“Hay una mirada del tiempo actual en el que el ser mujeres y la lucha feminista está muy puesta en todo lo que hacemos”, sostiene la cantante y arregladora Violeta Manoukian, creadora del espectáculo Mujererío, voces y cuerpo, una puesta que combina música, danza y poesía. “Mujererío es una palabra inventada que mezcla mujer y río, que refiere tanto a reír como al fluir del agua. Y voces y cuerpo porque creemos que cada persona tiene muchas voces que van apareciendo a lo largo de la vida según el momento que transita. En cambio, tenemos un solo cuerpo que acompaña y cobija a todas esas voces”, explica Manoukian el concepto de la obra que se presentará todos los domingos de junio (5, 12, 19 y 26) a las 19 en Hasta Trilce (Maza 177).
El espectáculo está conformado por ocho cantoras y una bailarina que “representa el alma-cuerpo del espectáculo” e integra todos los elementos. Las canciones, interpretadas de manera coral y colectiva, van tejiendo una historia que propone contar la diversidad que constituye a las mujeres. “Yo vengo del mundo coral y muchas veces el repertorio que hay para voces femeninas son canciones para coros de niños. Y quizás ese repertorio no era el que tenía ganas de cantar”, cuenta Manoukian, encargada de los arreglos vocales y la dirección general. “Por eso surgió esta idea de escribir arreglos de canciones que me convocaran más para cantar, que sean más actuales y que acompañaran el tiempo que vivimos. Y ahí busqué canciones argentinas y latinoamericanas que hablan de la mujer desde distintos lugares: como trabajadora, amante, memoria, madre, hija, luchadora”.
De este modo, aparecieron canciones como “Manos de mujeres”, de Marta Gómez, y “Que sacado con quererte”, de Violeta Parra. Todo el espectáculo transcurre con una dinámica más teatral. Entre canción y canción a veces hay un breve texto que introduce a la siguiente escena. Hay poesías de Roberto Juarroz, Susana Thenon y Gabriela Mistral. El repertorio representa facetas vitales vinculadas con el ser mujer. “Por eso también está ‘María Landó’, que cantaba Chabuca Granda, sobre la mujer como trabajadora. O ‘Tristeza’, que es una canción de Los Hermanos Núñez, que habla de lo que nos pasa cuando tenemos que dejar a nuestros hijos para ir a trabajar. También está ‘Drume negrita’, de Eliseo Grenet, que cuenta desde el arreglo vocal los estados de ánimo que atravesamos cuando queremos dormir a nuestros niños”, detalla la también docente.
En un plano más actual, el repertorio también incluye obras de nuevas compositoras: "Lunas de ayer", de Maite Fleischmann; "Por las que faltan", de Clara Aita; "Para un amanecer", de Verónica Condomí, y "Dame paz", de Charo Bogarín. Y quienes ponen el cuerpo en escena, además de Manoukian, son las cantoras Agustina Caballero, Fernanda Carrera, Luciana Díaz, Tamara Pome, Tania Valsecchi, Flavia Axelirud, Maru Cavalchini, Nadia Villegas y la bailarina Natalia Royo. Si bien las cantoras interpretan a capella, sin amplificación, en algunos pasajes intervienen instrumentos de percusión, como una caja chayera, un cajón peruano y un bombo. “La búsqueda del repertorio está en conjunción con la puesta en escena, con los movimientos, porque no es un coro que se para y canta, sino que el espectáculo está pensado como una puesta casi teatral. Hay un despliegue de nuestros cuerpos y nuestras voces en la expresión y la interpretación”, precisa la cantante y docente Nadia Villegas.
-¿Mujererío también es una toma de posición (artística, cultural, política) del lugar de la mujer en la escena musical actual?
Nadia Villegas: -Yo creo que es una toma de posición, tal vez no tan literal. Pero sí el contexto la atraviesa profundamente y resuena mucho en las personas que van a ver el espectáculo. Ver mujeres en el escenario que están cantando música de nuestra tierra inevitablemente es una toma de posición. Es un símbolo bastante fuerte esta obra para la escena actual. Siempre charlamos de qué manera ser sensibles con lo que sucede y con lo que nos atraviesa en relación al territorio cultural, feminista y político. El quehacer artístico es muy potente. De hecho, muchas personas salen del espectáculo con preguntas en su interior porque se sienten movilizadas.