En Como si fuera esta noche confluyen varias consideraciones. Entre ellas, la de ser una obra que reúne a artistas mujeres de uno y otro lado del Atlántico, con la escena como lugar de encuentro y la violencia de género como temática y resorte reflexivo. La interpretan las españolas Piedad Montero y Estrella Zapatero, con dirección de la argentina Ana Scannapieco, a partir de la dramaturgia de la también española Gracia Morales. Tras su paso por la escena de Buenos Aires y una reciente presentación en Córdoba, Como si fuera esta noche llega hoy a las 20.30 al Túnel 4 del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

“Es tan lindo poder llevar nuestro trabajo a otros lados y recibir este intercambio, ver cómo la obra crece al ir adaptándose a otros escenarios. En el caso de Córdoba, la función fue cercana a la fecha del Ni Una Menos, y eso la hizo especial. Fue una experiencia que nos dejó a todas muy contentas”, resume la directora Ana Scannapieco a Rosario/12. “Fue Piedad Montero quien me hizo conocer la obra, ella me la dio para leer, diciéndome que tenía ganas de hacerla. Y me pareció hermosa, muy fuerte y sensible. Piedad ya tenía en mente a Estrella (Zapatero), a quien conocía. Y recuerdo como si fuese hoy el día cuando la leímos las tres, fue tan intenso que nos tuvimos que quedar en silencio, llorando, fue un momento muy especial. A lo largo de los ensayos se fue conformando un vínculo, y ahora tengo la sensación de ser parte de un grupo familiar, como el que surge toda vez que se hace una obra. La dramaturga Gracia Morales estuvo al tanto de la representación, se puso muy contenta y nos ayudó a acelerar trámites en lo referido a los derechos, que a veces demoran”, continúa.

-La obra toca el vínculo entre dos generaciones, pero a través de la relación madre e hija.

-El vínculo madre-hija nos toca a todos, hombres y mujeres. Ahí hay algo, como una perla que a todos nos interpela, y con un tema que es el de la violencia de género. Pero la obra lo plantea desde otro lado, otra mirada. Siento que es así cómo nos lleva a reflexionar otras cosas, sobre este tema tan importante y fundamental. Hay algo de esa conexión de los padres con los hijos y los hijos con los padres que nos parecía hermoso también, como una esperanza, la de poder cambiar las cosas también a través de ese lazo.

Las actrices españolas en una escena de la obra.

-A propósito, en la foto de prensa se ve a las actrices tendiendo una cama o doblando una sábana juntas, es una imagen muy amorosa.

-Si bien hay un trasfondo muy duro y fuerte, la obra no se queda ahí, regodeándose. No tiene golpes bajos. Planea el tema desde la mirada de una nena y de una madre, pero no las deja sólo en un lugar de víctimas, sino que también presenta otras aristas. Me parece que muestra la reacción general que hay en la sociedad ante estos casos, pero sin juzgar tampoco al público, al que por supuesto interpela en este punto, en el que todos estamos. Pero sin señalar con el dedo. Me resulta muy interesante porque, antes que a sentirnos culpables, nos invita a reflexionar sobre esas pequeñas cosas que uno asiente, sin darse cuenta que quizás está habilitando ciertos mandatos o pensamientos. Eso está magistralmente hecho desde la dramaturgia y es muy interesante, porque no vas a ver una obra sobre un caso de violencia de género sino también sobre muchas más cosas.

-¿Cómo fue el trabajo con las actrices, teniendo en cuenta que la obra y ellas son españolas?

-Fue hermoso descubrir que había un lenguaje común, que tenía que ver con los vínculos, con las imágenes de la infancia de cada una, con las cosas que no queremos que sucedan pero que son imponderables de la vida. Había todo un terreno a compartir, sentía que estábamos nadando en el mismo mar, y todo eso condimentado por el acento de las chicas, de un español puro. Es el acento con el que fue escrita la obra y siento que hay algo de la sonoridad de las palabras que es atractivo de escuchar, con ese cantito español que es tan lindo; y sentir que hablábamos de lo mismo, al referirnos a un montón de cosas humanas, que todas habíamos atravesado y entendíamos.

-¿Cómo sentís la respuesta del público?

-En algunas funciones hubo mucha emoción, la gente se quedaba detenida y no aplaudía enseguida, tal vez por la sensación que genera la obra, porque es fuerte y movilizadora. El público sale conmovido. Para mí, lo más lindo del teatro es cuando uno sale transformado, porque siente que a los actores y las actrices les pasó algo y por eso también le pasó a uno. Así fueron las funciones, con la gente conmovida y agradecida.