“Sherlock Holmes tomó su botella de la repisa de la chimenea y su jeringa hipodérmica de un estuche de cuero. Insertó la fina aguja con sus dedos largos, blancos y nerviosos y se arremangó. Durante un momento sus ojos pensativos se posaron en su fibroso antebrazo izquierdo y en su muñeca, cubiertos de innumerables puntitos y cicatrices de pinchazos. Finalmente empujó la punta afilada, presionó el émbolo y se hundió en el sillón de terciopelo con un largo suspiro de placer.”
Aquel detective drogón que se pica con morfina o cocaína y goza cual narcogourmet en la novela corta La señal de los cuatro, que Arthur Conan Doyle publicó en 1890, no se parece mucho al Sherlock Holmes más conocido, ese héroe prolijo y ATP con la lupa siempre lista y la mente fresca. Pero la mística química es clave en Elementary, la serie estadounidense que estrenará su quinta temporada el 19/6 en Universal Channel, aunque el inspector Torrent ya la pescó online completa, hace semanas.
Esta adaptación sorprendió primero por sus flagrantes tocadas de culo al “canon holmesiano”, las referencias oficiales al personaje que Conan Doyle escribió para cuatro novelas y 56 cuentos: Elementary mudó las acciones de Londres a Nueva York y convirtió en mujeres al ladero Watson y al archivillano Moriarty (la rubia Natalie Dormer, de Game of Thrones y Sinsajo), además de apelar para el rol principal a un actor con pasado brit-rocker como Jonny Lee Miller, el quemado Sick Boy de Trainspotting.
Sin embargo, el gran plus de Elementary tal vez sea el haber colocado en el centro de la historia el problemita de las drogas. La relación entre el gran detective y las sustancias no es secreto tampoco en la pantalla: se vieron episodios psicodélicos –a lo Austin Powers– en la miniserie Sherlock, y la última saga cinematográfica, la de Guy Ritchie, también ha jugado con los “excesos” del personaje: no es casual que el actor que encarna a Holmes allí sea el bardero Robert Downey Jr.
Pero el Sherlock de Elementary a veces se pasa de la raya (y de la aguja): sabe de recaídas, bajones y subidones, se deja ver violento y/o depresivo, cuenta con palotes cada día que pasa limpio y hasta asiste a charlas para adictos en recuperación. Esta serie destaca el lado “bipolar” del personaje, que mientras sigue pistas y resuelve asesinatos pasa de estar subidísimo, afilado, híper-deductivo y en llamas, a quedar de bajón, con abstinencia, lumpen, roñoso e insomne. Después de todo, no hay vicio que se pueda controlar durante más de un siglo.