"Yo me juego entero en cada canción", dice Fernando Cabrera. Así de Simple, como el título de su último disco, que hoy presentará, a las 20, en Teatro La Comedia (Mitre y Ricardone). Así de complejo, también, como cada una de esas pequeñas joyas que crea. "A mí lo que siempre me interesó y nunca me puse estructuras o limitaciones en eso, es experimentar, componer. Yo compongo una cosa que se llama canción genéricamente y que está compuesta por música, por sonidos y por palabras. Entonces, con esos elementos, trato que hacer, con cada canción, una pequeña obrita, que se sostenga por sí misma, que le deje algo al oyente, que haya estímulos tanto musicales como letrísticos, que la gente -en el mejor de los casos- se la pueda adueñar, y hacerla propia y llevarla consigo en su memoria a todas partes. No hay nada más sencillo que eso, no precisás ningún transporte, ninguna carretilla ni nada. La canción la llevás en el recuerdo", abunda este músico montevideano que en su última producción se tomó el tiempo para ir cuando tenía ganas al estudio de grabación, y tocar todos los instrumentos, además de cantar y hacer los coros. Son diez temas que se escuchan en 27 minutos pero quedan reverberando un buen rato en el corazón. Y que esta noche podrán disfrutarse en vivo, en la voz de Cabrera, acompañado por Diego Cotelo. 

Hace poco, en una entrevista, Cabrera dijo que la canción era un milagro. Y así la vive. "A mí me pasa con muchas canciones que conozco desde mi infancia y que van conmigo para siempre. Me han servido tanto, me han acompañado, he encontrado en ellas muchas veces, alegría, consuelo". Por eso mismo, hace las suyas. "Mi idea es componer esas pequeñas piezas llamadas canción y no ajustarme a los códigos establecidos, a los estándares de la canción comercial, que es lo que está todo el tiempo en el aire, en todas partes, y es la que todos disfrutamos, porque también la música tiene que tener un fin de entretenimiento, de servir para la danza, para el olvido", sigue definiendo. "Yo prefiero hacer algo... No sé cómo decirte... Yo me juego entero en cada canción, pongo mucho de mí, y no sólo en la letra, que en general, es por lo que más se me recuerda, o incluso se me felicita, pero también en la música, en la combinación de las notas, en los arreglos. Todos mis discos anteriores, al revés de este, tienen bandas, participan muchos músicos, tienen arreglos orquestales que los hago yo mismo". 

Simple se adelantó un poco a la época. Cuando Cabrera comenzó a hacerlo, nadie se imaginaba que en marzo de 2020 todo el mundo iba a tener que aislarse en su casa. "Lo empecé bastante antes de que comenzara la pandemia, hice una pausa cuando comenzó, porque los estudios cerraron. Unos meses después, volvieron a abrir, retomé y estuve un período muy largo, como de un año y medio, grabando muy lentamente, tomándome mucho tiempo entre sesión y sesión. A veces, hasta dos meses, sin ningún apuro", recuerda cómo fue el proceso de producción. "Lo grabé yo solo, sin ninguna colaboración de mis compañeros. Iba cuando me quedaba bien el horario, estaba tres horas como mucho, me volvía para mi casa, volvía dos meses después, estuve grabando de esa manera mi disco, fue la primera vez en mi vida que grabé así", cuenta gozoso. "En general, a uno le dicen: tenés que grabar en quince días todo el disco. Son horarios muy largos, acumulación de estrés, algo muy exigente incluso físicamente. Me quise dar esta licencia. En esta ocasión, grabé súper cómodo, feliz, toqué otros instrumentos, también por primera vez en mi vida, aunque no crean que yo toco bien el piano o el bajo, o la percusión, pero hice cosas muy sencillas y grabé los coros y quedó listo". 

Con un tono bastante lúdico, Fernando enumera los instrumentos. En el piano -y con la dificultad adicional de las uñas largas de su mano derecha, uñas de guitarrista- apoyó "algunos acordes, cosas muy sencillas que cualquiera puede tocar con un mínimo de noción". No que lo único. "También toqué un armonio acústico de la India que me prestaron, y en la percusión hice lo mismo, cosas que cualquiera en un asado puede tocar. Toqué una caja del norte argentino, que me prestó un muchacho que toca conmigo, a quien a su vez se la había regalado Rubén Rada, hermoso instrumento con unos graves increíbles. Y un cencerro, después toqué bajo, que me prestó el bajista del Cuarteto de Nos (Santiago Tavella), que tiene un bajo chico adecuado para mis manos pequeñas. Entonces, toqué el bajo con mucha comodidad en cuatro o cinco temas, los coros y varias guitarras, eléctricas y acústicas". Lo cuenta como una travesura, pero también podría verse como una proeza. 

Cabrera tiene más de treinta años de trayectoria, quince discos que también produjo, y una fidelidad irreductible a su deseo: autor de algunas de las canciones más memorables del cancionero latinoamericano contemporáneo, también se multiplican las versiones de temas suyos como El tiempo está después, La Casa de al lado, Te abracé en la noche o Dulzura distante. 

-¿Cómo te llevas con las versiones de tus canciones que hacen otres?

-Me llevo muy bien, en los últimos años ha proliferado esta cuestión de que muchos colegas, muchos aficionados y gente desconocida, tocan mis canciones. A mí me da una alegría muy fuerte, porque durante muchísimos años, nadie nunca hacía una canción mía. Y yo me preguntaba por qué sería, si serían tan malas mis canciones. Y de un tiempo a esta parte, desde hace unos diez años, empezó a suceder de una manera muy numerosa. Ustedes no se imaginan la emoción y la alegría que me da a mí, sin importar para nada cómo es la versión. Nunca me fijo, porque no me importa cómo es la versión. A mí lo que me importa es que una persona elija algo que hice yo para integrar su repertorio.