En medio de una gran expectativa, generada por el anticipo, en la víspera, de parte de su declaración, el ex titular del FBI confirmó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo instó a no investigar los vínculos de su ex asesor, Michael Flynn, con Rusia, y que el Kremlin participó en forma activa en los comicios de 2016.
Ante el Comité de Inteligencia del Senado, Comey protagonizó el hecho político más escandaloso desde que comenzó la era Trump, y el que que podría dar inicio, después de un largo proceso, al juicio político contra el magnate por obstrucción de la Justicia. Trump echó a Comey hace dos meses invocando los errores del FBI en la investigación de los e-mails de la campaña de Hillary Clinton, errores que el propio FBI reconoció, pero el trasfondo de la disputa entre ambos funcionarios era otro.
“¿Tiene usted alguna duda de que Rusia ha interferido en las elecciones?", preguntó el titular de la Comisión, el republicano Richard Burr. Comey fue categórico: “No”. Y agregó que Trump le pidió que "dejara ir" a Flyyn, su fugaz consejero de Seguridad Nacional, que duró menos de un mes en funciones, obligado a renunciar por haber mentido sobre sus relaciones con los rusos. El FBI, a su vez, estaba obligado a investigarlo, pero el presidente le insistió a Comey en no seguir esa pista.
“No fui lo suficientemente fuerte en ese momento", fue la respuesta del ex número uno del FBI cuando se le preguntó por qué no había reaccionado ante aquella intimidación. Aseguró sentirse “tan aturdido” que no reaccionó, renunciando o haciendo pública la situación en ese momento.
También remarcó que Trump lo difamó al criticarlo tras el despido, cunado dijo que no estaba en condiciones de conducir el FBI. Calificó los comentarios presidenciales como “pura y llanamente mentiras”. En total hubo, según Comey, nueve encuentros personales con Trump en el Salón Oval. A partir del momento en que el presidente le exigió "lealtad” y que no se enfocase tanto en el tema ruso, Comey comenzó a llevar notas sobre esas charlas, que hoy son la base de su declaración. Lo hizo porque el presidente “podría mentir”.
"Señor, espero que haya cintas", dijo Comey ante los senadores. Es que, apenas fue despedido, Trump escribió en Twitter que "Comey desea que no haya cintas de nuestras conversaciones”, justo cuando comenzaron las filtraciones a la prensa y, según el New York Times, el director del FBI se negaba a dar muestras de “lealtad”. Empero, Comey admitió que fue un amigo quien, por expreso pedido suyo, contactó a los periodistas.
En relación al encuentro donde Trump habría intercedido por Flynn, Comey dijo que le pidió al Fiscal General (mMinistro de Justicia) Jeff Sessions, que nunca más lo dejara a solas con el presidente. Y sobre la injerencia rusa fue categórico: “Ellos volverán. Es una cuestión americana, no republicana o demócrata”. Finalmente, ponderó al fiscal especial Robert Mueller, que lleva las riendas del caso: “Es una de las mejores personas que este país ha producido para el Servicio Público. Lo va a hacer bien".
Desde la Casa Blanca respondieron en forma escueta, a través de una frase desconcertante: "La Casa Blanca no está segura de que Tump esté viendo el testimonio de Comey". Poco después, su vocero afirmó que “el presidente Trump no es un mentiroso” y anunció una próxima declaración de Marc Kasowitz, el abogado personal del magnate.