La flamante tercera temporada de The Boys (Prime Video) refuerza las clavijas de brutalidad y cultura pop que la transformaron en suceso. El título alude a un grupo de choque que tiene el objetivo de desenmascarar a unos tiranos con capa. Entre ellos está The Butcher (Karl Urban) que ahora se codea con sus enemigos gracias a una droga que le da poderes sobrenaturales. Por otro lado, se allana el terreno para la lucha entre dos caricaturas de DC y Marvel. Homelander (Antony Starr) viene a ser un Superman catatónico. El otro, no menos fascistoide y peligroso que el primero, es Soldier Boy (Jensen Ackles) hecho a imagen y semejanza de Capitán América. La plataforma de streaming ya estrenó tres de los ocho episodios e irá entregando uno cada viernes hasta completar esta tanda.
Transformarse en aquello que detestás. Esa parece ser la paradójica fórmula de la ficción que despotrica contra el género más exitoso de los últimos años. Y The Boys no se destaca por su sutileza. Allí está la primera muerte de esta temporada con su alud de gore, sexo explícito, humor negro y abuso de sustancias. Toda la serie apela al recurso crítico y contestatario pero con una espesura donde se vuelve complejo separar el cinismo del entretenimiento. Hay titanes corruptos, racistas, sádicos y megalómanos. Una corporación que busca sacar provecho de la carrera armamentista con experimentos de eugenesia, películas, merchandising y metaverso. The Boys, por su parte, tiene confirmada una cuarta temporada y un segundo spinoff sobre superhéroes en la universidad.