Desde Los Ángeles
Con ganas de dejar atrás la polémica por la exclusión de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, Estados Unidos intenta ahora que las miradas se enfoquen en los compromisos que puede lograr la Cumbre de las Américas. El encuentro regional continuaba este martes y se preparaba para el inicio de las actividades principales, con la llegada de las delegaciones del continente.
En total, la Casa Blanca contaba 23 jefes de Estado, Joe Biden incluido. También confirmó representantes de todos los países, a excepción de las naciones no invitadas, y no descarta algún tipo de comunicación con Juan Guaidó, a quien considera presidente interino de Venezuela.
En su afán por cambiar el relato en torno a la cumbre, el gobierno de Biden decidió anticipar contenido de lo que planea para los próximos días en Los Ángeles, California. Adelantó que habrá por lo menos cinco documentos que, para la administración Biden, “reflejan un ambicioso consenso hemisférico en todas las cosas, desde el apoyo a la sociedad civil hasta la promoción de conectividad digital”.
Este martes, la cumbre continuó con un foco en la democracia. En ese marco, la vicepresidenta estadounidense, Kamala Karris, anunció tres iniciativas destinadas a Centroamérica y enmarcadas en una de las principales estrategias de inmigración del gobierno.
Harris es la persona dentro de la administración Biden a cargo de lo que la Casa Blanca bautizó como la estrategia de “atender las causas de la migración”. Esto es, además de pedir por televisión a los migrantes que no vengan a Estados Unidos, enfocarse en lo que el país norteamericano considera como las principales problemáticas que llevan a las personas a dejar sus países de origen en Centroamérica: pobreza, corrupción y violencia, entre otros.
La vicepresidenta anunció un compromiso del sector privado de más de 1,9 mil millones de dólares para “crear oportunidades económicas” en el llamado Triángulo Norte de Centroamérica –El Salvador, Honduras y Guatemala. Los presidentes de esos países, Nayib Bukele, Xiomara Castro y Alejandro Giammattei respectivamente, son tres de los principales faltazos a una cumbre que pretende discutir un nuevo marco en materia de inmigración.
En su estrategia, Estados Unidos anunció la creación del Cuerpo de Servicios Centroamericano (CASC, por las siglas en inglés), una iniciativa “pública, privada y filantrópica” de 50 millones de dólares que administrará la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Con este fondo, el país norteamericano quiere darle a las personas jóvenes en El Salvador, Guatemala y Honduras “oportunidades pagas de servicio comunitario, mentorías y un camino para un empleo futuro”, según un documento que distribuyó la Casa Blanca.
Harris también anunció un compromiso del Gobierno de Estados Unidos, empresas del sector privado y distintas organizaciones para trabajar por el empoderamiento económico de las mujeres en Centroamérica.
Inmigración será el centro de una Declaración de Los Ángeles que impulsa la Administración de Biden. Un documento con el que buscará cambiar el discurso en torno a la crisis migratoria en su frontera.
El principal objetivo de la Casa Blanca al proponer esta iniciativa es el de pasar a un marco de “responsabilidad compartida” en esta problemática y dar “apoyo económico” a los países que se han visto más afectados. Un enfoque que considere a la cuestión a nivel regional, en el que hay países de los que las personas emigran, países de tránsito y países receptores.
En coincidencia con la cumbre, Human Rights Watch difundió un informe que muestra las dificultades que pasan migrantes y personas que buscan asilo al entrar a México por su frontera sur. A quienes cruzan “huyendo de la violencia y la persecución se les dificulta obtener protección, enfrentan serios abusos y demoras y son forzados frecuentemente a esperar durante meses en condiciones inhumanas”, denuncia el documento.
“Los pedidos de status de refugiado y las detenciones de migrantes en México han aumentado dramáticamente mientras el presidente Joe biden continúa restringiendo el acceso al asilo en la frontera sur de Estados Unidos y empuja al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador a regular fuertemente el viaje hacia y dentro de México para prevenir que los migrantes no mexicanos lleguen a Estados Unidos”, señala la organización, que pidió a los líderes que se reúnen esta semana en Los Ángeles un compromiso “para terminar con las políticas anti-inmigración abusivas” y a “garantizar que la gente que busca protección sea recibida humanamente en Estados Unidos, México y todos lados”.
Este miércoles, cuando comience el corazón de las actividades del encuentro regional, el día estará enfocado principalmente en temas económicos. Según adelantaron desde el Gobierno estadounidense, Biden planea anunciar una alianza económica como parte de su propuesta para una “recuperación equitativa” de la pandemia.
La alianza se enfocaría en comercio, inversiones, cadenas de suministro, biodiversidad, empleos relacionados con energías limpias. También implicará una “ambiciosa reforma del Banco Interamericano de Desarrollo para encarar mejor los desafíos de desarrollo de la región”, según dejó trascender un alto funcionario del gobierno estadounidense.