Hace varios años, el dibujante Miguel Rep encontró un modo de expresión que lo entusiasma tanto como el mundo gráfico y las artes plásticas: el género entrevista. A Rep lo mueve la curiosidad. Ha desarrollado el oficio de preguntar en su clásico programa radial El holograma y la anchoa (AM 750), y en ciclos televisivos en América 24 y Canal Encuentro. Ahora llegó a la Televisión Pública con un programa denominado Mundo Rep (viernes a las 23), en el que aborda los tópicos que lo acompañaron toda la vida en sus ilustraciones y tiras gráficas, como las que salen cada día en la contratapa de este diario. En un clima distendido, agradable y profundo, Rep invita a su tablero de dibujo a una serie de personalidades públicas para desarrollar los temas que lo apasionan: Historia argentina, Evita, Borges, el peronismo, los Beatles, Quino, las Malvinas, el vino argentino y la radio.

En el elenco de invitados aparecen periodistas, artistas e intelectuales como Mauricio Kartún, María Kodama, Elizabeth Vernaci, María Fiorentino, Eduardo Aliverti, Pedro Saborido, Maitena, Carlos Ulanovsky, Narda Lepes, Claudia Piñeiro, Felipe Pigna y Daniel Divinsky, entre otros. Hasta el momento, el ciclo se ocupó de la Guerra de Malvinas, Quino y la radio. El próximo viernes abordará el peronismo. “En el programa de la TV Pública tocamos temas de índole general y tenemos que hablar para que la gente entienda, sin que eso signifique hacer preguntas de mala calidad. La ganancia ahí para mí es el cuidado que tiene el canal por lo estético, por los climas, hacer un programa distinto y no un programa más. Y con un ritmo televisivo que me gusta, como alguna vez fue El perro verde”, sostiene el humorista gráfico.

-¿Cómo apareció la idea de Mundo Rep en la TV Pública?

-El año pasado publiqué el libro Diego, nacido para molestar (Planeta), en el aniversario de la muerte de Maradona. Y ni bien salió, el director ejecutivo de la TV Pública, Claudio Martínez, me llamó para decirme que quería hacer un programa basado en el libro. Entonces, nos pusimos a trabajar, y en diez días se hicieron el guión y la escenografía. Y esa plantilla del programa Diego, nacido para molestar, que salió al aire con seis entrevistas y mis dibujos en la escenografía, sirvió de base para que luego me convocaran para hacer este ciclo de entrevistas, Mundo Rep. Y lo único que les propuse fue consensuar los temas del programa, porque son los que dibujé en mi vida profesional. Entonces, los nueve temas que aparecen en este primer ciclo los trabajé siempre desde el humor y el dibujo. Solo había que buscar a quiénes entrevistar.

-Los tópicos del programa son muy distintos entre sí. ¿Qué tienen en común más allá de que te interpelaron a lo largo de tu obra?

-Soy bastante saltimbanqui en mis intereses. Algunos tienen que ver con la literatura y otros con personajes que me gusta dibujar, como Cortázar y Borges. Quino, además de ser un maestro, era amigo. En cuanto al tema de Malvinas, fue porque generacionalmente me tocó vivirlo de cerca. Por otro lado, la historia argentina la trabajé en un par de libros, como La grandeza y la chiqueza (2005) y 200 años de peronismo (2010). Los intereses no sé si tienen un hilo conductor, no sé si son temas contemporáneos. El único nexo es el gráfico. Me da mucho placer y me ha gustado mucho trabajar con humor estos temas, o sea, desolemnizarlos. Desolemnizar la historia argentina, a Evita, a Borges o al vino. Entonces, tiene que ver con un tratamiento de dibujante, porque estos temas en general se trabajan desde la seriedad.

-En el ciclo se percibe complicidad y cercanía con los entrevistados. ¿Cómo los eligen?

-Los entrevistados son muy consensuados con el equipo de producción. Ellos proponen y buscan. Y también yo aporto. Trabajamos de manera conjunta. En el programa dedicado a la radio yo conocía a todos menos a la Negra Vernaci. Creo que hay algo que tiene que darse ahí en el estudio, que es la empatía. A mí me gusta mucho su trabajo pero no sabía si a ella le gustaba el mío. Entonces, el primer contacto es muy importante. Tiene que “pasar algo” y me parece que ocurre porque el invitado viene al tablero de un dibujante. No viene a un lugar con un escritorio, o alguien que le hable y le pone distancia. Muchas veces, cuando dibujo vienen a visitarme a mi casa y tomamos mate -sobre todo antes de la pandemia-, en el tablero, y se genera una charla amena, porque no estás en una oficina. Estás en un tablero en el que salen cosas, una situación rara; por eso la gente siempre se entrega de una manera distinta ante un chabón que está ahí dibujando.

-¿Qué encontrás en el formato entrevista? Lo venís desarrollando hace mucho tiempo en tu programa radial El holograma y la anchoa.

-Es un género increíble. En el programa de radio me di cuenta que hago entrevistas no desde el periodismo, sino desde otro tipo de curiosidad. Soy muy curioso y preguntón. Pero no busco un titular sino una charla que indague sobre el misterio de la creación y otras cosas. El tema de la entrevista en mí opera sobre aquello que no puedo contestarlo con un dibujo sino que tiene que contestármelo alguien. Además, antes era muy prejuicioso con respecto a muchas personas y personajes. Y conversando y conversando fui rompiendo los prejuicios con algunas personas. Creo que de cerca todos somos mejores. Contrario a la frase de Caetano Veloso, que dice "de cerca ninguno somos normales". Y sin embargo, cuando me acerco a la gente descubro que es mejor que lo que yo había pensado. Porque uno suele hacer una construcción previa de las personas que tienen una vida pública, pero cuando te acercás y escarbás, te das cuenta de la riqueza que todos tenemos. Ese desnudamiento me gusta mucho. Entonces, la entrevista me abre un universo nuevo. Los humoristas somos personas raras y enjuiciamos mucho. Vengo de medios de centroizquierda que dividen al mundo en buenos y malos. Pero las entrevistas me permiten sacarme muchos de los vicios del humorista. Me refiero al humorista como caricaturizador de algo que está quieto.

-Entre el género entrevista y el oficio del dibujante hay una relación: la capacidad de observación. ¿Creés que comparten esa cualidad?

-Siento que los dibujantes vemos distinto. Quizás el periodista ve una cosa que yo no veo. En mi caso, veo de una manera distinta: tiene que ver con un laburo cotidiano de observación y de ver las cosas de una manera desolemnizadora. En la radio hago muchas entrevistas desde el ojo, desde las imágenes. Pregunto desde la fotografía, desde el dibujo, las bellas artes, el cine. Otros preguntarán desde el oído o la praxis de la palabra. Pero muchas veces lo mío sale desde y hacia la imagen. En este ciclo televisivo pregunto con mucho guión consensuado con el equipo. No es que repito un guión como un loro sino que consensuamos las preguntas. Pero eso me aleja también de las preguntas del ojo. En este caso, las preguntas son generales y tienen que buscar un gran público. No tienen que ser preguntas finitas sino que la gente entienda de lo que hablamos, sin que eso signifique hacer preguntas de mala calidad. Vamos de la generalidad a la particularidad.