Hace justo 30 años, mientras el activismo LGTB en Estados Unidos se redefinía a partir de la crisis del sida, el colectivo General Idea comenzaba una nueva etapa en una obra que había sido iniciada en 1969 por los canadienses AA Bronson, Felix Partz y Jorge Zontal. En 1987, el cambio del activismo LGTB se manifestaba en el nacimiento de ACT UP, una coalición para luchar contra el sida a través de la acción directa, articulando su ideología a través de la consigna SILENCIO = MUERTE, tipografía mayúscula y blanca sobre un fondo negro base de una gráfica que comenzó a propagarse por lugares públicos como una forma de activismo visual ilustrado con el triángulo rosa con un ángulo hacia arriba, tal como lo usaba el nazismo en los campos de concentración para estigmatizar a homosexuales. Según Catherine Lord, ACT UP “resignificaba el triángulo rosa para una nueva generación, refutando la ecuación HOMOSEXUALIDAD = SIDA = MUERTE y alineando la indiferencia genocida de la política estadounidense en relación al SIDA con la eugenesia que había barrido del mapa no sólo a judíos, sino también a comunistas, gitanos y homosexuales.” En paralelo, ese mismo 1987, surgió la obra AIDS, donde el colectivo General Idea se apropiaba de la tipografía y los colores de Robert Indiana en su obra LOVE de 1964, que se había convertido en insignia de la generación hippie del amor libre. Antes de que dos de los miembros de General Idea, Partz y Zontal, supiesen que vivían con VIH, el colectivo comenzó a usar esa obra gráfica como una suerte de logo viral, como siempre se señala, recuperando la serialidad del pop art bajo el influjo de la viralidad de William Burroughs, adosado otra dimensión en el nuevo contexto de la pandemia.
A diferencia de ACT UP, General Idea no sacaba de la ecuación la palabra SIDA, ni la reemplazaba por otra, sino que la volvía protagonista de una forma de nueva visibilidad viral, redefiniendo las estrategias activistas y artísticas propias y ajenas. General Idea era un movimiento posthippie, que luego de haber transitado la experiencia de vida en comunas, había creado un colectivo a partir de un trío amoroso y sexual, por lo que el enroque de LOVE por AIDS tiene una carga de sentido adicional. Porque General Idea, complementariamente a ACT UP, propuso una de las primeras experiencias donde las políticas en relación al SIDA se sustentaban en las formas de sostener comunidades de libertad sexual y erótica, nunca recluirse en el ámbito de la pareja monogámica, ni de las convenciones familiares heterosexistas, y mucho menos en la seriedad, evitando “el momento en que el pánico moral del sida pone camisas de fuerza en torno a las contorsiones libidinosas, recolocando las pasiones en las vías de la ley”, como escribía Néstor Perlongher por aquellos años. Y, como lo demuestra su genial serie Mondo Cane Kama Sutra, los miembros de General Idea tenían virtudes como contorsionistas artísticas y de las libidinosas también, así que globalizaron sus obras sobre el sida, migrando el logo de portátil a totémico, de estampa en remera a empapelado, de estampilla a monumento, de objeto de consumo a obra única, cruzando las barreras entre diseño y arte. Y así con las otras obras virales que hicieron hasta 1994 cuando el grupo se disolvió por la muerte de Partz y Zontal.
Mirada interna
“Dejen de mirarnos, empiecen a escucharnos”, decían los panfletos de ACT UP que se repartían en el Museo de Arte Moderno de New York en el contexto de una muestra de fotografía “Fotos de personas” de 1988 donde Nicholas Nixos tenía una sección dedicada a “Fotos de sida”, retratos de gays sintomáticos en el camino hacia la muerte. El conflicto de representación del sida desde una mirada externa, convirtiendo la enfermedad incluso por sobre el enfermo (en el reemplazo de la palabra “personas” por “sida”), se multiplicaba como forma hegemónica de representación y estigma social. En eso de cruzar barreras y de estéticas de reapropiación, General Idea en 1991 realizó su obra que cruza su idea comunitaria del sida a Latinoamérica con la muestra Maracaibo a partir de una serie de fotografías mayormente eróticas de un empresario venezolano muerto como consecuencia del sida, donde hombres desnudos posaban en una misma habitación. Como epílogo de esa muestra, una serie de 10 obras llamadas El Dorado que se proponían representar los distintos matices de colores de piel de los hombres representados en las fotos homoeróticas, creando cuadros donde siempre había en cada uno variación cromática como orgía epidérmica múltiple, conviviendo en amalgama los tonos en gamas dinámicas de puntos donde una piel es todas las pieles. En épocas donde uno de los máximos estigmas del sida eran las marcas del sarcoma de kaposi sobre el cuerpo, General Idea crea una serie que sigue el recorrido erótica múltiple sobre la piel erotizada por la mirada de una persona que murió de sida.
La interioridad inmersiva, envolvente con el virus en la obra de General Idea tal vez tenga su experiencia más extrema en la instalación Fin de siécle (1990), que en un desierto de telgopor casi cegador el horizonte se corta por tres focas bebés tan blancas como todo el entorno que retozan entre una isla de hielo. Desarrollada en la época en que Partz y Zontal fueron diagnosticados como portadores de HIV, la instalación bien se podría leer como la alegoría espermática más tierna y positiva de una de las formas de transmisión del virus.
Cuando murió Felix Partz, AA Bronson fotografió su cadáver y luego convirtió ese retrato en una de sus obras en solitario tras la disolución del grupo. Entre sábanas de distintas tramas multicromáticas, con mucho del color y de las formas de las festividades mexicanas del Día de los Muertos, el retrato del cuerpo de Partz parece ser la coda de esa sensibilidad con que General Idea engendró imágenes que desafiaron los límites de las representaciones mediáticas y médicas del sida, para interpelar desencuadrando y acercando una voz que todavía es acallada. Además de ese lugar de seducción estética del encuadre, los ojos abiertos de Partz hacen del rigor mortis una estampa incómoda, porque la vista del retrato se clava directo en quienes se asoman al retrato, que deben enfrentar esa mirada interna al sida que este colectivo pudo dinamizar para desafiar todo estigma hasta las últimas consecuencias.
Seminario Efectos virales
El miércoles 14 a las 15.30, la conferencia de apertura estará a cargo de Gabriel Giorgi y a las 17 tendrá lugar una entrevista pública a Marta Dillon. El jueves 15, Francisco Lemus, María Laura Gutiérrez, Fernanda Carvajal y Guillermina Bevacqua participarán del panel “Imágenes seropositivas. Prácticas artísticas en torno a la pandemia”, y a las 17 Diego Trerotola entrevistará a Pablo Pérez. Cronograma completo en malba.org.ar