De intensa carrera en teatro (La vida es sueño, de Calderón de la Barca, Tres hermanas, de Chejov) y televisión (Ciega a citas, Lalola, Guapas), tan dotada para la comedia como el drama, Muriel Santa Ana vuelve a demostrar que no hay cuerda que no sepa tocar con Bichas, escrita y dirigida por Federico Buso. Una pieza atípica en la cartelera local, que trascurre en San Juan, con una mirada autoral fresca y afectuosa que no desdeña el humor. Sobre dos hermanxs, dicho sea de paso, en conflicto: él, escalador y coleccionista de serpientes; ella, madre soltera que da cursos de baile. Ella, vale aclarar, es Cintia, entrañable personaje interpretado por una Santa Ana hipnótica, que hace un admirable trabajo en compañía deDiego López Domínguez, Julián Calviño y Maida Andrenacci.
En Bichas interpretás a Cintia, una querible sanjuanina que intenta recomponer el vínculo con Paco, su hermano, un muchacho huraño con el que no habla hace ya un año...
– Cintia es un personaje adorable. Y tiene una enorme vitalidad que contrasta con un hermano con muchas dificultades. Haciendo psicología traída de los pelos, anda un poco deprimido Paco… Pero en la obra no se habla en esos términos, es una traducción que yo hago, traicionando quizás algo de lo genuino de ese personaje, que tiene su mirada, su forma de estar en este mundo.
Un modo bastante peculiar: además de su afición por escalar montañas desnudo, Paco cría bichas, serpientes, con un afecto que no logra aplicar a sus relaciones humanas.
–Sí, pero va mutando de fijación. Fijate que Cintia lo dice en un momento: antes juntaba piedras, ahora estos bichos de porquería… Mientras, ella tiene sus creencias, defensas de su imaginario para no conectar mucho con la realidad; por caso, sus sueños premonitorios, que se mencionan lateralmente y parecieran traerle una información con la que se puede consolar de su angustia existencial. Y persevera en sus ritos y costumbres, como ir constantemente al cementerio porque cree que si visita a los muertos, evita que se vaya alguien más. Siente una orfandad enorme, y hay algo de una pulsión afectiva, amorosa, que tiene con su hermano, que quiere que se le arme y no se le arma. Por más que haga el intento, que trate de encontrarle la vuelta, no tiene los recursos para que ese vínculo funcione. No es culpa de nadie, simplemente no se logran acompañar…
Hay una mirada muy afectuosa hacia los personajes, que no desdeña el humor…
–El humor es la base de Bichas, pero la gracia está en la situación; ninguno se hace el payaso. Está en esa mirada piadosa que observa estas vidas desde un ojo nada solemne, nada afectado. El tratamiento de Fede (Buso, director y dramaturgo) es sumamente original; a mí eso me gustó, me interesó mucho.
Tu trabajo corporal en escena es excepcional; te movés como una joven Sofía Loren…
–Ay, ¡me levantás el ánimo! Lo que estuvo planteado desde el comienzo, marcado desde la dirección, fue la gran vitalidad y la gran sensualidad de mi personaje, que no perdiera nunca la conexión con su cuerpo. El erotismo está constantemente presente en ella, y para mí eso significa un momento de mucha libertad física, un acto de liberación que me permite desentenderme de prejuicios. De la mirada condenatoria, estigmatizante del otro, de ese ojo social dominante que te obliga a no defraudar desde el punto de vista de lo estético; entendiendo por defraudar ser como sos, ¿no? Porque si tenés 10 centímetros más de cadera, ¿¡cómo te animás salir a la calle!? Aun dando con el estándar impuesto de belleza, siempre algo te van a encontrar: las canas mal teñidas, las manos mal hechas…
Recientemente terminó de emitirse Quiero vivir a tu lado, comedia de Polka de la que participaste; vas a integrar el elenco de Sandro de América, esperada serie sobre el astro dirigida por Adrián Caetano, como Olga Garaventa, su última mujer. Y desde julio reemplazarás a Florencia Peña en Los Vecinos de arriba, obra de teatro comercial con texto del español Cesc Gay y dirección de Javier Daulte. Experiencias de gran exposición que, sin embargo, no te alejan del teatro independiente…
–Yo intento no demonizar nada, pero no estoy abocada a sostener espacios vinculados a lo masivo. Hay años donde la cosa va para ese lado, y hacia allá voy…Tengo una vida que me agrada, que armo manteniendo una coherencia entre lo que pienso, lo que siento y lo que finalmente hago. Y en este año, que se me configuró de gran exposición, el off no deja de ser un refugio porque me permite explorar situaciones de búsqueda, sin una mirada resultadista, marketinera, consumista. El teatro independiente se mantiene por la búsqueda personal de cada integrante, además de la búsqueda común de la cooperativa, de lo que nos une como grupo. Y nos motoriza las ganas de compartir una experiencia y lograr un hecho artístico, a través de procesos que están muy vivos, principalmente sostenidos por el deseo.
Como si fuera poco, pronto jugarás el juego de los amores claustrofóbicos como Petra von Kant de Las amargas lágrimas de Petra von Kant, joyita del genio alemán Rainer Werner Fassbinder, en el teatro San Martín. ¿Ya tenés Karin, Marlene…?
– Aún no, no hay elenco ni fecha de estreno definidos. Posiblemente sea los primeros meses del 2018. Sí puedo contarte que la directora será Leonor Manso, con quien había hecho una experiencia de puertas adentro muchos años atrás, de lecturas e intercambio de textos sobre la cultura de la diosa, sobre el matriarcado, y desde entonces estoy deseando que me dirija. El año pasado trabajamos juntas en Absorta y desnuda –pieza sobre el universo poético de Leonor García Hernando, suerte de reparación histórica para esta poeta maravillosa tan poco conocida– y le conté que había releído Las amargas lágrimas…, que sentía que ya tenía edad para hacerla, que me resonaba personalmente el material y quería decir esas palabras, ponerle el cuerpo. Y aunque desde hace tiempo Leonor dice que no quiere volver a dirigir, la seduje con mis redes, con mis polvos mágicos (risas) y terminó accediendo. Entonces presenté el proyecto; ahora está haciendo su caminito.
Bichas se presenta los jueves a las 21 en Espacio Callejón. Humahuaca 3759, CABA. Reservas al 4862-1167.