Jueves por la noche en el estadio Héctor Etchart de Ferro. El primer amistoso ante Países Bajos terminó hace más de una hora pero los jugadores se quedaron para disfrutar de la gente, firmaron camisetas, gorros, remeras y el público hizo fila para sacarse fotos. Sus rostros indicaban que era necesario ese reconocimiento, el que tuvieron durante dos noches inolvidables para el vóley argentino, en las que hubo una banda en vivo, se homenajeó a la Generación del ´82 y también a Sebastián Solé, el central medallista que puso fin a una carrera de 15 años en la selección.
Pasaron casi 10 meses desde ese 7 de agosto que quedará marcado en la historia de este deporte al ganar el segundo bronce en Juegos Olímpicos. Un grupo de jugadores y cuerpo técnico hizo posible lo que muchas veces parecía cerca, pero quedaba lejos. Más difícil aún era pensar que alguna de las estrellas de ese equipo pudiera jugar en Argentina
Facundo Conte, quien se formó en el club Ciudad de Buenos Aires, anunció el 14 de mayo su vuelta al país después de desplegar su juego por el mundo durante quince años para debutar próximamente en el máximo certamen nacional y romper el mercado. El pasado jueves después de más de una hora de compartir con el público, “El Heredero” habló con Página/12 sobre el impacto que tuvo su regreso, sus objetivos y la presión que se sacaron en la selección por la medalla conseguida.
-¿Qué significa este reconocimiento frente al público argentino?
-Esto se trataba de compartir con la gente que nos siguió desde lejos, que sea una fiesta para nosotros y para todo el mundo que ama el vóley. Estoy feliz de que haya terminado como terminó, todos juntos. Me quedé hasta lo último para agradecer el aguante y el apoyo.
-¿Qué sentiste el día que se concretó tu vuelta al país?
-Sentí vértigo y miedo pero a la vez felicidad y realización. Cuando me fui a los 18 años tenía muchos sueños en la cabeza. Estuve muy lejos de casa y hoy poder volver, encima de esta manera con una medalla en el cuello y con el cariño de la gente. Todavía estoy intentando entender qué siento. Es una avalancha de emociones que de a poquito se acomoda y es hermoso.
-¿Cuál es el objetivo con Ciudad?
-Mi objetivo es ganar todo y sé que el club al dar este salto también tiene el mismo. Volví para ganar como siempre lo hice en todos lados, pero más con una camiseta que significa tanto para mí.
-¿Cómo ves a la Selección para lo que se viene?
-Tenemos un potencial enorme, con lo que vivimos en Tokio supimos que era posible. Ya no tenemos la presión de conseguir una medalla, sino que tenemos la motivación y la conciencia de que podemos lograrlo.
El apellido Conte es sinónimo de vóley desde hace más de 40 años y parece imposible no preguntarle a Facundo por Hugo, también medallista de bronce en Seúl ´88.
- ¿Te molesta que en todas las notas te pregunten por tu papá?
Me molestaba, ya no me molesta porque es parte de mi historia. Sé que todo lo que he conseguido es gracias a cómo él me enseñó a amar y a vivir el deporte. Prefiero hablar de lo que me pasa a mí que la comparación constante, creo que eso es una proyección más externa, pero estoy muy feliz de que los dos hayamos podido lograr la medalla, nuestro sueño, así que hoy me hago cargo mucho más del apodo “El Heredero” y estoy muy feliz de serlo.
- ¿Qué te queda por cumplir con el vóley?
En este momento mi objetivo es el Mundial y la Liga en Ciudad. Me gusta vivir en el presente que es hermoso y prometedor. Intento disfrutar y dejar todo para lograr mis metas. Tengo muchísimas ganas y motivación de poder vivir este año con la Selección desde el disfrute y no con la presión de tener que cumplir expectativas. Mi máximo objetivo hoy es disfrutar de jugar.
La palabra de Marcelo Méndez
El entrenador de la Selección Argentina de vóley también se mostró emocionado y compartió sus sensaciones con Página/12 sobre el reconocimiento que tuvo el equipo: "Compartirlo con nuestra gente es lo más lindo que hay porque siempre nos toca jugar afuera, jugamos poco en Argentina. Estar acá y sentir el calor de la gente, ver la alegría y la sonrisa de los jugadores para mí es una cosa importantísima y creo que al vóley argentino le hace muy bien. Es un grupo que se merecía esto, estuvieron 90 días afuera y se merecían el reconocimiento al sacrificio que hicieron todos estos años de selección y este último tiempo en los Juegos Olímpicos".
El 2022 también será importante para el conjunto nacional que tiene un calendario bastante cargado para lo que resta del año.
Desde el 7 de junio al 24 de julio se disputará la Liga de Naciones. Serán tres rondas: la primera en Canadá del 7 al 12 de junio, la segunda en Filipinas del 21 al 26 del mismo mes y la tercera en Japón entre el 5 y el 10 de julio. Argentina que ya está en Ottawa debutará el 8 de junio ante Polonia y seguirá su participación frente a Alemania, Serbia e Italia.
Este certamen será preparatorio para el Mundial que se realizará en Polonia y Eslovenia desde el 25 de agosto al 11 de septiembre. Marcelo Méndez también se refirió al próximo torneo: "Tenemos un doble objetivo, tratar de ganar la mayor cantidad de partidos posibles pero también tenemos que observar jóvenes y hacerlos jugar para el futuro de nuestra selección. No es una tarea fácil, es muy difícil por más que jueguen afuera equiparar el nivel de selección. Tenemos que hacer un mix y tratar de que lleguen a un buen nivel".
Los convocados para la primera semana de la VNL son:
Armadores: Matías Sánchez y Matías Giraudo
Centrales: Joaquín Gallego, Agustín Loser, Martín Ramos y Nicolás Zerba
Opuestos: Bruno Lima y Luciano Palonsky
Puntas: Manuel Armoa Morel, Luciano Vicentin, Ezequiel Palacios y Nicolás Lazo
Líberos: Santiago Danani y Franco Massimino