“Cara con mango” o “Lupin” -como le decían- era largo, narigón y gangoso. “Mi papá era muy querido en Río Gallegos, era empleado del correo y también administraba un comercio familiar que había heredado, porque mi abuelo tenía un negocio de ramos generales. Al viejo no le faltaba nada: fue fundador de la Unión Cívica Radical del territorio, opositor a las luchas obreras y además usurero. ¡Completo el abuelo!”, dice el actor Néstor Sánchez que interpreta al único protagonista de Néstor. El presidente militante, versión teatral del libro homónimo de Gabriel Pandolfo, con dramaturgia y dirección de Enrique Federman y música original de León Gieco. La obra, que se estrenará este domingo a las 20.30 en Dumont 4040 (Santos Dumont 4040), propone un recorrido por la vida y la trayectoria política del expresidente.
Una figura que torció la historia
Enrique Federman cuenta que se reencontró con Gabriel Pandolfo, un ex compañero de la escuela secundaria, el autor de Néstor. El presidente militante, publicado en 2011. Cuando leyó el libro, percibió que había “un espectáculo unipersonal” y lo fue traduciendo en escenas en las que el personaje habla frente al glaciar Perito Moreno, en un reportaje, anotando en su libreta, frente al espejo, con un casco de minero o cuando asume la presidencia, entre otras. Entonces le envió a Pandolfo una primera versión y el autor del libro aprobó el texto y lo incitó a seguir escribiendo hasta que terminó este monólogo tan vital como político. “Yo detesto lo que denomino teatro Wikipedia, ese teatro que te cuenta todo y no te da posibilidades de imaginar nada. En una biografía hay datos, números, fechas, y el planteo era cómo hacer para que la vida de Néstor no se wikipedizara. A través de la interpretación y los efectos de la música, la iluminación y las imágenes de fondo se logró meter esta data en situaciones amenas”, precisa Federman a Página/12.
-¿Qué encontraste en la figura de Kirchner para llevarlo al teatro?
Enrique Federman: -Varias cosas; una de esas tiene que ver con la toma de decisiones. Cuando uno tiene una problemática de índole personal o laboral, afecta a uno y al entorno. La toma de decisiones ahí se convierte en algo de una enorme dificultad. Entonces me planteé qué pasará cuando tenés que tomar decisiones por millones. No solo el hecho de la toma de decisiones, sino esto que Néstor dice en el libro que cuando uno quiere llegar a un lugar a veces tiene que tomar por senderos que no son los que hubiese tomado y entonces está enfrentado a una situación en la que quizá quiera tomar una decisión, pero tenga que tomar otra para llegar al objetivo. La otra cuestión es el costado de lo torcido; Néstor tenía los ojos torcidos, la nariz torcida y la pronunciación torcida y lo que hizo fue torcido respecto de lo que se esperaba: un tipo que venía del sur, de la mano de (Eduardo) Duhalde y después del “que se vayan todos” y la crisis del 2001. ¿Qué se esperaba de Néstor? No se esperaba que hiciera lo que hizo. Después te gusta más, te gusta menos (lo charlamos), pero lo que hizo no se esperaba. Entonces hizo algo torcido y torció muchas cosas. Ahí se empezaron a imbricar estas cuestiones de las decisiones porque esas decisiones fueron torcidas o torcieron un rumbo.
-¿Qué significa como actor representar a Kirchner?
Néstor Sánchez: -Es un desafío muy grande; con Enrique tengo la posibilidad de hacer lo que hacemos los actores en el escenario, que es nada más y nada menos que jugar a ser otro, a sacar de uno lo de ese otro. En el caso de Néstor, además, el desafío es más grande por tenerlo tan fresco y tan cercano. Hay muchas interpretaciones de Perón, pero no está tan cercano en el tiempo y en el recuerdo, en su gestualidad, en un montón de cosas. Nosotros nos jugamos a hacer una recreación, no una imitación, y es un juego entretenido que permite contar su historia de una manera muy amable, con mucho respeto y con cariño también. Hay planteos que son interesantes de escuchar; a Néstor lo recordamos, volvemos a pasar por el corazón a alguien que tomó tantas decisiones importantes, tantos desvíos de timonel para cambiar un poco la historia argentina. Eso es muy lindo poder decirlo arriba de un escenario. Yo no soy de los que consideran que el teatro es político, pero sí lo es porque hagas lo que hagas (una comedia barata, que a veces tenemos que hacer) es un mensaje político también. Esta obra tiene la función de recordar en un momento como este a una figura que torció la historia.
El fantasma de Perón
-¿Por qué la figura de Néstor resuena de una manera singular en este momento?
E.F.: -Néstor decía lo que está pasando en este preciso momento con el Fondo Monetario Internacional, aunque está hablando del arreglo con el Fondo hace veinte años. ¿Por qué le dieron plata a los que sabían que no iban a pagar? Es lo mismo y es muy impresionante y no creo que sea una premonición de Néstor sino que la cosa vuelve.
N. S.: -Hay algo un poco cíclico de caer siempre en el mismo error.
-En la obra aparece el fantasma del padre de Hamlet, que en este caso es Perón. ¿Cómo se juegan en escena esta dos figuras: Perón y Kirchner?
E.F.: -Había dos posibilidades: que estuviera la voz del actor y una voz grabada de Perón en off. Néstor (Sánchez) hace muy bien la imitación de Perón; entonces cuando está entre sombras, habla como Perón y cuando está iluminado es Kirchner. Es un momento más que de ensoñacion de alcohol. Yo no lo sabía pero Néstor tomaba mucho whisky.
N.S.: -Se establece un juego dialéctico muy divertido y emotivo también. Néstor respeta al “viejo” y hay una reivindicación de alguna de las muchísimas cosas que hizo.
E.F.: -Estamos cruzando el teatro con el espectro de lo paterno del peronismo. Néstor decía: “nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio; somos peronistas”. También hay un costado que me gusta de ese cruce entre Kirchner y Perón y es que Perón ya está grande y le cuenta algo a Kirchner y él le dice: “eso también ya me lo contó”.
-¿Hay confrontación entre Perón y Kirchner en la obra?
N.S.: -No. Néstor nunca fue montonero y esa es otra parte de su inteligencia política: no jugarse ni a derecha ni a izquierda dentro del peronismo y ser más peronista que varios peronistas. Justamente lo que sorprendió de Kirchner es que hizo peronismo. Yo tenía 18 años cuando subió (Héctor) Cámpora y fue una primavera política de una felicidad inolvidable. Ese año, en el 73, conocí a León Gieco, y todo era esplendoroso y nos podíamos llevar el mundo por delante. Eso no lo volví a sentir hasta el 2003, cuando apareció Néstor, un tipo que te interpretaba. Entonces interpretarlo ahora es un desafío y tengo que trabajar en varias partes de la obra para no emocionarme. Hay momentos en que voy a tener que hacer un esfuerzo muy grande para que no me gane la emoción.
Mover es romper
Federman advierte que es “llamativo” todo lo que hizo Kirchner en cuatro años de gobierno. Cuando escribía la dramaturgia, se dio cuenta de la inmensidad de ese hombre que cuando asumió concluyó su memorable discurso con una frase que aún resuena en el corazón de muchas y muchos: “Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero además, quiero un país justo”. Del 22 por ciento de apoyo inicial en esa elección que la “ganó” porque Menem se bajó del ballotage pasó al 75 por ciento de aprobación; canceló la deuda de 9.810 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional; en el Banco Central había 11.000 millones de dólares en reservas y cuando terminó su mandato casi 50.000; los índices de pobreza e indigencia se redujeron; el desempleo bajó de 20.9 a 9.8 por ciento; el trabajo en negro descendió del 50 por ciento al 39.3; la economía creció un promedio de 8.5 anual y el alza del PBI fue de 52 por ciento.
-En la escena inicial de la obra el personaje de Néstor, ante el glaciar Perito Moreno, dice algo que encarna lo que él significó en la política argentina: “Pienso en algo de eso: romper, romper para que surja algo nuevo de abajo que sea una ola que emerge y dé nueva vida”. ¿Qué cosas rompió Kirchner?
N.S.: -Kirchner rompió los moldes y las formas de relacionarse; algunas estructuras no sé si las rompió, pero las puso en movimiento.
E.F.: -En este país mover es romper.
N.S.: -Kirchner mismo decía que lo podían llamar burgués, pragmático, verticalista, hegemónico, “que digan lo que quieran; con el poder no se jode, yo si tengo el poder lo uso”. Cuando sos inconveniente y te plantás en política ante algo, te la hacen pagar. Te juro por mis hijos y nietos que el día que vi que bajaba el cuadro de Videla le dije a mi mujer: “esta la derecha nos la va a cobrar”… Si hubieran podido volver a colgar el cuadro, lo habrían hecho, pero no se animaron a tanto. Cuando al poder lo tocan en serio se siente agredido con alguna política, como pasa ahora con la renta inesperada. Néstor fue un valiente que se le plantó a muchos.
Un estado de bienestar
Sánchez revela que hay una parte de la obra en la que aparecen frases del Che, de Perón, de Marx, de Mao, que están para mostrar cómo se fue formando y nutriendo Kirchner. “Todos los imperialistas son tigres de papel, parecen poderosos pero en realidad no lo son tanto, es el pueblo el que es realmente poderoso”, subraya el personaje de Néstor en una parte de la obra en la que el joven militante político discute. “Es mejor morir de pie que vivir de rodillas; el capitalismo es el genocida más respetado del mundo, por eso estamos así”, polemiza en otro tramo. Por eso aparece de fondo una “marcha peronista deformada”, como la define el director, porque para Federman de todo lo que había dando vueltas en el aire de la década del 70 (marxismo, comunismo, maoísmo), Kirchner termina tomando por el lado del peronismo.
-¿Qué descubrieron haciendo esta obra que no sabían de Kirchner?
N.S.: -Yo no sabía que Kirchner era un enfermo cardíaco que se rebelaba a tomar la medicación y que no se cuidaba nada. Eso lo desconocía por completo.
E.F.: -Yo quiero subrayar algo que descubrí de Kirchner, que es la parte clownesca. Néstor es un clown Augusto; en vez de tener la nariz redonda de payaso tiene otra nariz, tiene otra mirada y los payasos cambian la voz para hablar y miran medio raro. Y esa torpeza del bastón cuando asumió… Néstor se quería hacer el gracioso, no sé si lo era, pero lo intentaba. Kirchner tiene el clown blanco y el clown Augusto en sí mismo. El clown blanco es el inteligente, el serio, el que tiene el poder, el que manda en la pista de circo.
N.S.: -También redescubrí la cantidad de cosas que hizo porque uno se las olvida. Como Kirchner no hubo otro igual.
-¿Por qué se lo recuerda a Kirchner?
E.F.: -Algunos lo recordarán por la renovación en la participación política, otros por una cuestión vinculada al bienestar en el ingreso económico. Una vez alguien me contaba que la dentadura postiza se la hizo en la época de Perón; antes la gente se quedaba sin dientes. Con Kirchner se pudo acceder a un estado de bienestar que antes no había.
-N.S.: Kirchner era muy carismático y por eso se lo recordará. Y también, como fundador del kirchnerismo, aunque él no quisiera.
- Néstor. El presidente militante se presenta domingos y lunes 20.30 en Dumont 4040 (Santos Dumont 4040).
Torcer un camino
Enrique Federman y Néstor Sánchez sonríen cuando escuchan los primeros acordes de la música original que compuso León Gieco para la obra Néstor. El presidente militante. El actor revela que la preferencia musical de Kirchner era los Wawancó. El pie del actor y el pie del director bailan suavecito en el teatro Dumont 4040, como si esa caricia al alma que es la canción titulada “Néstorcido” expandiera por todos los cuerpos la vibración de lo torcido o lo inesperado. “Vine a torcer un camino que estaba perdido en un laberinto”, canta León. Cuando Néstor Sánchez le contó que interpretaría a Kirchner en una versión teatral del libro de Gabriel Pandolfo, entusiasmado Giego se ofreció a componer la música. “Estoy medio complicado con la letra”, le dijo en un momento al actor, que temió que el proyecto de contar la música de Gieco no se concretara. Hasta que León les mandó esta cumbia contagiosa, muy estilo Wawancó, en la que Néstor dice, entre otras cuestiones: “vine a torcer lo aburrido que tiene este mundo de lo establecido”. Sánchez pondera del músico y compositor “esa capacidad de condensar ideas poéticamente muy fuertes”, como cuando León canta: “historia bien conocida, la soga siempre en el cuello, tratamos de sacar el peso de las espaldas de un pueblo”.