Las dificultades que encuentra el Banco Central para sumar dólares a las reservas en los meses en que supuestamente debería hacerlo con intensidad dieron lugar a una nueva andanada de versiones sobre qué podrían hacer Martín Guzmán y Miguel Pesce para administrar la situación, con su correlato de movimientos especulativos en los mercados financiero y cambiario en busca de anticiparse a escenarios que se visualizan cada vez más complejos.
La abrupta caída de esta semana de títulos en pesos indexados por CER, con la suba de los dólares financieros como contracara, agita los reclamos de un fuerte aumento en la tasa de interés de referencia del Banco Central. Guzmán se niega. Le piden un incremento de hasta 4 puntos y por ahora solo está dispuesto a ajustar en el margen. El próximo martes habrá una licitación clave de deuda en pesos por parte del Ministerio de Economía. Allí se verá hasta qué punto el ministro se sostiene en su postura de no realizar movimientos bruscos, no dejarse presionar por el mercado y continuar por el sendero que pacientemente viene transitando desde que comenzó su gestión.
Guzmán lo llama la normalización de la economía, desafío que ya era enorme con la herencia de crisis y endeudamiento que dejó el gobierno de Cambiemos, y que a partir de la pandemia y ahora la guerra en Ucrania adquiere dimensiones históricas. Pese a ello, el ministro descarta acciones de shock, que le reclaman por izquierda y por derecha, para frenar la inflación y controlar las pulseadas devaluatorias. Apuesta a la gradualidad del ordenamiento macroeconómico, al diálogo y a acciones quirúrgicas como el impuesto a la renta inesperada.
La pregunta clave que se hacen en el Frente de Todos es si le alcanzará el tiempo para mostrar resultados que permitan ganar las próximas elecciones. Muchos creen que no y golpean las puertas de Alberto Fernández para que instruya al titular de Hacienda a apurar una agenda que no es la suya.
La salida de Roberto Feletti de la Secretaría de Comercio Interior y el empoderamiento de Guzmán por parte del Presidente indican que por ahora el Gobierno se juega a lo mismo que su jefe de Economía: normalización o muerte. La oposición, en cambio, agita fantasmas y sugiere que al final del camino habrá un reperfilamiento de títulos en pesos, como hizo Hernán Lacunza en el gobierno de Macri.
Reservas y FMI
De acuerdo a la hoja de ruta trazada en el convenio con el FMI, entre abril y junio el Banco Central debería incorporar 2900 millones de dólares a las reservas, de los cuales a esta altura van solo 350 millones. En el tercer trimestre la cuenta debería crecer en 400 millones, mientras que para el último trimestre figuran 1300 millones más, aunque la mayor parte de estas últimas divisas serían aportadas por préstamos pactados con organismos internacionales.
Guzmán sostuvo que el incumplimiento del trimestre en curso se compensará en la segunda mitad del año. Aseguró que las dificultades actuales son consecuencia directa de la guerra en Ucrania, que alteró variables clave como el precio de la energía. El Estado nacional se vio forzado a desembolsar más dólares para el pago de importaciones de gas y combustibles, comprimiendo el margen de divisas que pudo captar la autoridad monetaria.
En mayo, la cuenta energética creció en más de 1000 millones de dólares respecto de lo habitual y en lo que va de junio ya se utilizaron más de 500 millones.
“En el mercado hay exceso de pesimismo porque están mirando la estacionalidad histórica de incorporación de reservas y este es un año distinto a causa de la guerra. En este momento hay mayor demanda de divisas para anticipar importaciones, no solo de energía sino en la mayoría de los rubros, pero en los próximos trimestres eso tenderá a disminuir y el ritmo de ingreso de reservas será superior al que vimos en otros años”, evalúa el economista Sergio Chouza, director de la Consultora Sarandí, dando crédito a la explicación de Guzmán. De todos modos, Chouza coincide con la opinión dominante entre sus colegas de que no será sencillo para el Banco Central cumplir la meta anual en materia de reservas.
Eso mismo es lo que consideran mayoritariamente operadores del mercado financiero y se adelantan con acciones de cobertura. La corrida que se desató a mitad de semana contra títulos en pesos indexados por CER es parte de esa dinámica. El desarme de posiciones en esos instrumentos tuvo como contracara el alza de los dólares financieros (contado con liquidación, MEP y paralelo), proceso al que le queda terreno por recorrer en la medida que las autoridades no logren revertir las expectativas.
La "solución" más a mano para ello es el incremento de tasas del Banco Central y en las emisiones de deuda del Tesoro. Pero Guzmán considera que si se abusa de ese instrumento, si se calibra mal, se quedará sin poder de fuego para más entrado el año y solo retroalimentará especulaciones del mercado. Además, la suba de tasas agiganta la cuenta de deuda en pesos por mayores intereses y la refinanciación en 2023, advierte, será todavía más complicada por el escenario electoral.
¿Y el crecimiento?
La situación ajustada en materia de reservas podría derivar en la imposición de límites a las compras en el exterior. Un eventual freno a las importaciones podría desacelerar la marcha de la economía. Frente a estas especulaciones, en el Palacio de Hacienda aseguran que nada de eso ocurrirá y que las actividades productivas contarán con divisas suficientes para garantizar el crecimiento.
Otra de las especulaciones en danza es que se tome alguna medida para desalentar los viajes por turismo fuera del país. Las autoridades anticipan un salto en la demanda de divisas para las vacaciones de invierno. En el Palacio de Hacienda, otra vez, sostienen que el objetivo es normalizar la economía y no generar ruidos adicionales.
El crecimiento del PIB este año se ubicará arriba del 4 por ciento, sostienen en el gabinete económico. Será el segundo año consecutivo en expansión. De todos modos, reconocen que el segundo semestre tendrá un nivel de actividad algo más bajo que el de la primera mitad del año. Para 2023 también anticipan crecimiento, dando nuevos pasos en el "plan de normalización" al que se juega Guzmán.