Es difícil no quedarse un rato mirándolas. En Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen, un grupo numerosísimo de adolescentes baila, canta, salta, grita. Sin parar. Muy organizadas, al unísono. Son todas estudiantes de colegios públicos porteños. Cantan, por ejemplo: “Con el trigo se hace el pan/ con la uva se hace el vino/ preguntale al patriarcado/ cómo se hace un asesino”. “Esto es re lindo. Después de la pandemia te llena el cuerpo. Venimos porque todos los días pasan cosas. Porque todos los días mueren chicas”, dice Ana, de 17 años. Al Liceo 9, donde ella estudia, asistía Lola Chomnalez, asesinada en 2014 en las playas uruguayas de Valizas. La escena que protagoniza Ana junto a otras chicas de su edad es una de las tantas que emocionan en este 3J, a siete años del primer “Ni Una Menos”.
Unos metros delante de ellas está Nina Brugo, abogada, histórica militante feminista, una de las redactoras del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Nina es una de las personas que va a sostener la bandera del colectivo Ni Una Menos en dirección hacia el Congreso, en cuyas puertas más tarde será leído el documento con los reclamos de esta edición de la marcha. El sol está a punto de ocultarse detrás de los edificios, una enorme columna del Movimiento Evita ocupa Lima y Nina --que esta vez no lleva su bastón-- también mira encantada a las pibas. La movilización le parece “hermosa”. “Comencé mi lucha hace 30 años en los grupos territoriales, fui cofundadora del Movimiento Evita en los setenta. Fui perseguida política, me costó la vida de una hija y de un hermano. Sin embargo, no veo la diferencia de edad. En la lucha, con las compañeras, ya sean de 14 años o de 90, me siento una más. Hermanadas vamos a sacar adelante esta sociedad”, expresa.
Nina cree que una de las grandes deudas del Estado es el cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral. “Y todavía no vemos la baja en los femicidios. No es considerable. No están contabilizando lo que sucede con los niños que quedan sin madre o los que mataron en represalia contra las madres; la repercusión de toda esa violencia. Creen que pueden tapar la realidad con un dedo. Pero no se tapa. Se tapa viendo que no tengamos que salir más a la calle”, afirma la militante, y así sintetiza el ánimo colectivo que se palpa este viernes.
La vigencia del Ni Una Menos
Según datos del Registro Nacional de Femicidios realizado por la Corte Suprema, hubo menos crímenes en 2021 que en 2020 (de 287 se pasó a 251). Es la primera baja desde 2015. Los datos fueron resaltados por el Gobierno. Para las manifestantes no hay buenas noticias mientras sigan matando mujeres y diversidades. Por eso la consigna “Ni una menos” sigue vigente, más allá de las exigencias particulares del momento, enlazadas a las urgencias económicas.
“Ya es ley” se lee en el pañuelo verde que ofrece una vendedora, desplegado en un manto junto a otros. La imagen da alegría. Una reivindicación vuelta logro. Un símbolo alterado por la victoria. Daiana (27) también vende pañuelos violetas que reclaman “Ni Una Menos” y otros con los colores de la bandera LGTBI. Cuestan entre 300 y 400 pesos. Ella misma lleva un pañuelo violeta en el cuello. “Yo siento que represento al montón de las mujeres. Creo que todas las mujeres representamos a las que no están”, dice. Las que no están están en fotos en carteles que se levantan o en leyendas escritas en el piso o en faroles, pero están sobre todo en la memoria, como Daiana lo remarca. Están en los miles de cuerpos que ahora están acá. Lo sintetiza también una frase ya vista en estas marchas: “Somos el grito de las que no tienen voz”.
La multitud violeta
Estudiantes. Militantes históricas. Trabajadoras agrupadas en sus sindicatos. Integrantes de los movimientos sociales de los barrios del conurbano que llegaron en tren con pasaje gratuito por la ocasión. “Sueltas.” Madres que llevan a sus bebés en brazos o en cochecitos. Desocupadas. Trans. Niñas que sostienen cartulinas hechas a mano. Adolescentes que marchan por primera vez. La fila de cuerpos se extiende desde Avenida de Mayo e Irigoyen hasta Plaza de Mayo. Todo ese tramo está cortado al tránsito.
Como es de esperarse, se ve en la multitud una gran diversidad en torno a ocupaciones, estratos sociales, edades, lugares de procedencia; pero el sentimiento es común. Otro elemento que une es el color violeta, el que predomina en la escena. Está presente en vinchas, pañuelos, glitter y hasta alguna joven cabellera.
"Es importante esta actividad cada año porque las trans le hacemos ver al Estado o a la sociedad que no podemos ser siempre objeto o burla, para que nos consideren por igual y nos den el acceso a los cupos laborales y nos respeten y dejen de perseguirnos", postula Adri (32), de Monte Grande (Esteban Echeverría), de la agrupación Lealtad. "Vengo porque tengo hijos, pero más porque no alcanza nada", cuenta Ramona, de la misma agrupación y la misma localidad, ama de casa, 23 años.
Pasadas las 17 la columna principal comienza a moverse hacia el Congreso. En la zona se ve presencia policial. Marta Dillon, periodista y una de las fundadoras del colectivo Ni Una Menos, arenga, megáfono en mano: “¡Del duelo hacemos una fiesta! Aprendimos de las travas”. La frase describe muy bien el clima que se vive esta tarde. Se enciende una bengala. Luego Tamboras, un ensamble de músicas de distintos grupos, sube la energía y pone a todes a filmar con sus celulares. Sostienen la bandera de Ni Una Menos Nina Brugo; Moira Millán, referente del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir; la activista y pensadora Marlene Wayar y madres de víctimas de femicidios, como la de Luna Ortiz. A un costado está Mamá Cultiva.
Organizaciones sociales y agrupaciones políticas
Detrás de la columna principal hay un mar de banderas, en este orden: estudiantes, sindicatos, movimientos sociales, agrupaciones políticas. Algunas de las que se ven: ATE, CTA, CTERA, UTE, APUBA, UTEP, SUTEBA, La Dignidad, MTA, MTE, Barrios de Pie, La Cámpora, Unidos y Organizados, Peronismo Militante, Nuevo Encuentro, Frente Popular Darío Santillán, Frente Patria Grande. Se oye una música incesante de bombos y redoblantes, y de voces coreando himnos como: “Señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente” o “Abajo el patriarcado que va a caer/ arriba el feminismo que va a vencer”.
Carlos, vendedor de garrapiñadas, está teniendo más suerte que la vendedora de pañuelos. "Siempre se vende mucho en las marchas de mujeres. Son en invierno y se siente el olor a vainilla." Este tentador olor se combina en el aire con el que se desprende de las parrillas que ofrecen choripán, hamburguesas, bondiola. La fila para ir al baño de un local de comida rápida es interminable. El espacio público está muy intervenido por la fecha. Sendas peatonales, paredes, contenedores están marcados por todo tipo de leyendas. Unas enormes letras verdes en el pavimento preguntan Dónde está Tehuel.
Frente al grupo de las estudiantes las integrantes de Mariposas sostienen carteles con fotos de chicas víctimas de redes de trata. “Mis hijas no querían ser putas, me las hicieron putas. Y ahora son dos víctimas encerradas por el Estado en un neuropsiquiátrico”, grita una mujer que sostiene el retrato de Otoño Uriarte. “No están perdidas, son desaparecidas para ser prostituidas”, define el grupo. Nicole (16), vocera del centro de estudiantes del colegio Falcone, observa la intervención y opina: “Esto es muy fuerte. No alcanza un día solo en el año para decir ‘Ni una menos'."
Dos convocatorias
Cuando la columna de Ni Una Menos ingresa a Plaza Congreso, está todavía la izquierda presente en el lugar. Por primera vez en la historia de estas movilizaciones, la convocatoria se partió en dos. A partir de las 16.30 en la plaza se movilizaron Las Rojas-Nuevo MAS, el Polo Obrero, el MST, el FOL y Mumalá, nucleados en la Asamblea Independiente de Mujeres y Disidencias, con la consigna de que el Estado y los gobiernos son responsables de las 140 víctimas de femicidios y crímenes de odio de este año y con una fuerte crítica al rol del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y al acuerdo del Gobierno con el FMI.
El documento de Ni Una Menos
"A siete años de nuestra primera movilización, volvemos a confluir en esta jornada de lucha contra los fundamentalismos reaccionarios, misóginos y racistas para decir Ni Una Menos", expresan las oradoras del colectivo en el escenario, ubicado delante de un Congreso iluminado de violeta. "Vivas, libres y desendeudades nos queremos. El Estado es responsable" es la consigna principal de la jornada. "Reafirmamos el carácter internacionalista, plurinacional, antirracista, antiimperialista, antibiologicista, transfeminista, antiespecista, anticapitalista, antigordofóbico, anticarcelario, anticapacitista, migrante, trasfronterizo, antifascista, antiedadista y transgeneracional del movimiento", definen. Pertenecen a los distintos sectores presentes en la movilización.
"Asumimos el compromiso de seguir creando consensos feministas para frenar el avance de la derecha, del poder reaccionario y patriarcal sobre las conquistas que logramos juntes en las calles y en la lucha", postulan.
El pliego de exigencias y reivindicaciones incluye más de 40 puntos, entre ellos: la exigencia de una reforma judicial feminista que garantice el acceso al sistema para mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries y el cumplimiento de la ley de patrocinio jurídico gratuito; que termine la persecución a profesionales que asisten en casos de violencia a víctimas y familias; que se garantice la aplicación de la IVE en todo el país y se efectivice la ESI. También, reconocimiento económico para promotorxs territoriales de género y diversidad, autonomía económica para mujeres y diversidades, sanción de la Ley de Cuidados, emergencia nacional en violencia por motivos de género, mayor presupuesto para el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, extensión del Programa Acompañar, la continuidad de la moratoria jubilatoria y aumento de emergencia para las jubilaciones. Cumplimiento de la ley de cupo laboral travesti trans. Abolición del chineo, violación sistemática de niñes de las comunidades indígenas.
"A (Horacio Rodríguez) Larreta y a la derecha le decimos '¡basta!' No pasarán sobre nuestras conquistas ni sobre nuestro futuro. En la Ciudad más rica del país y laboratorio de expresiones políticas misóginas, transodiantes y racistas, desde el feminismo popular nos organizamos para frenar la reorganización de la derecha local, federal y continental", manifiestan. Se detienen en algunos casos puntuales: piden por la búsqueda y aparición con vida de Tehuel, esclarecimiento del asesinato de Claudia Benítez, Justicia por Luna Ortiz, Lorena Franco, Milagros Santos, Santiago Cansino, Araceli Moreno, Nicolás Cristal, Diana Sacayán, Lucía Pérez. Exigen la liberación de Milagro Sala y se solidarizan con las mujeres y niñas Villalba.