Esta es la historia de una película que nunca existió, un mojón en la carrera de Alfred Hitchcock que nadie ha visto, o que no sabe demasiado sobre el asunto. El caso de Number Thirteen ("Número trece"), tal como la llamó Hitchcock, es tan misterioso como muchas de los thrillers realizados posteriormente por el célebre director inglés. Fue su primer largometraje y sigue siendo fuente de una enorme fascinación para historiadores del cine y fanáticos del ditrector, pero nunca fue completado. Sobreviven algunas fotografías de la producción, incluyendo una que muestra a un juvenil pero ya rotundo Hitchcock dándole instrucciones al elenco y al equipo en una locación al este de Londres, fuera del pub Angel en Rotherhithe; así es como se sabe que realmente hizo la película, o parte de ella, pero casi toda otra traza del proyecto ha desaparecido.
Este año marca el centenario de Number Thirteen y es un momento apropiado para echar un vistazo a las circunstancias en las que Hitchcock concibió, produjo y luego abandonó el proyecto, en 1922. Los historiadores de cine más obstinados continúan intentado seguir las huellas de nueva información, y subsiste la esperanza de que algo del metraje eventualmente salga a la luz.
Un siglo atrás, Alfred Hitchcock era un hombre joven en apuros. Se estaba poniendo inquieto. A los 20 años, el futuro cineasta había estado trabajando duro para la compañía estadounidense Famous Players-Lasky (que más tarde se convertiría en Paramount) en los estudios londinenses ubicados en Poole Street, Islington, donde en el pasado había funcionado una planta eléctrica. "Hitch" estaba ocupado diseñando las placas de títulos, encargándose de la dirección de arte y arreglando todos los problemas que emergieran. Esta pequeña y compacta bola de energía estaba absorbiendo información de un modo misterioso. A esa altura ya había incorporado mucha más educación sobre la realización de películas que la mayoría de sus colegas, incluso algunos que eran mucho mayores que él.
Los jefes del estudio estadounidense tenían tan alta estima por el rechoncho joven maravilla de Leytonstone que cuando el director original abandonó un proyecto llamado Always Tell Your Wife, protagonizado por el celebrado actor y manager Seymour Hicks, Hitchcock fue convocado para llevarlo a término.
Hitch, entonces, estaba ocupado resolviendo los problemas a nombre de otros, pero también albergaba fuertes deseos propios de dirigir. En ese punto, de todos modos, la historia empieza a ponerse turbia. En 1922 no había esquemas para financiar películas debut de bajo presupuesto hechas por directores jóvenes. No podían salir a las calles y filmar en estilo guerrilla con cámaras digitales. La realización de películas era una labor intensa, que consumía todo el tiempo, y muy cara de llevar a cabo. Hitchcock, de todas maneras, no era del tipo de los que escatiman costos o dibuja economías falsas.
La fotografía de producción en las puertas del pub al este de Londres revela que Number Thirteen estaba siendo hecha en una escala significativa. El joven director está a cargo de una pequeña armada de técnicos, e incluso había contratado a un fotógrafo para capturar imágenes del equipo en pleno trabajo.
"Obviamente, Hitchcock se había organizado como una producción en toda la regla, con un fotógrafo a mano", dice Bryony Dixon, curadora de películas mudas en el British Film Institute. "No tenía ningún miedo a ponerse al frente de cosas como esas. Era una persona muy bien organizada, muy determinada."
Desafortunadamente, el joven realizador se estaba embarcando en su película debut en el mismo momento en el que Famous Players-Lasky estaba haciendo recortes. El ingreso de la compañía norteamericana al negocio de películas británico no había salido bien. Pocas de sus películas habían recaudado dinero, y la empresa estaba poniendo las instalaciones del estudio en venta, y despidiendo a la mayoría de su personal. Hitchcock seguía en la plantilla, y parece haber entrevisto una oportunidad para hacer su propia película.
"Había una mujer en el estudio que había trabajado con Charles Chaplin. En esos días cualquiera que hubiera trabajado con Chaplin era alguien respetable: ella había escrito una historia y nosotros conseguimos algo de dinero", le dijo Hitchcock más tarde al director François Truffaut, pero se mantuvo deliberadamente vago y evasivo sobre el proyecto. En realidad, el proyecto se llamaba Mrs. Peabody, y se especula conque Hitchcock lo llamó Number Thirteen simplemente porque era la película número 13 en la que estaba trabajando.
¿Era esta una versión temprana de esos familiares dramas de Hitchcock, llenos de suspenso, con referencias al sexo y a la muerte en calles londinenses llenas de niebla? La respuesta es que no, para nada. De manera incongruente con su historia, era una comedia melodramática que celebraba el trabajo de una asociación de beneficencia relacionada con la vivienda, el Peabody Trust. El protagonista era Ernest Thesiger, el excéntrico actor británico de carácter que más tarde apareció como el científico loco junto al monstruo de Boris Karloff en La novia de Frankenstein (1935), y la veterana actiz Clare Greet. La actriz incluso puso algo de su dinero en la producción, cuando se volvió evidente que Famous Players-Lasky no iba a levantar la cuenta. Hitchcock estaba tan agradecido, o tan avergonzado de no devolverle el dinero, que continuó dándole pequeñas partes en las películas que dirigió en los años que siguieron.
El mismo tío de Hitchcock también invirtió en la película. Y aún así, el dinero se terminó. Bryony Dixon duda seriamente de que Number Thirteen colapsara porque su director aún no estuviera a la altura de la tarea. "El nació competente", dice. "Tenía la clase de mente que podía abarcar toda una historia y luego ponerse a resolver la logística y las cuestiones prácticas detrás de ella."
De cualquier manera, la curadora reconoce que quizá Hitch subestimó "cuánto iba a salir el maldito asunto". En la película, Greet interpreta a una empleada de limpieza que compra un billete de lotería, soñando con la inmensa fortuna que un día podría ganar. La mujer planea usar el dinero para recompensar a sus amigos y castigar a sus enemigos.
El notable historiador del cine británico Charles Barr argumenta que la trama incluye algunos temas clave que se pueden encontrar en la obra posterior del director, sus películas más conocidas, en particular el encarnizado resentimiento de Hitchcock con el sistema de clases británico. Los contemporáneos que lo conocieron luego de su mudanza a Hollywood quedaban a menudo impactados por lo amargado y herido que permaneció sobre el modo en que fue desdeñado en el Reino Unido a causa de sus humildes orígenes.
El había visto y era un admirador de la obra teatral de J. M. Barrie The Admirable Crichton, en la que los roles de clase se daban vuelta y el mayordomo en una isla desierta termina estando a cargo de un grupo de aristócratas náufragos. "El aspecto de clase es un elemento subestimado en Hitchcock", dice Barr. Y señala que el director era "consistentemente satírico y negativo sobre las clases dominantes de Inglaterra", y que resulta muy significativo que su primera película trataba "en cierto nivel sobre el sistema de clases inglés y la inversión de la relación entre amos y sirvientes."
Este falso comienzo hizo que Hitchcock sufriera una desaceleración significativa. En 1923 y 1924 el cine británico atravesaba una de sus regulares crisis y su primera película oficial, The Pleasure Garden, recién se realizaría tres años después. Varias biografías de Hitchcock ni siquiera mencionan a Number Thirteen. Otras la mencionan solo al pasar. De todas maneras, la curiosidad siguió creciendo alrededor de ella, como un potencial eslabón perdido clave en la historia del director.
¿Se encontrará alguna vez Number Thirteen? Otras películas vinculadas al director han aparecido en lugares inesperados. The White Shadow (1923), en la que él fue asistente de dirección, fue descubierta en Nueva Zelanda en 2011 y saludada por los medios del mundo como un "Hitchcock perdido". De manera aún más extraña, Three Live Ghosts (1922), para la cual diseñó los títulos, salió a la superficie en un archivo de Moscú en 2015, en una lata erróneamente etiquetada. Más aún, había sido re-editada por los soviéticos. Ahora, la esperanza es que ese debut de Hitchcock en la dirección se materialice en circunstancias igualmente extravagantes.
Dixon duda de que esto vaya a suceder. "Es muy, muy difícil, y diré por qué. Las cosas aparecen en Nueva Zelanda porque Nueva Zelanda está en el final de la cadena de distribución. Las cosas aparecen en Perú, Argentina y Uruguay por la misma razón. Las películas son distribuidas y recorren toda la línea, de arriba abajo, hasta que llegan a un punto en el que no vale la pena mandarlas de vuelta. Pero con eso, como la película nunca fue distribuida, la única persona que podría haber conservado algo es el mismo Hitchcock. Si él no la conservó, nadie más pudo hacerlo."
Charles Barr, de todas formas, prefiere una nota mucho más optimista. En su investigación descubrió una carta de 1925 de otro joven director, Adrian Brunel, escrita para Michael Balcon, jefe de Gainsborough, la compañía que tomó el control del estudio de Islington y para la cual Hitchcock dirigió algunas de sus primeras películas. En la carta, Brunel habla de "expandir" y re-trabajar la comedia de Hitchcock (y Barr está seguro de que se trata de Number Thirteen). Brunel incluso había "hablado de esto con el mismo Hitch". Esto prueba que el realizador estaba abierto a la idea de revivir el proyecto. Si Brunel había visto el material, eso significa que necesariamente se había mantenido en circulación. "Quizá esta película esté por ahí, si buscan con la debida atención", dice Barr.
La segunda película de Hitchcock,The Mountain Eagle (1926), sigue al tope de la lista de "Más Buscados del BFI", pero casi todo lo demás ha sobrevivido y puede ser visto. "¿No es asombroso que tengamos casi todo lo que hizo Hitchcock?", dice Dixon. "Muy temprano en su vida, se convirtió en alguien cuyo trabajo valía la pena mantener y conservar, porque era semejante prodigio: nacido para ser director de cine."
Entonces, la caza de Number Thirteen está destinada a continuar. Para los ajenos, esta búsqueda de los rollos perdidos de un film mudo abandonado de hace un siglo puede parecer una tarea sin sentido de académicos chiflados. El mismo Hitchcock señaló que la película tenía poco interés. Pero de todos maneras, basta ver la enfervorizada reacción que se le dio a The Hitchcock 9, el programa itinerante que fue a varios lugares, incluso India y China, y que presentó las nueve películas mudas del director que sobrevivieron; allí se comprueba el perdurable atractivo de su trabajo. El nuevo documental de Mark Cousins, My Name is Alfred Hitchcock, volverá a explorar el enigma de cómo el hijo de un almacenero del este de Londres se convirtió en uno de los verdaderos gigantes del cine mundial. Dados sus logros posteriores, no sorprende demasiado que haya tal obsesión por su primerísima película, y con el muy hitchcockiano misterio de cómo fue que se desvaneció en el aire.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.