Con escasa concurrencia, justo en la semana en que aparecieron las primeras encuestas que lo muestran en caída, el diputado Javier Milei hizo su acto de desembarco en el conurbano bonaerense, más precisamente en Gerli, donde se presentó como candidato presidencial. El estadio del club El Porvenir les quedó grande al autodenominado "libertario" y a sus seguidores. "Cuando hay un derecho alguien lo tiene que pagar", dijo, en línea con declaraciones recientes del juez de la Corte Carlos Rosenkrantz.
En un espacio con capacidad para 14.000 personas, se reunieron apenas unas 1500. Las puertas abrieron a eso de las 18 y, antes del acto principal, hubo un show del cantante El Dipy. Frente al escenario, los militantes más allegados al diputado se mostraban vestidos con camperas de cuero y pantalones negros, imitando el look que habitualmente luce el economista. Recién pasadas las 21 hizo su aparición Milei, abrazado a su hermana, Karina.
El Dipy, un músico tropical en el polo
El recital de El Dipy dio un recital, que concitó entre el público reacciones tan frías como el clima que imperaba en el campo de juego. "Porque somos libres, el que no hace palmas es un gato", bramaba el cantante ante una concurrencia que se movía poco y se mostraba distante ante semejantes declamaciones. Nadie aclaró si la mención al "gato" era una forma de tomar distancia de Mauricio Macri, de quien se mostraba como ferviente partidario y hasta sostuvo no hace tanto una reunión "cumbre" con él.
"Levanten la mano los que se rompen el culo laburando porque son libres. Vengo porque me cae bien Javier (Milei) y vengo a tocar gratis. Gracias por venir, sabemos que hace mucho frío. Tuvimos la mala suerte de que arriba del puente había 17 patrulleros para no dejar pasar los micros. El que no hace palmas es comunista. El que no salta es comunista", gritaba el intérprete desde el escenario.
Milei cambió la economía por la (anti) política
El diputado de La Libertad Avanza se despachó con su habitual libreto antipolítica: “Me metí en el pantano inmundo de la política para que Argentina vuelva a ser potencia. La formula es capitalismo y trabajo duro”, dijo. A diferencia de otras presentaciones, esta vez su discurso fue de solo 20 minutos y no tuvo aspiraciones de transformarse en una clase de anticuada teoría económica sino que se concentró en fomentar el odio de los indignados.
Sus seguidores aullaban “se siente, se siente, Milei presidente” y el economista se defendió de los cuestionamientos que viene recibiendo y se hizo fuerte en la enunciación de un discurso mesiánico: “Nos dicen cualquier tipo de calumnia porque somos nosotros contra todos, los políticos chorros, empresarios prebendarios, periodistas ensobrados y sindicalistas transas. Somos nosotros los que venimos a cambiar la historia”.
A contramano del desprecio con que siempre se refieren a los asistentes a los actos del peronismo, buena parte de los presentes llegaron en micros que quedaron estacionados en los alrededores del estadio. El principal punto de partida fue la estación Retiro, a pocos metros del edificio Kavanagh, donde vive Carlos Maslatón, unos de los "punteros" más conocidos del ultraderechista.
Por las dudas, por las redes aseguraron que cada uno se pagó su pasaje y que no se utilizaron fondos públicos. Una aclaración más que necesaria, después del escándalo desatado por el uso de pasajes de Aerolíneas para actividades partidarias.