La clonación animal constituye uno de los campos científicos que más avanza en las últimas décadas. Este proceso utiliza el material genético de un ser vivo para crear una copia idéntica. En esencia, busca copiar algo que la naturaleza ya había creado. En diálogo con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, Daniel Salamone, médico veterinario e investigador del Conicet, especialista en clonación y técnicas de reproducción asistida, lo explica así: “La clonación animal es la creación de un animal gemelo a uno preexistente, es decir, un gemelo diferido en el tiempo. Es hacer una copia idéntica, con las mismas características de un gemelo, pero muchos años después”. A diferencia de la manipulación genética, la clonación no actúa al nivel de las moléculas, sino de las células y sus partes.
Para clonar animales, primero se extrae el ADN de una célula del animal y se introduce en un óvulo vaciado de material genético. El óvulo se incuba artificialmente en el laboratorio hasta que se implanta en el útero o matriz de una hembra sustituta que, tras el tiempo de gestación correspondiente a cada especie, da a luz.
El legado de la oveja
La oveja Dolly fue el primer mamífero concebido por clonación a partir de una célula de un animal adulto. Nació el 5 de julio de 1996 y vivió siempre en el Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), donde fue creada por los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell. Fue sacrificada el 14 de febrero de 2003 debido a una enfermedad pulmonar progresiva. Murió con una edad genética de seis años, la misma que tenía la oveja de la que fue clonada.
Pero la oveja no fue la primera, ni tampoco la última. En el presente, a 26 años de su nacimiento: ¿cuál es el escenario de la clonación? Cuenta Salamone que, en Argentina, “la clonación de caballos de polo es un fenómeno creciente”. Esta técnica, aplicada a la preservación de yeguas de alto valor, permite multiplicar su capacidad para producir embriones, experimentar con distintos padrillos, generar copias de caballos que perdieron su capacidad reproductiva por castración o preservar la genética de caballos ya muertos. Por otro lado, se pueden generar crías desde que inician su edad reproductiva, a los tres años, porque ya se sabe que poseen un potencial genético superlativo. Para dar cuenta de esto, Salamone destaca que “el Abierto de Polo argentino se juega con clones”. Según el especialista, en clonación y reproducción asistida “hay que hacer un gran número de intentos porque hay una parte fundamental que es la ginecología del animal que, si no hay buenos profesionales en esa área, se complica”.
Copia fiel: el clon de las mascotas
Aunque la clonación de mascotas está rodeada de polémica, es una tendencia mundial que va en aumento. Por ejemplo, la clonación de perros entró en escena en 2005, en Corea. Pero hicieron falta 1.095 embriones para conseguir que naciera un solo perro clónico sano, lo que confirma la complejidad de la clonación de perros debido a la biología de su reproducción. Ese perro, un sabueso afgano llamado Snuppy, vivió hasta 2015 y fue clonado a partir de células adultas con la misma técnica usada para Dolly, la de transferencia nuclear.
En ese sentido, el primer paso para clonar a un perro es preservar los genes del animal a través de la preservación genética. Esto se hace obteniendo una muestra de tejido en cualquier veterinaria y enviando la muestra al laboratorio de clonación, donde cultivarán las células y las congelarán hasta que el dueño decida iniciar el proceso de clonación, que suele durar unos 10 meses. En ese momento, según detallan los especialistas, el laboratorio debe fecundar un óvulo e implantarlo quirúrgicamente en “una madre sustituta”.
Estas perras son generalmente tratadas con hormonas para llevar los embarazos a término. Pero, sin contar a la donante original y a la madre sustituta, el proceso de clonación todavía requiere numerosos perros para producir un solo clon. Esto se debe a que muchos embarazos clonados no tienen éxito o mueren poco después del nacimiento, cómo fue el caso del gemelo de Snuppy.
Con todo, la existencia de este milagro de la ciencia lleva a que cada vez más personas, ante la pérdida de su perro o su gato, recurran a empresas de clonación para encargar una réplica del animal, como forma alternativa de sobrellevar el duelo. Y usted ¿clonaría a su mascota?