La secretaria General de Ademys, Mariana Scayola, le respondió este lunes a la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, luego de que el Gobierno porteño anunciara la semana pasada la prohibición del lenguaje inclusivo en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires.
“La ministra habla de los malos resultados en las pruebas, cosa que es cierta, estamos en una crisis educativa que la pandemia profundizó, pero que es previa. Ya no saben de dónde agarrarse para echarle la culpa a algo que no sean sus propias políticas”, dijo por AM750.
“Es una medida totalitaria. No tiene ningún asidero su fundamentación. Los docentes se pusieron a escribir en las redes. Esta medida va en contra de la ESI, de la Ley de Identidad de Género. Cómo se nombra a esos jóvenes que así se reconocen y lo solicitan”, añadió.
Sacayola advirtió que esta media está generando rechazo en los centros de estudiantes. “Ellos vienen desinvirtiendo en educación. Las escuelas se caen a pedazos. No tienen calefacción. Los salarios docentes están por el piso. Pero la responsabilidad de que los chicos no aprendan como corresponde es del lenguaje inclusivo”, explicó de forma irónica.
Para la representante de los docentes, se trata, ni más ni menos, que de un intento del Gobierno porteño de “tapar el sol con las manos”. Por este motivo, advirtió que no van a poder “revertir” el uso del lenguaje inclusivo y la medida “no va a poder avanzar”.
“Se supone que ahora es pasible de una sanción, del inicio de un sumario, el docente que use el lenguaje inclusivo. Desde ya que lo vamos a rechazar y vamos a defender a los docentes con todas las herramientas que tengamos”, dijo.
Y finalizó: “La medida no tiene pies ni cabeza. No van a poder avanzar ni con las sanciones ni con la dinámica social. No hay manera de que uno se haga el distraído de lo que sucede en la sociedad”.
La amenaza de Soledad Acuña a los docentes por el lenguaje inclusivo
"Si no se cumple, hay un procedimiento de sanciones”, advirtió Acuña, e insistió en que el lenguaje inclusivo "genera un obstáculo en la comprensión y en la fluidez lectora y en la escritura por parte de los estudiantes que están en una situación muy crítica".
Ese argumento, que figura en la resolución emitida el último viernes, no tiene -dicho hasta por el mismo Ministerio de Educación- ninguna evidencia científica que dé cuenta de aquella conclusión.
Luego, ante la consulta acerca de qué pasaría si un maestro se refiere a sus alumnos vía el lenguaje inclusivo, la ministra porteña insistió en penalizar al personal docente.
"Es obvio que como toda norma se tiene que cumplir y si no se cumple, hay un proceso administrativo disciplinario. Del mismo modo que si una docente elige evaluar con emoticones en lugar de números. Yo regulo las formas de evaluar. Si no se cumple, hay un procedimiento de sanciones”, comentó Acuña.