A raíz de la reciente normativa del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, que establece la prohibición del uso de la "e", la "x", el "@", y cualquier otra forma de expresión del lenguaje inclusivo en el desarrollo de las actividades de enseñanza y comunicaciones institucionales, profesionales de la lingüística compartieron su opinión en el marco de la creciente polémica que se generó en las redes sociales.
En la Circular 4/2022 firmada por la titular de la cartera de educación porteña, Soledad Acuña, se le ordena a los docentes a seguir las normas gramaticales y los lineamientos oficiales de enseñanza del idioma español dentro de las escuelas en base a los bajos resultados que arrojaron las evaluaciones de la asignatura Lengua durante la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, para el lingüista y lexicográfico Santiago Kalinowski, "mucho más que un obstáculo para el aprendizaje", el creciente uso cotidiano del lenguaje inclusivo en los últimos años "es un gran motivador" para los más chicos en cuestiones relacionadas con la lengua castellana y sus características.
El especialista remarcó durante una entrevista con la señal televisiva IP Noticias que, a diferencia de lo que establece la normativa del gobierno de Horarcio Rodríguez Larreta, en los colegios "no se enseña el inclusivo", sino que su utilización se emplea en situaciones más informales y desestructuradas como parte del lenguaje cotidiano.
"A lo sumo", consideró, "habrá un uso en los pasillos, algún uso en el aula de la docente, pero no hay un esfuerzo de la enseñanza del inclusivo como parte de los contenidos curriculares", aseveró. La norma porteña entró en vigencia en colegios públicos y privados a parir de este viernes.
"Parece más una toma de posición política, ideológica o tal vez electoralista, pero no tiene sentido desde el punto de vista de la adquisición de las competencias que uno va a aprender a la escuela", determinó Kalinowski.
En este sentido, apuntó que todo estudiante que comienza la etapa escolar lo hace "con su gramática entera", es decir, adquiridas por las conversaciones y lecturas del hogar personal desde los primeros años de vida. Y añadió: "La escuela es el lugar a donde uno va a adquirir las competencias para desenvolverse en un ámbito laboral y académico".
"No sé la verdad qué estudio han hecho, pero lo primero que hay decir es que los niños no van a la escuela a aprender gramática. Llegan a la escuela con su gramática completamente adquirida, con un nivel de complejidad que es inverosímil, lo cual llevó a postular teorías sobre que la gramática debe estar codificada genéticamente", aseveró Kalinowski.
Por otra parte, explicó que el problema de querer imponer o prohibir el lenguaje inclusivo en la enseñanza educativa es que los cambios lingüísticos ocurren de manera colectiva y sin que "nadie" tome "una decisión". Por eso lo calificó más bien como una "intervención" del lenguaje.
"El lenguaje inclusivo no es algo que sucede solo, depende de una decisión consciente y calculada para configurar un discurso de una manera muy específica y con el fin de generar algo en el otro. Es una toma de postura", dijo, Y consideró que la medida dispuesta por el Ministerio de Educación de la Ciudad "está reñida con el derecho de libertad de expresión que está en la Constitución".
"La realidad de las lenguas es que no legisla nadie, van evolucionando de acuerdo a una interacción permanente de los hablantes de cada momento, con un sistema muy complejo de factores que es imposible de comprobar. La escuela hará su aporte, por lo tanto, no es lo mismo el modo en el que habla una persona que termina la secundaria y una que no inicia la primaria. Pero la realidad de la configuración dialectal no depende de algo que hace o deja de hacer la escuela", concluyó el especialista.