“Lapachos en primavera, feliz mi alma llega” dice la letra de la canción del músico santiagueño Marcelo Perea que describe la sensación que provoca el lapacho rosado durante su época floración. Si bien, el común de la gente cree que se trata de una especie exótica, el Handrohantus impetiginosus, es una especie autóctona de las zonas de selvas de yungas del país. Catamarca es la zona más austral de su distribución natural y se lo puede encontrar en los departamentos Paclín, Santa Rosa y El Alto.
El lapacho rosado despierta más de un suspiro en su época de floración. Las calles de la ciudad de San Fernando del Valle y ciudades aledañas se tiñen de rosa en el mes de agosto, mostrándonos los paisajes urbanos más lindos. “A veces, los lapachos más sensibles comienzan su floración en el mes de julio inclusive. En su hábitat natural, generalmente las flores comienzas en agosto y en contadas ocasiones se retrasa, dependiendo de los cambios de temperatura, pudiendo comenzar recién en septiembre o a finales de agosto”, explica a Catamarca/12 el biólogo Gonzalo Martínez.
El profesional explicó además que en los sectores de la llamada Selva Pedemontana, que es el distrito más cálido de las yungas y el que a su vez sufre un mayor estrés hídrico, los lapachos resaltan más su floración debido a que los demás árboles se encuentran sin hojas o con poco follaje por la estación seca, que va de julio a octubre, como un método para resistir la falta de agua en esos meses.
Debido a su mediano porte, a su gran follaje de verano y a su abundante floración en la primavera, este árbol presta servicios ambientales fundamentales, como una especie atractiva para polinizadores y para aves que buscan refugio o sitios para anidar.
El lapacho rosado tiene dos formas de propagación, la más conocida es por medio de semillas anemócoras, es decir, utilizan el viento para dispersarse, o bien a través de raíces gemíferas que contienen yemas y nutrientes para generar nuevas plantas. “Aunque ambas formas de propagación son muy efectivas, la gran competencia interespecífica que existe en medio de la selva no le permite dominar los ambientes. Además, en el sector más austral de su hábitat, el lapacho tiende a ir desapareciendo. Por este motivo en la provincia de Catamarca se lo podría considerar como una especie amenazada”, explica Martínez.
Es por esto que resaltó que “Resulta indispensable conservar los sectores donde habita esta especie, pues se trata de los ambientes más biodiversos de la provincia. Las selvas pedemontanas y montanas donde se lo encuentra son excelentes protectoras de cuencas, albergan una enorme diversidad de fauna nativa y son excelentes reguladoras del clima. La creación de áreas naturales protegidas debería estar en la agenda principal de los proyectos estatales y privados”, concluye.