El delegado del CUCAI Salta, Martín Flores, sostuvo que si desde el punto de vista de principios que ponderan una decisión solidaria, altruista y voluntaria (como es en la actualidad) no se puede plantear una facilidad en el trasplante de órganos, mucho menos desde el punto de vista mercantilista que considera a órganos y tejidos humanos "como un producto que se saca de la góndola".
Esta última acepción es la que para el delegado del CUCAI Salta tomó el diputado nacional de La Libertad Avanza por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Javier Milei, al considerar la posible venta de órganos como "un mercado más".
Al momento de repudiar las consideraciones del legislador, Flores afirmó que "la gratuidad garantiza el procedimiento de los trasplantes".
El jueves último en un programa de la porteña Radio Mitre, el diputado dijo: "mi primera propiedad es mi cuerpo. ¿Por qué no voy a poder disponer de mi cuerpo?", para luego agregar que "es una decisión del individuo. Es decir, ¿quién soy yo para meterme con el cuerpo de otra persona? El que decidió venderte el órgano, ¿en qué afectó la vida, la propiedad o la libertad de los demás? ¿Quién sos vos para determinar qué tiene que hacer él con su vida? Si es su vida, su cuerpo, su propiedad”.
La libertad individual de donar órganos está explicitada en la Ley 27.447, que lleva por nombre Ley Justina, y que regula el Trasplante de Órganos, Tejidos y Células. En el inciso 9 del primer capítulo de la normativa, se introduce el concepto de: voluntariedad, altruismo y gratuidad en la donación. Pero además permite que una persona que se niega a donar sus órganos, pueda dejarlo asentado.
Simplificar un órgano equiparándolo a un producto o bien mercantil cae además en una falacia. Flores recordó que no es tan fácil elegir a alguien que venda sus órganos porque para que el trasplante funcione debe existir compatibilidad. Es decir, no cualquiera puede recibir cualquier órgano de cualquier otra persona.
Inidcó que es por ello que en la Argentina funciona el Sistema Nacional Informático de Trasplantes (SINTRA), en el cual se ingresan los datos de pacientes de todo el país, con sus respectivos estudios. Una vez que se encuentra una donación se debe determinar la compatibilidad entre ese órgano donado y el paciente que lo va a recibir para que el trasplante resulte exitoso. En caso de que una persona quisiera "comprar" un órgano, habría más gastos por realizar en un sistema mucho más complejo que no se resuelve con una simple publicación de un clasificado poniendo en venta un riñón.
Flores añadió que dentro de la lista de espera, que en Salta reúne a unas 226 personas (de las cuáles 175 esperan precisamente un riñón), quienes cuentan con obra social y quienes no la tienen, acceden en igualdad de condiciones a un posible trasplante, porque el sistema se basa en el principio de la equidad. Es decir, sin mirar si alguien tiene más dinero que otro para poder acceder al procedimiento. De allí su análisis de que es la "gratuidad" la que "garantiza la transparencia del procedimiento" de trasplante.
Las aseveraciones de Milei terminan por "faltar el respeto a las personas que están en la lista de espera de órganos y que a veces están muchos años para conseguir un órgano compatible", y acceder al trasplante, en un sistema que a nivel mundial no cuenta con los preceptos planteados por el legislador porteño, sostuvo Flores. Ello, añadió, si contar el ataque de los dichos a los tratados internacionales que preservan los derechos humanos y de acceso a la salud.