El menú creado por el muy buen cocinero Julián del Pino utiliza productos locales para platos de inspiración mediterránea: hay pizza de trufa ($1600, un clásico de todos los Bagatelle del mundo), pero también un asado braseado con hongos y papines ($2450) o el cordero en jugo de cocción con gnocchi de queso de búfala ($2670). Entre los postres, es difícil elegir entre la crème brûlée de boniato y el Nougatine helado, sopa de chocolate belga y Cointreau ($950).

Más allá de la gastronomía, hay momentos de la noche que llaman la atención. Por ejemplo, cada vez que una mesa pida champagne francés (desde $15400), éste vendrá en manos de un camarero subido sobre los hombros de otro, con bengalas encendidas para festejar el momento. Luego, a eso de las 23.30, las luces bajan, el DJ sube la música y arranca la fiesta a la que también se sumarán los camareros que incluso incentivan al baile.

Bagatelle claramente no es para todos: es un lugar para sacar los brillos del placard y aunque los hombres tienen ciertas licencias en su vestuario (se ve mucho chupín, tobillo al aire y remera negra ajustada), las mujeres deberán cumplir con ciertas reglas que no incluyen zapatillas. Es una fiesta tipo revista Caras, con muchos guiños a ese glamour impuesto por Miami y Punta del Este. Para quienes gustan de este espíritu, sea honestamente o como consumo irónico, ahí está Bagatelle para disfrutarlo.

Bagatelle queda en el Hipódromo de Palermo, Av. Del Libertador 4101. Reservas: 11-5365-7013. Horario de atención: jueves a sábados de 20:30 a 2. Instagram: @bagatellebuenosaires.