Defensa y Justicia y River se diluyeron en promesas. Insinuaron mucho pero concretaron poco. Tuvieron algunas situaciones pero no las supieron definir. Al final, el empate en cero fue el corolario de un partido con escasas emociones.
En el caso de River, hay un atenuante: jugó con una formación emparchada, con demasiadas ausencias por convocatorias a los seleccionados y algunos lesionados. Y se notó.
Los dos equipos encararon el primer tiempo con ideas similares: juntar pases en la mitad de la cancha y de pronto, sorprender con pelotazos largos que pusieran mano a mano a los volantes internos con los laterales adversarios. En Defensa, funcionaron muy bien Walter Bou como lanzador y Rotondi y Alanis como receptores por los costados. En River, hicieron lo propio Enzo Fernández y Simón por la derecha. Y por allí llegaron las situaciones.
Defensa tuvo tres y en todas, Rotondi acertó en los centros y falló Fontana la definición. River generó menos. Y también tuvo el mismo problema: lo que Simón gestó por la derecha, fue desaprovechado invariablemente por Braian Romero. Por eso, el marcador cerró en blanco.
Gallardo trató de mejorar el abastecimiento de Romero poniéndole por detrás a Palavecino. Pero el intento no resultó y Palavecino fue reemplazado por Pochettino al cumplirse el primer cuarto de hora del segundo tiempo.
En general, la calidad de Enzo Fernández hizo que River juegue mejor. Pero no tuvo profundidad. Y como las situaciones de Defensa se fueron espaciando porque se apagó Bou y la pelota le llegó mucho menos a Rotondi, el partido se fue desbarrancando con el correr de los minutos. Sobre el final, un remate cruzado de Pizzini se fue cerca del palo izquierdo y otro disparo del mismo jugador fue salvado por Maidana sobre la boca del arco. Demasiado poco para un partido que dio menos de lo esperado.