En estos días, The Viper Room es una sombra de lo que fue. En los sesenta, los infames trres kilómetros de Sunset Boulevard eran el corazón de la emergente contracultura de Los Angeles, un lugar en el que actores mundialmente famosos como Jack Nicholson y Peter Fonda se unían a jóvenes hippies en las protestas contra el toque de queda a las 22. En los '80, bandas como Guns N'Roses, Van Halen y Mötley Crüe se quedaban hasta bien entrada la madrugada a medida que, embebida whisky, el área se convertía en el hogar del hair metal.
Actualmente la contracultura se fue hace rato, y las máquinas de construcción van y vienen. En febrero, el icónico lugar de Tower Records, que entró en bancarrota en 2006, fue dmolido para dar paso a un nuevo local de la marca de ropa para skaters Supreme. El mes pasado se anunció que The Viper Room, el antro del rock'n'roll alguna vez propiedad de Johnny Depp, será demolido y reemplazado por una mole de vidrio de 12 pisos. "¡Justo lo que el Strip necesitaba", bromea Steve Cohn, quien trabajó con Depp como asesor de construcción y era habitué del Viper Room en los '90. "Ya hay mucha mierda como esa. Es muy triste."
Cuando abrió, el 14 de agosto de 1993, The Viper Room era el lugar más caliente de la ciudad. A pesar de su aspecto de cueva y una mínima capacidad de 250 personas, el cartel estelar de esa noche presentó a Tom Petty & The Heartbreakers, Evan Dando de The Lemonheads y el líder de Pogues, Shane MacGowan. Entre el público había un "quién es quién" de Hollywood, con Quentin Tarantino, Jim Jarmusch y Tim Burton codo a codo con estrellas como Dennis Hopper, Christina Applegate y Patricia Arquette. El edificio había sido reconvertido de una tienda de alimentos a local de música en 1947 por el mafioso Mickey Cohen, un hecho apuntado con orgullo por Depp. "Amo la idea de los clubes de los '20, '30 y '30", le dijo al diario LA Times en esa noche de apertura. "¿Algo como elegantes vestidos largos, tragos de ginebra y bromas ingeniosas?", preguntó uno de los asistentes. "Nada de ingenio, no quiero eso aquí", respondió Depp. Lo que esperaba crear, dijo, era un club en el que las celebridades "no sintieran que estaban en una vidriera".
Cumplió su deseo, y el deliberadamente oscuro y sucio Viper Room pronto se convirtió en el lugar obligado para luminarias de la música y el cine. De todos modos, no pasó demasiado tiempo antes que golpeara la tragedia. El 30 de octubre de 1993, menos de tres meses después de la apertura, la ascendente estrella River Phoenix llegó al club con sus hermanos Leaf (ahora conocido como Joaquin) y Rain para tocar con la banda P, que incluía a los amigos de Phoenix Flea y John Frusciante, de Red Hot Chili Peppers. Durante el show Phioenix le dijo a un amigo que temía tener una sobredosis, habiendo tomado una combinación de heroína y cocaína conocida como "speedball". Momentos después, el actor convulsionaba afuera en el pavimento. En la ola del incidente, el club fue cerrado durante una semana y, por respeto a Phoenix, cerró en cada aniversario de su muerte, hasta que Depp vendió su parte en 2004. "Durante años, en cada Halloween la vereda estuvo llena de velas y flores", recuerda Cohn. "Probablemente ahora también, pero en esos días no podías ni caminar por la vereda de lo atestada que estaba."
La muerte de Phoenix no hirió demasiado la reputación del club. Se estaba haciendo demasiado conocido. En la fiesta de cumpleaños número 21 de la modelo Kate Moss, el actor Jason Donovan tuvo que ser atendido luego de sufrir su propio incidente inducido por la cocaína. En el momento, Depp y Michael Hutchence, cantante de INXS, estaban en el escenario tocando "Gloria", de Van Morrison. "Estaban en la mitad de la canción, haciendo el estribillo, cuando me di cuenta de que me estaba yendo", escribió Donovan en 2007 en sus memorias Between the Lines. "Tenía el corazón desbocado, la visión borrosa y me sentía desorientado. Traté de estabilizarme pero me fallaron las piernas y caí al suelo." Tras ser dado de alta en el hospital, Donovan se disculpó con Depp y Moss por arruinar la fiesta. "Estamos felices de que estés bien", recuerda Donovan que le dijo Depp. "Ahora seguí mi consejo, andá a tu cuarto, dormí un poco y, por el amor de Dios, en el futuro tomate las cosas con calma."
La presencia de Depp atrajo a algunas de las mayores bandas del mundo. "No era un lugar muy atractivo pero tenía el mejor sistema de sonido de todo el Strip y, gracias a que Johnny era el propietario, atraía a la mejor gente", recuerda Cohn, quien dice que su momento personal favorito fue una zapada no anunciada que involucró a Hutchence, Keith Richards y Billy Gibbons de ZZ Top. A través de los años, Hole, Iggy Pop, Slash, The Strokes, Johnny Cash y Dogstar, la banda de Keanu Reeves, se amontonaron en el pequeño escenario del lugar. "Los mejores grupos que vinieron alguna vez a Los Angeles estuvieron ahí", dice Cohn. "Aun cuando la noche anterior hubieran estado tocando en el Hollywood Bowl."
En diciembre de 1995, Oasis estaba en mitad de la gira de su segundo disco (What’s the Story) Morning Glory? y acababa de presentarse para miles de fans en el cercano Universal Amphitheatre. Depp les dijo de hacer un show improvisado en el Viper Room. "Depp se lo contó a su equipo, y alguien se lo dijo a la radio KROQ, que lo anunció en la tarde de ayer", reportó en ese momento MTV News. "De hecho, fue anunciado para gran sorpresa de la banda. Para decir la verdad, ellos olvidaron que habían prometido ir, pero luego de un par de llamados todo el asunto se ordenó y la banda apareció en el club a tiempo para tocar un set corto pero demoledor, a la medianoche". Los Gallagher tocaron para un público que presentaba una desacostumbrada selección de fans del Britpop. "En un momento había más de mil personas en la cola para entrar al pequeño club", señaló MTV. "Una fila que incluía a miembros de Offspring, Korn y a Scott Weiland, de Stone Temple Pilots."
Ese mismo año, el coreógrafo Robin Antin montó una moderna troupe de burlesque llamada The Pussycat Dolls. Hicieron una residencia todos los jueves en The Viper Room que se mantuvo entre 1995 y 2001. A través de los años, las provocativas bailarinas actuaron con estrellas del mainstream como Christina Aguilera, Gwen Stefani y Scarlett Johansson; se volvieron tan populares que el jefe del sello Interscope, Jimmy Iovine, les sugirió que se convirtieran en un grupo pop. Así llegarían a convertirse en uno de los grupos femeninos más vendedores de todos los tiempos, con 55 millones de discos vendidos. "Las performances que hicieron allí cuando estaban empezando eran escandalosas, asombrosas", recuerda Cohn. "En ese lugar pasó de todo, pasó cualquier cosa."
La popularidad del club -y su encanto con las celebridades- siguió bien entrado el siglo XXI. En 2004, el año en que Depp vendió su parte, el actor Tobey Maguire consultó al copropietario Darin Feinstein para organizar una partida de poker con altas apuestas en el sótano. Feinstein contrató a la ex esquiadora profesional Molly Bloom para conducir los juegos y atrajo a una galería de estrellas que incluían a Leonardo DiCaprio, Ben Affleck y Matt Damon. La historia fue incluso adaptada a una película, El juego de Molly, dirigida por Aaron Sorkin en 2017.
En teoría, al menos, The Viper Room emergerá de los escombros. Silver Creek Development, que compró la propiedad cuatro años atrás, asegura que su nuevo edificio incluirá un remozado y moderno local junto al inevitable hotel, restaurant y condominios. Los diseños muestran un proyecto vidriado y prometen "memorabilia del Viper original".
Para muchos en Los Angeles, de todos modos, algo importante se perderá cuando el edificio histórico sea demolido en 2023. Una de las quejas habituales es que la ciudad no tene sentido histórico, pero es imposible cultivar uno cuando lugares tan queridos son tirados abajos para dar espacio a otro edificio anodino. Adrian Scott Fine, de la entidad Los Angeles Conservacy, dice que los planificadores a menudo pasan por alto el significado histórico de esos lugares. "Ni siquiera hablan de ellos, ni los piensan como históricos", le dijo al sitio LAist. "Tenemos de cambiar eso, porque vamos a perder un montón de sitios antes de siquiera empezar a entender cómo hacerlos encajar en un contexto más grande."
Los nuevos desarrolladores prometen que su edificio ofrecerá "un incomparabble nivel de lujo". Mientras tanto, las libertinas escenas que una vez hicieron famoso al Viper Room parecen condenadas a otro tiempo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.