Como es lógico, el juez federal Daniel Rafecas citó como testigo, para este viernes, al exministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Es que fue el ministerio dirigido por Kulfas el que puso en duda si la licitación por los caños del gasoducto Néstor Kirchner fue diseñada para favorecer al grupo Techint. En esencia, el texto difundido en off the record sostenía que se estableció un espesor de 33 milímetros para chapa y que, si se hubiera licitado con un espesor de 31 milímetros, habrían participado otras empresas, en particular Laminados Industriales de Villa Constitución.
Esa vertiente de la acusación, a la que se sumaron tradicionales denunciadores de Comodoro Py y dirigentes de la oposición, quedó casi sin sustento porque Laminados Industriales sostuvo en un comunicado que no puede fabricar esos caños. Además, este mismo martes, Paolo Rocca, titular de Techint, afirmó que el pliego fue técnicamente irreprochable, que los cuestionamientos confunden milímetros con pulgadas y que no existe otra empresa que no sea Tenaris, de Techint, que pueda producir caños para colocar dos kilómetros por día y así llegar a tener el gasoducto antes del invierno de 2023. "No hubo corrupción", dijo Rocca.
El juez, que ya agrupó las tres denuncias existentes en Comodoro Py, citó a Kulfas para el viernes a las 10 y a Antonio Pronsato, renunciante funcionario que estaba a cargo de la Unidad Ejecutora de Energía Argentina (IEASA), es decir que manejaba la construcción del gasoducto. El martes próximo, Rafecas citó a un encuentro de cuatro empresas de Vaca Muerta -YPF, Pluspetrol, Tecpetrol y Total- para que le indiquen al juez los requerimientos técnicos que consideran imprescindibles para la construcción del gasoducto.
Las tres licitaciones
En realidad, toda la cuestión surge alrededor de tres licitaciones: la de los caños, la de las válvulas y la de la construcción, es decir la colocación a lo largo de 570 kilómetros de los caños y las válvulas. Exhibiendo notables niveles de ignorancia, los denunciantes pidieron que se investigue la construcción del gasoducto Néstor Kirchner.
En el juzgado ya tienen claro que la obra de construcción todavía no se adjudicó: recién el viernes pasado se dieron a conocer los pliegos. O sea, en ese caso no hay delito posible porque es una licitación en curso. Tampoco el cuestionamiento al concurso por las válvulas tiene muchas chances de prosperar: la licitación quedó desierta.
El centro de la controversia está pura y exclusivamente en los caños, que fue la primera licitación que se hizo, en esencia porque la entrega tarda. Como se sabe, el único oferente fue SIAT S.A., del grupo Techint, que produce la chapa en Brasil y termina el caño sin costura en Valentín Alsina, Lanús. Paolo Rocca sostuvo que ninguna otra empresa lo podía hacer y que la obra significa sacar un camión cada cinco minutos entre Valentín Alsina y Neuquen.
En los dos días transcurridos desde la presentación de los denunciadores habituales – Santiago Dupuy de Lome, Graciela Ocaña, Waldo Wolff, Yamil Santoro, José Magioncalda y José Luis Patiño-, el magistrado recibió toda la documentación sobre las licitaciones, de manera que ya el viernes está en condiciones de tomar la primera declaración testimonial, la de Kulfas. Por supuesto que los denunciadores no aportaron nada de nada, salvo algún recorte mediático, como ya es habitual.
El propio Kulfas dijo durante el fin de semana que él no denunció ningún delito sino que consideró que se hubieran podido producir los caños en la Argentina. Habrá que ver qué dice el viernes, pero su postura no aparece como demasiado sólida dado el desmentido de Laminados Industriales. También deberá escucharse a Pronsato, un verdadero especialista, aunque todo indica que cuestionará, sobre todo, las demoras en firmar la licitación de la obra de construcción. En Energía y en casi todas las áreas del gobierno, los funcionarios toman muchas precauciones. Ya se sabe que el macrismo denuncia todo y, si llega a volver a la Casa Rosada, no sólo denuncia sino que pone en marcha detenciones arbitrarias.