Un cura de la localidad bonaerense de Maipú desapareció repentinamente y sin dejar rastros. En medio de rumores y de la preocupación de los fieles, este domingo se dio a conocer cuál sería el motivo por el que decidió irse de la ciudad, ubicada 135 kilómetros al norte de Mar del Plata.

Se trata del Ludovis Enrique Navarro León, párroco de nacionalidad venezolana que estaba a cargo de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario. 

Según medio locales, la última vez que se vio al padre fue el martes pasado, cuando todavía cumplía funciones dentro de la comunidad. En tanto, la alerta de su ausencia se dio el miércoles, cuando sus colaboradores informaron que no respondía mensajes ni llamados. 

A partir de su ausencia, los ciudadanos de Maipú comenzaron a sugerir hipótesis y a relacionar actitudes recientes con su presunta partida: mientras algunos mencionaban una deuda económica y problemas para pagarla, otros indicaban que el religioso volvió a su país de origen debido a algunos problemas para adaptarse a la comunidad. Incluso hubo quienes afirmaron que se trataba de un cura "falso" que decidió partir ante la posibilidad de ser descubierto.

Finalmente, durante esta jornada, el Obispo de la Diócesis de Chascomús, Monseñor Carlos Malfa, confirmó la existencia de una importante deuda por parte del Navarro León con una vecina de Maipú, aunque no especificó el monto.

A través de una carta pública, Malfa reconoció que, antes de la huida del sacerdote, actuó de intermediario para alcanzar un acuerdo beneficioso entre las partes.

En ese sentido, Malfa informó que había presentado "una propuesta satisfactoria" que quedó plasmada incluso en un acta, pero "lamentablemente el sacerdote incumplió el acuerdo", y luego no se supo más de él.

"Este es el hecho objetivo: el padre Ludovis, junto con sus familiares, abandonó la parroquia el pasado martes 7 de junio sin anuncio previo. Presuntamente, podría haber vuelto a su diócesis de origen en Venezuela, conforme se venía pensando y que se está tratando de confirmar", relató el obispo.

Y agregó: "Las cuestiones económicas siempre requieren honestidad y transparencia y pueden resolverse justamente, las estafas morales dejan heridas dolorosas que pido al Señor y a nuestra Señora del Rosario quieran sanar". 

Finalmente, el obispo calificó como "sorpresiva y tristísima" a la situación, que ha conmocionado a la comunidad local, donde se temió incluso por la seguridad del párroco tras su desaparición.