Un Panel Independiente convocado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos cuestionó al candidato propuesto por el gobierno de Mauricio Macri para integrar el organismo, el abogado de represores Carlos Horacio de Casas. Fue el único postulante observado por los evaluadores, que señalaron su pobre currículum en materia de derechos humanos.
La candidatura de De Casas había sido objetada por más de cien organismos de derechos humanos y organizaciones civiles, entre ellos el CELS, la Comisión Provincial por la Memoria, Abuelas de Plaza de Mayo, las CTA (Autónoma y de los Trabajadores) y Memoria Activa. Además de la nula trayectoria del abogado mendocino en derechos humanos, en la impugnación recordaron su rol como defensor de Enrique Gómez Saa, un alto jefe de inteligencia del Ejército procesado por secuestros y torturas
El panel integrado por personalidades del derecho de Estados Unidos, Costa Rica, Chile, Perú y México también señaló que el candidato argentino “no demuestra una reconocida competencia en derechos humanos”. Para llegar a esa conclusión se basaron en el curriculum de De Casas, vinculado a su actividad como abogado penal, y en las publicaciones de su autoría. Cuestionaron además que haya sido nombrado por el gobierno argentino sin ninguna consulta a la sociedad civil.
Los especialistas señalaron que el candidato de Macri apenas afirmó haber publicado un Manual de Derecho Penal y un artículo titulado “Algo más sobre el garantismo”, además de dos medidas provisionales ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, rechazadas por la Corte por razones procesales.
“El Panel también tomó conocimiento de un artículo titulado ‘Libertad de Expresión y Secreto Profesional en la Información (Algunas reflexiones sobre la desincriminación del desacato y el secreto profesional de los periodistas)’”, señala el informe. Se trata de un texto acercado por los organismos que impugnaron la candidatura, en el que De Casas cuestiona la despenalización de la figura de desacato en la Argentina, medida tomada en cumplimiento de una solución amistosa impulsada por la propia CIDH.
En ese artículo, De Casas también saca a la luz su costado ultracatólico y ultraconservador. “Coincidimos en que ciertos aspectos del campo de la moral exceden el marco propio de la dogmática penal. Pero no estamos de acuerdo con la enunciación simplista del tema, puesto que de esa forma impediríamos al Derecho Penal en particular, legislar, por ej., sobre exhibiciones obsenas [sic] o al Estado en general a denegar personería jurídica a los gays o prohibir los casamientos y las adopciones entre personas de un mismo sexo, etc.”, escribió. Consultado por ese pasaje por el panel evaluador, el postulante argentino, miembro del Opus Dei, se limitó a afirmar que su redacción fue previa a la existencia de los estándares del Sistema Interamericano de Derechos Humanos al respecto.
“De su curriculum, sus respuestas al cuestionario y su trayectoria profesional referida, no es posible apreciar que el candidato tenga reconocida competencia en materia de derechos humanos”, concluyeron los evaluadores. El postulante argentino fue el único de los seis propuestos por los distintos países que recibió el reproche del panel.
El 21 de junio la Asamblea General de la OEA elegirá a los tres nuevos integrantes de la CIDH. La Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) y el Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos establecen que los miembros “deberán ser personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia de derechos humanos”, por lo que el nombramiento de De Casas se ve improbable.